miércoles, noviembre 24, 2004

¿Padre?

BelialEl amanecer trajo muchas cosas, no sólo el canto de los pájaros, también el llanto de un niño y el despertar de un demonio con mal humor.

- Para de llorar, que molesto. - Se quejaba.

Un olor bastante asqueroso llego a su nariz, y cuando supo de donde provenía hizo un nudo en la manta para que no se saliera el bebe y cogiéndolo de ella para mantenerlo a cierta distancia lo llevo al rió, donde lo sumergió varias veces, consiguiendo que llorase más y poco resultado en limpiarlo.
Un golpe en su cabeza le pillo desprevenido, se giro bruscamente preparado para atacar una llamara en su mano, que se extinguió cuando vio a una mujer mayor, con pinta de loca, que le dijo:

- El niño tiene hambre y no se limpian así, inútil.

La miraba planteándose si merecía la pena matarla ahí mismo, pero antes quería descubrir porque no la había sentido.

- No me mires con cara de loco y sígueme, le daré de comer en mi casa.

La siguió en silencio sujetando al niño a cierta distancia de él, por que aun estaba mojado y seguía llorando, pero al menos ya no olía mal.
Le sorprendió ver que casi a las afueras del bosque había una pequeña cabaña con un huerto, no la había visto antes.

- ¿Qué haces tu con un bebe? Hay que estar desesperado para darle a alguien que apesta a muerte un recién nacido. - Preguntaba la mujer llenando de atenciones al bebe, que no tardo en estar cambiado y comido, disfrutando de ser acunado en los brazos de la mujer, pero cuando se acerco al demonio sus bracitos se estiraron hacía él, pidiéndole que le cogiese, fue a hacerlo cuando la mujer lo aparto.
- Démelo.- dijo en tono amenazante ante la reacción de la mujer.
Esta se aparto de él, aferrándose al bebe.
- Deja que me lo quede.

Por un momento parecía que iba a acceder, pero cuando el bebe volvió a extender los brazos hacía él, no pudo evitar acercarse a ella y cogerlo por la fuerza.

- Es mejor que este con alguien que conozca su historia.

El demonio soltó un bufido como respuesta y le dio la espalda para salir de allí. Sin prestar atención ala gema verde que le enseñaba la mujer.

- No sabrás ni atarle los cordones. - Gritaba desesperada.
- Ira descalzo. - Contesto saliendo por la puerta.

Por un momento miró hacia atrás con duda, pensó en dejárselo, pero las manitas del bebe se aferraron a sus cabellos y supo que había sido atrapado por una telaraña muy poderosa, por segunda vez quería a alguien esta vez era distinto, el mismo sentimiento de amor que conocía, pero distinto, algo difícil de explicar.
Sin darse cuenta de que la mujer le atacaba usando el poder de su gema, pero antes de que la magia llegase a tocarle, la del bebe comenzó a brillar, la luz era una mezcla entre morado y azul, un muro de tierra se interpuso entre ellos, las raíces del suelo de los árboles salieron del suelo levantándose y sujetando a la mujer, dándoles tiempo a desaparecer, mientras ella seguía gritando que se lo diese que lo cuidaría y daría nombre.

- Mi pequeño brujo, tendré que llamarte de algún modo, Astarot, Rassius, Satanas, Lucifer, Belial, no ese soy yo, Nitahel, te gusta, bueno mejor no, como podría llamarte...Nitha, Leahtin, Tin... - Decía nombres observando las reacciones del bebe, y sólo había reído con el de suyo y el de su amor... se quedo callado y fue cogiendo las letras que tenían ambos nombres, E, L, I, A.
- Elia. - Lo llamo sin recibir respuesta .
- Eli. - Volvió a probar .
- ¿Lia? ¡Lianel! - Exclamo llamando la atención del bebe que le sonreía divertido.

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