domingo, diciembre 30, 2007

Hasta el año que viene

Ya llevo dos meses como currito, y tengo claro que trabajo para vivir y no al revés, por toro lado mañana sera mi primer día libre guouu *baila* Tengo ganas de poder dormir hasta tarde, de comer y dormirme en el sofá de mi madre sin despertarme a los 5 minutos creyendo que voy tarde al trabajo...
Por otro lado, empezara el año nuevo, cumplire un año más y mirare atrás pensando en todo lo que no fue y estaré triste por ello, pero luego estaré bien, porque muchas cosas aún pueden ser y hubo grandes momentos llenos de glamour, también es mi ultimo mes como currito de locutorio, no sé si me renovaran, no sé si podre hacer lo que quiero...
He ganado una puja en ebay, me he comprado un sari chulisimo, cuando lo tenga Di me hará fotos con él, y yo moriré de frió, porque esas fotos serán mejor en la calle con algún fondo bonito, tengo ganas de tenerlo, en cualquier caso es el momento de poner aquí algo muy importante para mi.
Os deseo un feliz año, lleno de momentos felices, de magia y glamour, y que si lloráis solo sea porque sois tan felices que se os saltan las lágrimas, que todo os vaya mejor, y veáis que ha vuestro lado siempre puede haber alguien mágico queriendo haceros sonreír.

martes, diciembre 18, 2007

Cansada pero con glamour

Hoy es el cumple de FJ, ya le felicite, aún así:

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS FJ!!!


He contestado mal a dos clientas, he perdido un tikect y no he podido cobrarlo, tengo las manos heladas y me siento tan cansada que no se porque es, y a la vez me siento bien, ilusionada y llena de glamour al saber que las personas se acuerdan de mi y me tienen en cuenta, para mi sólo con eso ya me hacen sonreír.

He añadido una lista de deseos y espero poder cumplirlos todos, si no es así pues no importa, porque he aprendido a aceptar que no siempre se tiene lo que quiere, aunque muchas veces lo que quieres es más por otra persona que por ti, y supongo que soy tonta al creer que todos tenemos algo bueno y que no hay autenticas personas malas.

También hice una felicitación navideña para dar por msn, aunque sigo pensando que lo mejor son las de papel, que llegan cuando menos las esperas y te dan un poco de glamour, y hablando de glamour estoy por hacer botes de ello, y regalarlos a esas personitas que muchas veces no tienen.

domingo, diciembre 16, 2007

Lluvia Pooka inexistente

Hoy termino, todo finalizo, La Corte Luminosa, la oscura, no sé si alguna sobrevivo, pues era este finde cuando todas las hadas se reunirían, pero no fue posible, y supongo que simplemente desaparecí, porque el Emisario Narrador de la Corte dijo que e lo que no estaba no exisitia y si yo no he estado, no existo, y si no existo he desaparecido y de mi probablemente no quede ni el recuerdo. Y aunque me han invitado a jugar una nueva partida de Changeling, nada sera lo mismo, yo y ano seré Lluvia Pooka de La Corté Luminosa, no sé que seré, pero sé que ella no, y es un personaje que me gusta, porque nunca antes me viste como uno de ellos y me comporte como ella, ni conocí en persona ni estuve con todos aquellos personajillos que ayudaron a dar vida al personaje, y sin más después de casi dos años en los que no he jugado todo el tiempo por que no siempre es posible, simplemente se ha convertido en nada...

NocheVieja

Aquí estoy, escribiendo un sin sentido nuevo para quien sea que me lea, porque yo sé que mi hermana me lee, igual que yo la leo, porque ella es Di, Di de Diosa, de Diana, de Divina, de Dimitri... es muchas y es una a la vez que ninguna. y no sé si esto se entiende...

Se acerca la Noche vieja, se supone que es un momento mágico, un fin y un principio, un día para pasar en compañia de amigos o familia o tu pareja, pero yo no tengo muy claro que hacer, mis amigos están todos superlejos, mi novio celebra con sus estúpidos amigos, los más estúpidos, porque los tiene por categorías; mi hermana probablemente lo pase con sus amigos aunque no coman jabalí; mi madre cenara con Paco y mi hermana pequeña pues lo mismo se va con esos amigos que dice que no tiene.
Y asi simplemente queda el plan de comer sanwiches viendo pelis en compañia de Tierra, Puck e Ichi y entonces un colega te dice que tiene el mismo plan y otro también, y te planteas ir a pasarlo con ellos, porque al menos vereis pelis con personas que dirán comentarios graciosos cuando toquen y probablemente se rían de los que tu digas, pero claro como las cosas no son siempre así de fáciles, tienen que vivir a tomar por culo, y encima del viaje carisimo yo ni siquiera sé si trabajare esos días. Por qué me molestare en pensar que puedo tener una noche vieja con amigos....

jueves, noviembre 29, 2007

Publicar

He encontrado una pagina en la que puedes hacer tus propios libros, con el ISBN ese que siempre viene en el codigo de barras y que no tengo muy claro que es. La idea me resulta increible, poder tener un libro de verdad, escrito por mi, con las tapas duras y encuadernado decentemente seria fantastico, pero claro viene lo dificil, tener algo que publicar, que mis historias por lo menos la más larga creo que es unas 15 hojas...

En fin, ha vuelto internet a mi curro, con los clientes gritones y los problemas que traen unos ordenadores que a saber hace cuanto que nadie les limpia toda la mierda que deben de tener... pero bueno lo mio es dar el cambio y hacerme la tonta.

Lady me ha traido una manzana ^^. me hace ilusión, el otro día me trajo una mandarina. PAra quien no lo sepa, Lady es una amiga de mi hermana Yahe, y Yahe es una hermana postiza.

miércoles, noviembre 28, 2007

Patrocinador

Me complace anunciaros el proximo trabajo de Abismo Sluagh, bueno se hace llamar Diego Burdio Román actualmente dibujante de comics/ilustrador/diseñador/adiestrador de monos de mar... lo normal.


Si las cosas salen como estan pensadas, y las leyes de Murphy no se dedican a hacer la puñeta, este trabajo saldrá a la luz el 14 de Diciembre y bueno aquí os cito de que ira:

"Un intrépido relato del viaje realizado por el autor durante el pasado año a una de las ciudades más ignotas y cosmopolitas del mundo: Shanghai.

48 páginas llenas de ilustraciones, comics y anécdotas en un contundente blanco y negro sobre un papel ahuesado como dictan los cánones tradicionales, y unas impactantes cubiertas a todo color, por tan solo 5 euros.

Si queréis tener la oportunidad de adquirir un ejemplar firmado y dedicado acérquense, los días 14, 15 y 16 de Diciembre, por el stand de "Sin Nombre/El Caracol de Hojalata" en el Salón del Comic de Zaragoza. "

Eso es todo por ahora, si quereis saber algo más os recomiendo entrar al blog de este trabajo.

Sin red

Cuanto tiempo sin actualizar, pero es que no hay nada que contar, no hay más magia en mi, el glamour que me queda es para poder vivir, y no ser destrozada por la banalidad.

Tengo trabajo, y es un trabajo que no da tiempo a hacer vida, en el que las maquinas registradores te persiguen en sueños para deborarte... Bueno la parte ciber de mi trabajo esta inutilizada debido a que mi jefa se paso a Tele2... y primero vino Manolo que muy amablemente miro e instalo las cosas, cuando él en realidad no tiene ni idea de internet, lo suyo es la instalación telefónica. Le toco el turno a Javier (¿Era ese su nombre?), el técnico de Tele2 que se encarga de poner la linea y ver que todo funcione, pero no tiene que ver con que no vayan los ordenadores del ciber, eso se ocupa el técnico de eso, y entonces vino el señor que taladra torres de ordenadores y a todo me dice que reinicie, se queja de lo que han hecho, y que ya volverá, que es un desastre y haber que se hace... Y por todo eso ahora no hay ciber en mi curro.

La decoración navideña que elijen en mi trabajo me da mal rollo, las siluetas luminosas del hombre de nieve y Papa Noel, parecen estar vigilandome, observandome con sus caras sin rostros, si me hablan, empezare a preocuparme.

Y ha llegado el momento de hacer otra entrada una dedicada solo a los patrocinadores de que me ponga a actualizar, atentos no os lo perdáis.

Magia

Hasta ese día mi mundo había sido un cuento de hadas que yo mismo cree, un castillo formado por sueños, que desapareció como todo lo que he amado.

Crecí sólo con mi madre, un padre no me hizo falta, lo que él pudo enseñarme lo aprendí por mi mismo, pero aprender a querer y ser querido, eso lo enseña una madre, también me enseñó a creer en la magia, en hadas y, en que lo sueños podían hacerse realidad. Por ella aprendí a hacer hermosas ilusiones, para robarle sonrisas más allá de los problemas de una enfermedad que le robaba la vida mientras pensaba en que no podía dejarme solo, pero así fue. Un día se marchó y mí niñez se llevó. Empecé a ser más hombre de lo que había sido cuidándola, debía ser un buen hombre para que estuviese orgullosa de mí, desde los Campos Elíseos.

En mí perduro el creer en todo lo que me dejo, puede que yo fuese un simple plebeyo, pero por mis propios medios en un mago me convertí y el corazón de una princesa robe a cambio del mío propio.

Junto a mi princesa seguí haciendo magia, disfrutaba de las sonrisas de los niños, del asombro de los adultos que volvían a ser niños, soñábamos con tener uno propio, pero por más que lo intentamos, no lo logramos, parecía un imposible y no quisimos saber cual de los dos había sido maldecido, sin importar cual fuera, no nos separaríamos por ello.

Pasó el tiempo, éramos felices aunque a veces nos sorprendíamos el uno al otro añorando algo que no habíamos tenido, nos consolábamos mutuamente.
Sin más, un día llego, como un sueño, pequeña niña inocente, llena de amor por la magia. Cada día venia a ver el espectáculo, nunca llegaba tarde, siempre disfrutaba. Sus padres aceptaron cuando les pedí que me dejasen enseñarle magia y ella aprendía todo con una naturalidad que me hechizaba, era como tener una hija. Todos mis secretos compartí, se convirtió en una más del espectáculo. Mi princesa diseñaba las ropas y a veces nos ayudaba, disfrutábamos esa vida llena de magia y fantasía, vivíamos en nuestro propio cuento de hadas, el teatro era nuestro castillo, todos los días estaban llenos de luz.

Todo termino, como en los cuentos de hadas, un enorme dragón todo nos arrebato, un dragón de metal se llevó por delante la vida de la princesa, aunque estaba a su lado y quise protegerla, nada pude hacer, en mi cuerpo quedo la marca de su garra, en mi corazón el vacio y el dolor, la vi irse, mi magia no sirvió, no era poder lo que tenía, no tenía nada. ¿De qué me sirvió? Si cuando de verdad lo necesite fue inútil.

El castillo siguió brillando bajo la luz de la pequeña hechicera que esperaba para hacer magia conmigo, ya no había magia en mí, ni cuentos de hadas, ni sueños ni nada, destroce todo lo que había en el lugar ante sus ojos asustados, intentó detenerme, hacerme volver a ser el que fui y no sería más, me habló de promesas, de mi dulce princesa que se fue y no volvería, la cogí por los hombros, le hable de verdades crueles que hacen daño y arrebatan sueños.

– Isolda ha muerto. No volverá. – Me miró con sus ojos casi llorosos, no quiso
creerme, pero sabía que no mentiría con algo así.
– Pero… ella me prometió
que me enseñaría a coser, ella siempre cumple sus promesas. – Dijo mirando a la
puerta esperando que entrase.
– Las promesas pueden romperse, sobretodo
porque ella ya no esta Zehel, ha muerto. – Al final fui yo él que lloro.
Me acarició el rostro con sus pequeñas manos, me sonrío mientras lloraba, paso los dedos por la venda que cubría la herida del dragón, y la abrace desconsolado, dejando salir en lágrimas todo el dolor que me hizo destrozar el cuarto.

– La magia no existe. – Sentencie rompiendo el abrazo y sujetándola suavemente
mientras la miraba a los ojos, vi como algo se rompía dentro de ella. – Son sólo
ilusiones, nada es lo que parece. Prométeme que nunca creerás en ella. – Pedí
deseando que no acabase como yo.

Observó lo que quedaba de todo cuanto fue, el cartel destrozado que anunciaba la función con un dibujo de los tres, y después dijo sus palabras con firmeza, como si fuese el más noble de los juramentos.

– Lo prometo.
El funeral estaba lleno de personas rindiendo honores a la princesa, los reyes lloraban juntos. Mientras yo permanecía de pie, observando la tumba, a mi lado la antigua hechicera sostenía mi mano, ninguno de nosotros lloro, aunque nuestra imagen era la del dolor, no quedaban más lágrimas o más bien no quisimos llorar más, a ella no le habría gustado.

El rey leyó los deseos de su hija, explicó que ella habría querido irse con una actuación mía, le mire sin decir nada, lleno de rabia por pedirme en un lugar sagrado una actuación de mentiras, las personas insistieron, no quise hacerlo, pero la mano que sujetaba la mía apretó con fuerza y sus voz de niña me habló como adulta:

– No es por ellos, ni por nosotros, es por Isolda.
No había nada preparado, nada en absoluto, él que ha muerto no puede volver, y al mirar el ataúd recordé los viejos trucos sin tanto efecto, me vi a mi mismo frente a otra tumba, haciendo magia en memoria de otra persona, ese yo había muerto.

– Podemos hacerlo. – Repitió la pequeña apretando mi mano con fuerza.
Cogí su otra mano, juntándolas, desee volver a creer en las hadas, aunque sólo fuese unos segundos, desee poder ser ese niño otra vez, recordar aquella sensación que recorría mi ser al ver las hadas volando, sabia que las manos que sostenía creerían conmigo, que caerían conmigo, y entonces los dos cerramos los ojos. Volvimos mentalmente a unos días atrás, las hadas aparecieron ante la tumba, dejando flores para la princesa, como en el pasado hicieron para mi madre, aquella reina que no necesitaba corona ni trono.

La magia no existe, eso le hice prometer, y ahora que en mi encierro de más de dos años descubro mi error, no puedo correr a enmendarlo, a devolver el poder a mi pequeña hechicera, porque estoy preso de un maleficio. Encerrado en la torre de los reyes, me esconden y tienen oculto, para que nada me pase y nunca les deje. Doy gracias a las pequeñas hadas que a veces me visitan para calmar las pesadillas que las animas perdidas me crean en su dolor, y las causadas por los propios reyes que creen estar protegiéndome del mundo de la locura.


Un Enorme Dragón

viernes, noviembre 16, 2007

¿Qué podia hacer?

Me duele la cabeza, Wilson me tiro del pelo sin querer, de la misma forma que casi me hace caer al suelo... será mejor que lo explique todo desde el principio, que pocas ganas de contarlo.
Poco despues de abrir mi madre y mi hermana pequeña me trajeron la merienda, y vi a Wilson por la ventana jugando con un niño, solo tubo que entrar y sus andares torpes y su olor a cerveza lo dijeron todo, estaba borracho, me compro más cerveza y no quise vendersela, pero lo hice, le vendi una y no más, dialogue con él, le dije que no podía estar así, me dio la razón y un insensato le regalo 3, de las que se ha tomado 1 y media, porque se las he quitado, la otra se convirtio en una fanta que se ha tomado mi hermana pequeña.
Tras intentar que razonase por casi 3 horas, le he llevado al otro locutorio, donde esta mi jefe, y bueno he dejado ahí sus cosas, y pues mi jefe ya no quiere nada con él.
Son las 21:13 de la noche, Wilson ha venido, se ha tomado la ultima cerveza que le quedaba, se la he vuelto a vender, supongo que eso es robar a un borracho..., sigue mamado, me da pena, rabia e impotencia verlo así, sé que no es mi problema, pero él siempre se ha portado bien, no esta violento ni nada parecido, simplemente esta parado bebiendose su cerveza, cómo voy a tener la sangre fria de llamar a la policia o a mi jefe a decirle que se lo lleven si no está haciendo nada. Mi jefe llamó, dijoque aquí no más cerveza para Wilson, realmente siento que le he fallado, pero tampoco sé que podria haber hecho...

jueves, noviembre 15, 2007

Taki

Es para la historia esa de FJ, tenia uqe haberme currado más la historia, pero no hubo ganas.

Juego/Historia: Las katanas gemelas.

Nombre: Taki Jersey.
Apellido: Gouhou.
Apodo: Sombra.
Cumpleaños: 1 de noviembre.
Signo del zodiaco: Escorpio.
Edad: 19 años
Estatura: 1,68 m.
Lugar de nacimiento: Japón.

Cabello: Rubio en melena, normalmente sujeto en una coleta para que no le moleste.
Ojos: Almendrados y marrones.
Piel: Clara.
Rasgos: Finos.
Constitución: Delgada.

Ropa que lleva normalmente: Ajustada y negra o de cualquier color oscuro.
Ropa con que duerme: Interior o desnuda.

Bebida favorita: Agua.
Comida favorita: La tradicional.
Día favorito: El que se cumpla su venganza.
Color favorito: Carmesí.
Hobbies: Entrenar.
Serie TV favorito: No la ve mucho, sólo noticias.
Favoritos: Las armas, el entrenamiento, un trabajo bien hecho.
Cosas que odia: Al yonki, a Kirei Katsura, a los que mataron a sus padres.
Vicios: Entrenar.
Habilidades: La lucha y algunos conocimientos de medicina.
Defectos: No sabe ni freír un huevo frito.
Metas: Vengarse por el asesinato de sus padres.
Fobias: Fallar, morir antes de cumplir su venganza.
Otro: Su madre era extranjera, de hay su color de pelo.

Personalidad: Es una mujer atractiva, que atrae la mirada de los demás siendo conciente de ello, con sus ropas ajustadas y su mirada firme y agresiva hará lo que considere necesario para conseguir lo quiere, sin importar los daños que pueda causar al resto del mundo. Le cuesta mucho ver más allá de sus planes, y darse cuenta de que hay todo un mundo fuera de su venganza.
Frases: El fin justifica los medios. Los fuertes siempre ganan, los débiles son los que lloran.
Motivación: La venganza.

Historia:
Elegiste el camino de la venganza, en cada una de tus manos sujetas un arma, por las vidas que alejaron de tu lado, mientras te observo entrenarte con ahínco, aprendes a jugar como ellos, me pregunto si conoces todo aquello que te llevo a ello, quisiera decirte muchas cosas, pero si me acerco a ti, pondré una vida en peligro, e igual que tu eliges la venganza por los que ya no están, yo elijo proteger a los que todavía siguen con nosotros.
Recuerdos a medias confunden tu mente, tu verdad no es la verdad, no puedes ver con lo que cargas sin saberlo, lo que representa tu existencia, tu apellido, Gouhou, “Tesoro honorable”, es el nombre que reciben todos los miembros de la familia menor de los Katsura, es aquello que les recuerda que sus vidas no les pertenecen, su deber es ser la sombra de la casa principal y si es necesario morir por ella. Pero todo eso no lo sabes, porque tu familia fue el ultimo vestigio que quedo de ello, ni la sombra de lo que fue, apenas un recuerdo y el resto de unas cenizas que se llevo el viento.
Todos nosotros fuimos traicionados por la persona que debíamos proteger, nos hicieron matarnos entre nosotros por la promesa de una vida mejor, pero sólo eran mentiras que nos llevaron a la locura, pocos eran los niños que había entre nosotros, y ellos también fueron sacrificados a una causa que no era la nuestra.
Y tu la ultima ficha, puedo describir claramente como te convertiste en el peón que faltaba para darle la victoria, a un ser sin corazón.
Tu padre juro fidelidad eterna a Kirei, haría cualquier cosa por el, su rey que le permitió unirse a una extranjera y tener a su preciosa hija, un rey malvado que tenia planes para cada uno de sus súbditos, y el de tu padre, era morir como cabeza de turco para forjar una alianza que le daría más poder en el futuro, hizo creer a todos que éramos traicionados por uno de los nuestros, sin permitirnos ver que era el Rey quien nos daba la espalda, y tu lo creíste, creíste que la muerte de tu padre era culpa de otro hombre, con lagrimas por tu rostro, y ante sus ojos y por la sangre perdida y por tus ultimas lagrimas de niña, juraste venganza.

lunes, octubre 08, 2007

Historias Belial

BelialContenido: Siete historias cortas centradas en el personage de Belial, el demonio de fuego encargado de las mazmorras del infierno, en ellas se puede ver su lado mas humano.
Géneros: NPI.
Advertencias: Violencia, shoen-ai.
Completado: Yo diria que sí .
Disclaimer: Nithael es propiedad de Cucha.

Encuentro
Monumento
Bebe
¿Padre?
Aprendizaje
¿Y mi mamá?
Tatuaje

Ademas puedes leer sobre sus hijos en Juego de dioses.
Resumen: Una partida contra la Muerte en la que puedes perder mas que la vida.
Personajes: Lucellos, Isao, Lianel, Beyan, y La Muerte.
Géneros: NPI.
Advertencias: Violencia, Shoen-ai.
Capítulos: 10.
Completado: Sí.
Disclaimer: Nithael es propiedad de Cucha.

1.- Buscando
2.- Yggdrasil
3.- Sueños
4.- Entender
5.- Respuestas
6.- Verdad
7.- Ayuda
8.- Combate
9.- Amor
10.- Regalo

Juego de dioses X

10.- Regalo

Estaba comiendo algo en lo que esperaba que Nithael terminase de trabajar, cuando un hombre vestido de negro se sentó en la misma mesa que él sin permiso, no se molesto ni en mirarle, supo quien era sólo por el olor.

- Márchate o te mato.
- Te recuerdo que no puedes hacer eso, yo soy el fin de todo.

Resopló al escucharle con cierto hastió, y acercándose a él le susurro con voz muy suave al oído.

- Eso sólo quiere decir que puedes sufrir eternamente.

Al escucharle se echo a reír, le gustaba ese demonio.

- ¿Te gustaría jugar a las cartas? – Propuso sacando una baraja de la nada.
- No quiero morirme todavía.
- Ya vendrás. – Sonrió he hizo desaparecer las cartas – Tengo un regalo para ti.
- Adiós. – Dejo de prestarle atención.
- No me voy.
- Por qué me mientes diciendo que me vas a regalar algo. – Fingió un puchero.
- Sí, algo que te gustara más. – Se le acercó como si fuese a decirle una confidencia – Te apetece jugar con el tipo que molesto a tus niños.

Fue escuchar esas palabras y un brillo apareció en los ojos de Belial, un movimiento rápido por su parte y los reflejos de Garic a prueba, cuando el camarero fue a preguntar si quería algo, se sobresalto al ver un tenedor clavado en la mesa, pero no se atrevió a decirles nada.

- Un café solo. – Pidió – El otro tipo. – Añadió para el demonio.
- Lo sé, era un sí. – Sonrío al decirlo, dejando ver los colmillos.

Tatuaje

Entró en los calabozos, su sitió, no le sorprendió ver la capa tirada de mala manera en el suelo la recogió y fue hasta la sala que usaba para descasar, no había luces ni nada que le permitiese ver, pero distinguió una figura sentada en el suelo, de espaldas, se le acercó con cuidado y miró lo que hacía, en un cuenco preparaba una mezcla de color negruzco.

Con un movimiento de su mano se hizo la luz en la sala, quedando alumbrada por velas. Le miró a la cara manchada por tierra, sangre y el rastro casi invisible de las lágrimas derramadas.

- ¿Qué es?- preguntó refiriéndose al cuenco.
- Es hena, te haré otro dibujo, este te durara más tiempo, porque esta mezclada con sangre...- decía con la voz rota.
- No es sólo hena y sangre lo que allí ahí mezclado, tan bien son tus lágrimas.
- No valen nada.- respondió bajando el rostro, para que sus cabellos lo cubrieran impidiendo que se vieran.

Paso una mano por su rostro recorriendo el mismo camino que las lágrimas.

- Para mi mucho, te recuerdo que eres lo único importante que me queda.
- Déjame que te haga el tatuaje ahora, así no pensare en ello.

Asintió al pequeño y se tumbo sobre la cama despojándose de la ropa, sintió como se subía sobre él y comenzaba a recorrer su gran espalda con sus manitas, como dibuja en su piel con sus dedos dejando un rastro de tinta y tan bien como caían lágrimas sobre su piel, la respiración entre cortada.

- Puedes hacerlo otro día si quieres.- le dijo apenado pues sabía que siempre que mataba a alguien aunque fuera por sobrevivir se culpaba por ello.
- No, te lo terminare ahora, será el mejor que te haya hecho. – decía intentando que su voz sonase alegre.

Mechones de pelo se le iban soltando cayendo sobre su rostro y acariciando el cuerpo del diablo, provocándole cosquillas, sumado a la sensación de sentir aquellas manos sobre él, acariciándole con suavidad, como se acercaba para ver mejor dejando que su aliento le tocase, y luchaba por controlarse por no tomarlo a la fuerza, se recordaba a si mismo que amaba a un ángel, que su relación con aquel niño era de padre e hijo, pero era tan tentador, tener a alguien puro alguien que le perdonaba todo, que lo amaba y no tenía problemas en decírselo, que sentía culpa, pena y sufría por los demás.

Al cabo de unas horas el dibujo fue terminado un dragón de grandes alas negras como si fuesen de fuego ocupaba su espalda el rabo del dragón recorría su trasero hasta terminar en una de sus piernas y su pequeño hijo lo miraba de pie, con los ojos rojos por las lágrimas derramadas, sonriéndole dulcemente.

- Lo termine, espero que te guste.

Sin pensar se levantó de la cama, lo abrazo y levantó como si aun fuese un bebe, y lo acuno en sus brazos.

- Deja de hacerte esto, cada vez que matas o vienes herido, derramas lágrimas por lo que has hecho, son ellos o tu, ya te lo enseñe y primero vas tu, no lo olvides, ahora duerme, deja que sea yo el que vele esta noche tu sueño, en compensación por este regalo que me has hecho.- le dijo al oído antes de robarle un beso y sellarle los labios con un dedo, recordándole que debía dormir, dormir y olvidarlo que tanto daño le hacía, le canto una nana, que nada tenía de dulce a pesar del detalle. - Heridas sangrantes, mentiras en mi vida, dolor en mi alma, todo será devuelto, la venganza será justa el hechizo comenzara en la hora bruja, y allí mi fiel amigo, mi hermano, mi hijo, tomarás tu sitio en el lugar que te corresponde.

Aprendizaje

Regresó a su mazmorra, haciéndose mil preguntas sobre cómo se suponía que debía cuidarlo, entró en sus calabozos lo dejó sobre una mesa y se puso a atar bien a un ángel que se estaba soltando.

- Tenia que haberlo dejado con la bruja loca, no se como se cuida un bebe, que comen, y que he de hacer cuando llore...- decía en alto apretando las cadenas.
- Leche... los bebes humanos se alimentan de leche.- contestó el ángel

Belial le miró sorprendido y le dijo:

- Espera aquí.- algo irónico, teniendo en cuenta que estaba atado, le había roto las piernas y las alas.

Volvió con un cuaderno y le avasallo a preguntas.

- Entonces come leche, y cuando se caga, ¿qué hago?

El ángel tan puro e inocente le explicó todo cuanto necesitaba sin importar que luego Belial fuese a seguir torturándole, quizás porque había visto como uno de sus hermanos se lo entregaba y había callado, o por que el bebe tenía derecho a estar bien cuidado.

Liam fue creciendo y aprendió que no debía llorar, porque eso molestaba a su padre, aun así, sus lágrimas se escapaban cuando veía sufrir a los torturados, por lo que Belial creó una habitación para que estuviese él, la insonoro y puso mil comodidades, lo dejaba hay, y se marchaba a seguir con su oficio, cuando no, lo entrenaba para lo que pudiese pasar, criado entre los calabozos y el bosque podía haber sido un gran demonio, pero tenía demasiado buenos sentimientos y la primera vez que mato a alguien, su padre supo que no estaba hecho para ello.

Tendría unos 5 ó 6 añitos, lo había dejado en el bosque recogiendo plantas, cuando un s hombre le ataco, automáticamente las plantas reaccionaron como cuando era un bebe y lo estrangularon ante él, lloro por su muerte, y tuvo pesadillas con ello varias noches, Belial se metía con él en la cama y lo acunaba, le susurraba al oído que no era su culpa era la ley de supervivencia, si no habría sido él.

Bebe

Esa noche un ángel con la señal de los caídos todavía sangrando en su frente se presentó ante él, todo su cuerpo estaba lleno de heridas abiertas, en sus brazos un bebe, que se aferraba a la poca ropa que le quedaba con las manos, el ángel lo miró, sus ojos parecían llorar sangre cuando le tendió el pequeño pidiéndole sin palabras que lo cogiese. Dudo un momento pero lo tomo en sus brazos, no muy seguro de cómo debía cogerlo, y en el mismo instante en que lo hizo el ángel cayó a sus pies, no le hizo falta comprobarlo, sabía que estaba muerto.

Sin prestarle más atención al cuerpo del ángel, observó al bebe, no era un ángel, se notaba, tampoco demonio, pero que él supiese los humanos no tenían en la frente una gema incrustada, ni orejas puntiagudas, pidió consejo a un amigo y sus palabras fueron claras.

- Mátalo.

Se quedó solo en la sala, sabedor de que estaba siendo vigilado, en cuanto saliera, querían ver que lo había eliminado. Miró al bebe durmiendo placidamente, toco la piedra de su frente, inequívocamente estaba incrustada, se decía asimismo que tenía que matarlo.

No paso mucho tiempo hasta que indico al vigilante que pasara, este observo la sala, en el lugar donde antes dormía un bebe, ahora sólo habían cenizas, todo había sido carbonizado, apoyo la mano en el hombro del joven y le dijo:

- Has hecho lo que debías.

Abandonó la habitación con aire aburrido, se apartó los cabellos que le tapaban el rostro y girándose dijo:

- No vuelvas a tocarme.

Hay cosas que no pueden notarse si no las ves de cerca, nadie noto como en volvía al bebe en la manta en que se lo entregaron, y le escondía en la bolsa de su cinto, dando gracias de que fuese tan pequeño y delgado, para quemar el lugar donde lo había dejado con su fuego y avisar de que todo había cesado.

Se encontró de nuevo en la superficie, en el mismo bosque en que una vez curo a su ángel y le espero una día con su noche y nunca apareció, bajo el mismo árbol en que lo beso dejo al bebe, y sacando una daga de su cinto le arranco la gema de la frente sin importar cuanto llorase ni la sangré que brotaba de la herida, le vendo la cabeza y dejó que cogiese la piedra entre sus brazos, para decirle:

- Que vivas ahora es cosa tuya.

Apoyado en el árbol, con el pequeño en sus brazos miraba a los cielos recordando al amor que le arrebataron y jamás pudo arrancar de aquello que los húmanos llamaba corazón, cuantas veces le hubiese gustado poder hacer como con aquella piedra y sacar aquellos sentimientos de él.

domingo, septiembre 23, 2007

Se vende

Quien no ha querido tener su propio elfo domestico, y a ser posible que fuese famoso para poder fardar con los amigos, pues estas de suerte, por el módico precio de 45 € puedes tener a Legolas….

En realidad en la tienda no te dicen nada de eso, pero me hizo gracia y siempre he querido ponerlo en mi blog, lo quitare de mi lista de cosas que hacer antes de morir.

viernes, septiembre 21, 2007

El monstruo de debajo de la cama

En las noches de luna azul cualquier cosa puede suceder, a manos de la magia, una magia que se ocupara de cumplir tus más profundos deseos incluso aquellos que todavía no sabes que quieres.

El monstruo de debajo de la cama

Después de tanto tiempo, volvía a su casa, la casa en la que se había criado hasta los ocho años, recordaba esa época con cariño y pena.

- Que mayor estas ya. – le dijo su madre al verlo parado al lado de la pared en la que iban marcando su crecimiento.
- Han pasado 10 años, es normal.
- Recuerdas cuando le tuviste miedo al monstruo de debajo de la cama. – preguntó su madre haciendo que se pusiese rojo.
- Sí. – fue su única respuesta. – Voy a ver mi cuarto.

El cuarto seguía pareciendo el de un niño, los juguetes de dinosaurios y coches seguían sobre las estanterías, se tumbo en la cama, mirando el techo y dejo a su mente vagar por los recuerdos de su último día en aquella casa.

Eran los últimos días de colegio y habían dedicado una clase a contarse historias, las persianas estaban bajadas, las luces apagadas, el aula permanecía iluminada por velas.

- Mi hermano me contó, que antes de nacer yo, había tenido otro hermanito, pero este siempre se levantaba de la cama por la noche, y no dejaba dormir a los demás, una noche empezó a gritar, mis papas entraron corriendo al cuarto y le vieron aterrado y encogido en uno de los lados de la cama, estaba tan asustado que se hizo pis encima, les contó que un ser horrible había salido de debajo de la cama y había intentando cogerle, mis papas no le creyeron, pero a la noche siguiente volvió a gritar, y cuando entraron al cuarto solo encontraron la cama completamente desecha y las sabanas debajo de la cama, no había ni rastro del que habría sido mi otro hermano mayor, nunca apareció. Mi hermano si le creyó, porque el también lo había visto, incluso intento cogerle, pero el metió todo su cuerpo dentro de la cama, único lugar en el que monstruo no puede atraparte y lo alumbro con una linterna asustándolo y haciéndolo huir, pero nunca olvidara sus dientes puntiagudos y amarillentos, ni su enorme boca como la de un tiburón que habría y cerraba mientras le señalaba con una de sus largas garras.
Por eso aseguraos de estar completamente dentro de la cama.

Terminada la historia todos se miraron un momento asustados, enseguida se rieron y comentaron con el profesor que realmente eso no era posible, pero muchos de ellos, como él, la creyeron, y llevaron consigo el miedo.

Cuando ya estaba en la cama listo para dormir, se encontró encogiéndose asustado, y mirando hacia el suelo, convencido de en que cualquier momento algo saldría de ahí y se lo llevaría para comérselo o algo peor, salto de la cama y encendió la luz lo más deprisa que pudo, asegurándose así que mientras la luz estuviese encendida nada malo le pasaría, pero entonces su madre apareció y se la apago.

- Es hora de dormir. – le recordó.
- No puedo dejarla encendida, es que si la apago vendrá el monstruo. – dijo en su defensa.

Su madre comprensiva volvió a encenderla y se sentó al borde de la cama.

- ¿Qué monstruo? – le preguntó mirándole.
- El que sale de debajo de la cama, me cojera y me comerá. – le aseguró él.

Su madre suspiró, pero levantándose miró bajo la cama, hay no había nada, ni una triste pelusa, ya se encargaba ella de que estuviese limpio.

- Escúchame bien señor monstruo, es hora de dormir y las luces se apagan, así que compórtese y váyase a su casa, que no son horas. – dijo con tono autoritario.

Su hijo la miró dejando muy claro que no se creía que el monstruo la fuese a hacer caso y esta tras taparle, darle un beso de buenas noches apago la luz y se fue a dormir, pero él era incapaz de dormirse, y como su madre no le tomaba en serio decidió solucionar él solo el problema, haciendo el menor ruido posible se coló en la cocina armándose con la cuchara de palo de su madre, que como te dolía cuando te daba con ella, también cogió del armario del pasillo la caja de herramientas linterna de su padre, aún por estrenar.

Se sentó en una esquinita de su cama, con los pies en alto completamente decidido a atrapar al monstruo y así no le tendría miedo nunca más. Mientras esperaba que apareciese preparo un plan, en cuanto saliese de debajo de su cama lo alumbraría con la linterna y le pegaría con la cuchara mientras llamaba a sus padres, y estos le ayudarían a detenerle para siempre e iría a la cárcel de los monstruos, incluso seria un héroe…

Las horas pasaban y lo único que se escuchaba eran los ronquidos de su padre acompañados por los de su madre que le hacían los coros, su imaginación le jugaba malas pasadas y se encontraba alumbrando cualquier rincón al mínimo ruido. Para cuando vio que algo salía de debajo de su cama se encontró pegándole en la cabeza con la caja de herramientas y saliendo corriendo a avisar a sus padres que no le hicieron ningún caso y le mandaron de vuelta a su cuarto si no quería ser castigado.

- Pero mamá, es que el monstruo… - empezó a decir en su defensa.
- Esta bien, dile que puede a quedarse a dormir contigo y ahora déjame dormir. – le respondió su madre con ojos vidriosos.

Encendió la luz de cuarto antes de entrar, sorprendiéndose al ver a un niño tirado en el suelo, pensó que lo mismo había huido del monstruo y salido por su cuarto para ser golpeado por él, se sintió algo culpable, le dio un poco con la cuchara para ver si se movía, suspiró al ver que así era, no lo había matado. Una cosa eran los monstruos y otra distinta los niños.

Comprobó que no le había hecho ninguna herida, salvo un chichón que le iba a doler bastante, antes de darle la vuelta y quedarse embobado mirándole, pensó que debía de ser una niña, porque era muchísimo más bonita que ninguna que hubiese visto, era preciosa, le apartó el pelo del rostro, sin poder dejar de mirarle, cuando abrió los ojos se apartó un poco algo avergonzado y bajo la cabeza mirando el suelo.

- Lo siento.
- ¿Por qué? – preguntó sentándose y llevándose una mano a donde le estaba saliendo el chichón.
- Es que, hoy en el colé, un amigo nos dijo que debajo de la cama había monstruos y al verte salir te pegue en la cabeza, y creí que te había matado. - explicaba a trompicones.
- Sé que soy feo pero no tanto como para que quieras matarme. – bromeó.

Al escucharle decir que era feo, se llevó las manos a la cabeza y cogiéndose del pelo empezó a decir:

- La deje tonta, que desgraciadito soy que la he dejado tonta.

El otro chico se hecho a reír.

- Que no, que no es eso, pero en mi casa mi padre siempre dice que el desgraciado es él, que tiene un hijo mayor muy apuesto, muy guapo que todas las mujeres quieren y luego a mí, que voy a terminar de cura, con lo poco que le gustan a él los curas.
- Vale, el tonto es tu padre, y mucho, le damos con la linterna y lo mismo lo arreglamos.

Ambos niños se echaron a reír por la ocurrencia.

- ¿Por qué creías que era un monstruo?
- Bueno es que el colé un compañero nos ha dicho que hay monstruos debajo de la cama, y que si sacas aunque sea un dedo de la cama serás comida de monstruo. En principio no le he creído, pero por si acaso me he preparado, y claro, te he visto salir, y no te iba a dejar comerme. – explicó más relajado.
- Ahh… - dijo con aire comprensivo – Debe ser por eso, que cuando viajamos por debajo de las camas, nos dicen que debemos tener mucho cuidado.
- ¿Viajar? – preguntó sin acabar de entenderlo.
- Sí. – asintió - Debajo de la cama hay un sistema que te permite llegar a donde quieras, yo me he peleado hoy con mi hermano y he terminado vagando por debajo de las camas, quería llegar a casa de mi abuelo, me he perdido y he llegado a tu cuarto.
- Esto, por casualidad no tendrás una foto de tu hermano.- le preguntó pensando en que si él era feo, ¿cómo seria su hermano?

No entendió porque podría querer ver una foto de su hermano, pero le enseño una en la que salía con su abuelo.

- El que no tiene el pelo blanco.

Cuando miró la foto sintió un escalofrió recorriéndole todo el cuerpo, miró al niño, y de nuevo la foto, tenía que reconocer que era más guapo que una niña y que si no hubiese dicho lo de cura, estaría seguro de que era una chica, por su pelo largo y brillante y esos ojos verde que brillaban como esmeraldas, pero el de la foto, era más bien un troll enorme, con muchos músculos y sin cuello; tirándose al suelo empezó a decir:

- Mis ojos, se queman.

Cuando el otro niño se acercó asustado a ver que le pasaba, le miró con una sonrisa picara y le hizo caer junto a él, abrazándolo le dijo:

-Me has curado.
-Eres un mentiroso, no te paso nada. – respondió molesto.
- Si que me paso, no veas que susto al ver la foto de tu hermano, llega a salir él de debajo de mi cama, y de verdad me creo que hay monstruos, vamos seguro que le vieron a él y por eso lo cree la gente.
- Eres muy bueno.- le dijo apoyándose en su pecho- ¡Alá! que rápido suena tu corazón.
- Sí bueno- se puso como un tomate, no necesitaba que se lo dijese - Sabes yo nunca me había fijado en nadie, bueno quiero decir que en mi clase hay niñas muy monas, pero no me gusta ninguna, y las mayores son unas creídas, las de la tele son todas iguales, mismos peinados, tan pintadas, que ninguna me llama la atención.
- A mi me pasa igual, algunas me recuerdan a muñecas, pero en clase las chicas son tontas y gritonas, por suerte para mi nunca me dicen nada.

El dueño de la habitación se puso serio y apartando con cuidado a su nuevo amigo se sentó mirándole fijamente le dijo:

- Yo me llamo Yue ¿y tú?
- Aoi – sonrió.
- Aoi puedes ponerte de pie por favor. – le pidió.

Algo extrañado le hizo caso, Yue cambio de posición y se arrodillo cogiéndole de la mano, como había visto en más de una película con su madre.

- Sé que nos acabamos de conocer y es un poco pronto, pero Aoi quieres ser mi esposa, si te casas conmigo no voy a dejar que tu padre se meta contigo, y a las niñas gritonas si te dicen algo las tirare del pelo, pero es que me he enamorado de ti desde que te di la vuelta en el suelo.

Aoi le miraba sin creerse lo que oía, realmente, eso no pasaba todos los días, al fin respondió.

- Pero es que no se que dirán mis padres, además aún tenemos que acabar el colé, y qué pasa si no se como volver a tu cuarto.
- Entonces nos podemos casar al terminar el colegio y puedes quedarte en mi cuarto para siempre, podrías venir a mi colé. – aseguró sin soltarle la mano.
- No, tengo que volver, mi madre se preocuparía por mí.

Le soltó la mano y busco algo entre sus cosas, del colé, cuando lo encontró se lo dio.

- Es mi agenda del colé, tiene todos mis datos, y si me dices que sí, te esperare siempre, lo juro.
- Esta bien, me casare contigo cuando terminemos el colé, yo también lo juro.

Yue sonrió feliz y abrazo a su prometido, pasaron toda la noche hablando y jugando, incluso vieron un amanecer juntos, y no entendieron porque le daban tanta importancia en las películas, era bonito, pero lo ves y ya, cuando se despidieron le dio un beso en la frente y le dijo:

- No lo olvides estamos prometidos, así que cuando vayas por ahí ni se te ocurra dejar que te enamore cualquier troll de esos.

Fue al día siguiente cuando se mudo a vivir al pueblo con sus abuelos, por más que le dijo a su madre que estaba prometido e iban a ir a buscarle esta no le hizo caso, de eso hacia 10 años ya, y no le había olvidado, se quedó dormido pensando que lo mismo él si había sido olvidado, y cuando despertó, una luna azul alumbraba su habitación, como aquella noche.

- Yo ya he terminado el colé. – le dijo una voz desde una esquina.

Al mirar hacia ahí, vio a su prometido, ya no podía decir que era guapo, y hermoso se quedaba corto, salto de la cama y se abrazo a él.

Fragíl

Yo no soy sádica… en fin, otra historia de hace 3 años, sí, sigo sin acabar nada, soy demasiado perezosa…
~*Frágil*~

A pesar de su timidez, de que no le gustara llamar la atención, no podía evitar hacerlo, pues hiciera frío o sol siempre llevaba ropas que apenas dejaban ver una parte de su cuerpo, nunca hacía gimnasia y si lograban verle alguna parte de su piel solía tener algún moratón, por eso corrían varios rumores siendo el más creíble que en su casa le maltrataban, pero incluso ese estaba equivocado, ya que nadie jamás le había puesto la mano encima, ni tan siquiera para hacerle una caricia.

Las clases ya habían llegado a su fin, hacía más de media hora que esperaba sentado a que saliera su amiga, siempre iban juntos a casa, aunque ella siempre se hacía de esperar, a él no le importó a fin de cuentas ella era la única que conocía su secreto.

Un hombre muy musculoso y con ropas militares se le acercó.

- Disculpa ¿tienes hora? - le preguntó.
- Sí, son las…- decía mientras apartaba la manga de la sudadera, dejando ver un muñeca fina y delicada, con una piel blanquísima y sobre esta un reloj de “Doraemon” que marcaba las… - cuatro menos cuarto señor.
- Gracias, perdona que te siga molestando pero podrías decirme donde esta “La presa”. - Sí, esta aquí cerca, justo detrás del instituto, aunque si quiere le acompaño.- dijo el chico amablemente.
- Te lo agradecería mucho si lo hicieras. - respondió sin dejar de mirarle.

El joven aceptó, pero le pidió que esperase un momento, en un instante escribió una nota y la escondió detrás de una piedra en el muro.

No tardaron mucho en llegar, estaba a menos de una calle, pero nada más verla el chico se quedó todo intrigado, “La presa” era un coto de caza abandonado desde a saber cuando, nadie iba por allí ni siquiera los chicos, se decía que era un lugar maldito, por eso no le extrañó ver que estaba completamente cerrado con verjas, pero si le extraño que al intentar ver que había más allá de las verjas y de los arbustos que apenas le dejaban, logró distinguir una figura conocida, una chica disfrazada de conejita que no se dio cuenta de que él decía su nombre:

- ¿Maria?
- ¿Qué has dicho? - preguntó el desconocido.
- Nada. Le diría como entrar pero no lo se.- dijo para cambiar de tema.
- No te preocupes.- respondió sin dejar de mirarle. – Ya me has ayudado mucho.

Al joven le ponía nervioso aquel desconocido, le molestaba que no dejase de mirarle, no sabia como explicarlo pero le incomodaba.

Se marchó a casa intrigado sin saber que al día siguiente recibiría respuestas que no querría conocer.

Ya había anochecido cuando salio a comprar, solía ir siempre a esas horas porque eran en las que menos gente había, pero a la salida del supermercado, cuando todavía le daba vueltas a lo sucedido después de las clases se choco contra un chico joven y cayó al suelo, de la impresión se quedó en el sitio, normalmente no le pasaba, siempre tenía mucho cuidado, pues el más mínimo roce era para él la cosa más dolorosa, automáticamente su piel empezaba a enrojecer donde le habían tocado y al poco tiempo aparecía el moratón, pero no sintió nada, nada en absoluto donde aquel chico le había dado, y para demostrarlo tampoco le dolió cuando el chico le levantó del suelo sin previo aviso y le dio sus cosas sin dejar de disculparse y preguntar si estaba bien, se limitó a asentir y se marchó a su casa como un autómata, era la primera vez que le pasaba algo así. ¿Quería decir eso que ya no le iba a doler más cuando le tocasen?, que equivocado estaba nada más entrar en casa lo supo, pues al darle dos besos a su madre y que esta se los de volviera sin pensar, el dolor volvió, intentó ocultar la mueca de sufrimiento para que ella no lo notase, pero no sirvió de nada, se dio cuenta igualmente y se sintió fatal, por no poder tocar a su hijo, porque ella lo necesitaba casi tanto como él.

No podía dormir, por un momento se había creado falsas ilusiones en las que al fin sabía lo que era una caricia, un beso, sin que le hiciera daño, sin que le dejaran marcas que tardarían días en quitársele, su madre entró en el cuarto y le tapo bien antes de decirle:

- Un día encontraras a alguien especial, que podrá tocarte sin hacerte ningún daño.

Le hubiese gustado preguntarle cuando, pero sabía que era una pregunta sin respuesta, por lo que prefirió hacerse el dormido, aunque la realidad fue que tardó mucho en dormirse y cuando al fin lo hizo estaba abrazado así mismo con lágrimas en los ojos.

- Pronto Ai, muy pronto… - dijo en un susurro su madre cuando volvió a entrar a comprobar que no se había destapado.

Si hubiese sabido lo que le esperaba aquel día en el instituto se habría pensado lo de ir. Nada más llegar su profesora le dijo:

- El director quiere que vayas a su despacho, ahora.

Miro a su profesora esperando alguna explicación, pero ella le empujó hacía el despacho del director, al contrario de lo que pensaba le trató muy bien, fue muy amable en todo momento, le invitó a tomar algo y le habló de que no tenían ninguna queja de él.

- Disculpe, pero si acaba de decir que no tiene quejas sobre mi ¿Por qué me ha hecho llamar? - se atrevió a preguntar.
- Me alegra que me hagas esa pregunta, veras resulta que aparte de mi trabajo de director del instituto, también me encargo de un negocio un poco, como lo diría, fraudulento. Y aquí es donde entras tu, normalmente las presas lo son por decisión propia, pero me han pagado 50 millones a cambio de poder cazarte, y me pagaran el doble si lo consiguen, pero como me recuerdas a mi cuando tenía tu edad y no conocía la realidad de la vida te daré un consejo, se muy rápido, porque si te cogen podrán hacer contigo lo que quieran. Dulces sueños.

La última frase era muy adecuada, si había escuchado todo eso sin protestar era porque se sentía aturdido, todo daba vueltas a su alrededor y las cosas empezaban a nublarse, algo muy normal cuando te mezclan un sedante en la bebida. Al despertar le dolía todo el cuerpo, y no tenía idea de donde estaba, intentó aclarar sus ideas cuando se escucho la voz del director:

- El juego ha empezado, las presas ya están sueltas, les deseo una gran cacería.

Las ideas se le aclararon, recordó todo lo que había dicho el director y decidió seguir su consejo, hecho a correr como nunca antes, con la única idea de salir de ahí, no tardó en reconocer el sitio como “La presa”, por lo que seguramente si seguía todo recto no tardaría en llegar a las verjas, cuando por fin llego apenas podía con su alma, nunca pensó que fuese un sitio tan grande, sabía que no tenía tiempo de recuperar el aliento ya lo haría cuando saliese de allí, se disponía a saltar la verja cuando una voz conocía le gritó:

- ¡No lo hagas!

No necesitó girarse para saber quien era, pero en cuanto lo hizo se encontró con María, vestida como cuando le pareció verla.

- ¿Por qué? - preguntó sin entenderla.

María se quedó muda, le apartó la mirada avergonzada, nunca pensó que él la vería así, tragó saliva y recogiendo una piedra la tiró contra la verja haciendo que saltasen chispas.

- Están electrificadas. – dijo sorprendido - Da igual, tenemos que encontrar otro modo de salir de aquí.
-Yo no puedo…- susurró en respuesta.

Pero antes de que pudiese preguntarle el motivo, de que ella pudiese explicarle más cosas fueron interrumpidos por una voz ronca.

- Cuanto tiempo sin vernos conejita, aunque esta vez es a tu amigo al que busco.- dijo relamiéndose los labios el mismo hombre al que Ai había ayudado.

María se puso delante de su amigo para protegerle, el hombre se río ante ese acto y de un rápido golpe la tiró al suelo, Ai intento ir hacía ella para ayudarla, pero el hombre le cogió del brazo, a pesar de toda la ropa que llevaba sintió el contacto en su piel como si le quemaran, su sensibilidad era tal que casi se desmaya del dolor, se dijo así mismo que no podía abandonar a su amiga en esa situación y comenzó a forcejear.

- Espera a que le haga efecto la droga, entonces veras lo que es en realidad.- le decía el hombre entre carcajadas.

Pero no le hizo caso, por lo que acabó inmovilizado en el suelo, en principio estaba de cara al suelo, pero le dio la vuelta porque quería ver su cara en todo momento, quería ver como pasaba del terror al placer, placer que él se encargaría de darle. Con un machete comenzó a cortarle las ropas, el simple roce de este contra la blanquecina piel hizo que empezara a sangrar, haciendo que el hombre le mirase estupefacto por unos segundos, pera luego continuar su trabajo, en cuanto acabo con sus ropas empezó a lamer la sangre, Ai no soportaba el dolor que le producía se retorcía entre los brazos de aquel hombre mientras gritaba pidiendo ayuda desesperado.
María no se movió, se quedo allí observándolo todo en silencio, habían sido amigos desde la infancia , ya no era capaza de recordar hacía cuanto tiempo se había enamorado de él, sólo sabía que era la primera vez que lo veía desnudo, y que quería ser ella quien le estuviese acariciando, el cazador se dio cuenta y la ordenó que se acercara sin soltar a la presa que de verdad le interesaba.

- Te dejare jugar un rato con él, pero que te quede claro que es mío y tú también así que sólo harás lo que yo te diga, desnúdate.

María obedeció en silencio, ante los ojos llorosos de su amigo, que la miraba con reproche, pero a ella ya no le importaba, la droga había hecho efecto y sólo haría lo que se le ordenara, y esta vez las cosas eran diferentes porque a ella no le importaba que fuese contar de poder tocar a su amor.

Ai continuo gritando, forcejeando hasta quedarse sin fuerzas, el dolor era tan grande que muchas veces había estado a punto de desmayarse, pero aquel hombre no lo había permitido, lo quería despierto para cuando llegase el momento.

No supo cuanto tiempo paso, hasta que apareció alguien.

- Estos son míos, caza los tuyos propios.- había dicho el hombre sin apartar la vista de Ai.

Y antes de que pudiese darse cuenta había sido golpeado hasta caer inconsciente, habían apartado a María haciendo que se quedase de pie, como si no hubiese pasado nada, mientras que Ai se abraza a sus rodillas tiritando convulsivamente, su salvador se acercó, viendo como la piel blanquecina se había teñido con la sangre de su dueño, sangre que salía de las heridas que le habían provocado al tocarle, la que no estaba manchada, estaba morada. Se acerco con más cuidado a él y le tapó con su abrigo, sólo entonces Ai levantó la mirada para encontrare con el mismo joven con el había chocado la noche pasada, este le reconoció en seguida y esta vez le ofreció su mano para ayudarle a levantarse, al intentarlo se tambaleo y estuvo a punto de volver a caer, pero en un momento el otro le cogió en brazos y lo llevo así hasta la ambulancia.

- Buena redada ¿Verdad Tai? - le dijo uno de los policías.

Este miró al chico que acaba de dejar para que curaran y examinaran en la ambulancia y contestó:
- Podíamos haber llegado antes.

Ante aquella respuesta, el policía miró lo mismo que veía su compañero, las chicas que se llevaban para desintoxicar y lo que a sus ojos le pareció un niño lleno de golpes, pensó que seguramente a él le habían forzado, y apartó la mirada ante la dureza de la vida y de parte de su trabajo.

- ¿Cómo está? - preguntó Tai al medico que había atendido a Ai.
- Está intacto, debió de luchar como un valiente, asido el más difícil de tratar.
- ¿Qué quiere decir?
- Ese chico es un caso muy especial, ya había oído hablar de él en el hospital, pero nunca le había visto, tiene una enfermedad que hace que una caricia para él sea un golpe, por eso al curarle teníamos que tener cuidado de no hacerle más daño. ¿Quiere verlo?

Tai se limitó a asentir y en pocos segundos se encontró delante del chico al que había salvado que continuaba tapándose con su abrigo.

- ¿Cómo estas?- le preguntó más por decir algo que otra cosa.
- ¿Y María? - respondió sin querer responder a una pregunta que no sabía como contestar en ese momento.
- Hmmm… la chica que estaba contigo esta bien, sólo tiene que desintoxicarse, en cuanto se le vaya toda la mierda que le metieron volverá a ser la chica de siempre.
Hemos llamado a tu casa, pero no contesto nadie.
- Mi madre se iba hoy a Alemania, es azafata, y mi padre no quiere saber de mi porque según él soy un monstruo, quizá tenga razón.- respondió.
- No creo que alguien como tu sea un monstruo y si quieres puedes venir conmigo hasta que vuelva tu madre. - le dijo sin mirarle y sin pensar en lo que estaba diciendo.

Ai le miro y le dijo:
- Todavía no me has dicho tu nombre.
- Taichi, Tai para los amigos y tu ¿eres sólo Ai?
- Si mi madre pensó que era una manera de demostrarme que me quería, con eso de que no puede tocarme.

Tai pensó que debió ser muy duro, pero se guardo el comentario.

- Vamos tu carruaje espera.

Y antes de que Ai pudiese decir algo más le metió en el coche y le puso el cinturón de seguridad, se sorprendió de que no se quejara, acaso no había dicho que no podían tocarle.

En el coche Ai se quedó dormido, apoyado contra la ventanilla, no fue hasta Tai le volvió acoger que abrió los ojos, y sin pensarlo, como si fuese algo natural para él paso sus brazos al rededor de su cuello y volvió a quedarse dormido. Tai no entendía nada, no podía explicar por que se había llevado al chico a su casa, por que actuaba así con él y por que no lo había olvidado desde que chocaron.

Para cuando Ai volvió a despertarse llevaba un pijama inmenso, y su salvador permanecía dormido en una silla a su lado, no sabría decir porque lo hizo, pero se levantó de la cama e hizo que este se metiera para después acostarse a su lado y volver a dormirse abrazado a él, Tai se quedó sin saber como reaccionar, intentaba contenerse porque no quería hacerle daño, aunque al ponerle el pijama había comprobado que no le aparecían nuevas heridas, y decidió que a partir de ese momento viviría para protegerle.

jueves, septiembre 13, 2007

Tinte para el corazón

Bueno esto si que trae recuerdos, he encontrado esta historia que escribí hará unos 3 años, se dice pronto, es de un rpg en que el que jugué basado en “Ai no Kusabi”, esto si que es en memoria de “Tanagura”. Además como últimamente pongo pocas cosas, porque no he terminado ninguna historia corta, ni larga ni nada, pues pongo esta y eso que me ahorro.

Tinte para el corazón

Debía haber estado en la incubadora hasta adquirir el aspecto de un adolescente apuesto, pero el blondie que lo había comprado decidió criarlo como si fuese un niño normal, le enseño que todos eran iguales y le dejo elegir por si mismo.

Estaba solo en la mansión, y se aburría, mucho sitio para jugar, pero nadie con quien hacerlo, eso sin contar a Laury el perro que había encontrado en su primera escapada de la mansión hasta Ceres, lo miró y con una sonrisa picara le indico que fuesen por el hueco de la valla irían al Memorial a jugar, con suerte encontraban a más chicos de su edad, si hubiese sabido las consecuencias que aquello tendría se habría quedado en casa, pero en ella sólo quedó una nota que rezaba.

“Nii-chan me fui a jugar, volveré pronto, seguro que antes de que llegues tu para leer esta nota.
Te quiere Yu-chan”

No fue más niños lo que encontró, ni mucho menos, si no hombres que le miraban de un modo extraño y él no entendía el motivo , sólo sabía que no debía confiar en ellos, porque Laury se había puesto a su lado en una posición que indicaba que les atacaría si era necesario, y así fue, en el momento en que uno de los hombres lo cogió del brazo el perro le mordió y no lo soltó hasta que noto que los otros en lugar de ayudar a su compañero se acercaban a su amo, no había lugar al que huir, ni nadie cerca al que pedir ayuda, por eso cuando se le acercaron la emprendió a patadas con ellos, si su perro no los quería, por algo seria. Un hombre logro cogerle, tapándole la boca con el brazo por si gritaba, por eso le mordió.

- Maldito crió. – dijo soltándolo – Tendrá que ser a las malas.

Dicho eso fue disparado con una pistola de descargas eléctricas que le hizo perder la conciencia, lo ultimo que vio, a su perro tendido en un charco de sangre.

Despertó por un golpe en su rostro que le partió el labio, le dolía la cabeza y los brazos, tenía la sensación de que el peso de todo su ser estaba en ellos y así era, lo habían colgado por las muñecas, no dejaban de preguntarle por Shiro, donde estaba que ordenes le había dado Tachibana-san, no les dijo nada, a su mente sólo volvía la imagen de Laury entre sangre, deseo que estuviese bien, llevaban juntos desde hacía tanto tiempo, que no podía imaginarse dormir sin él, jugar sin él, no, no podía imaginarse hacer nada sin él, porque llenaba aquella vacía mansión en la que quedaba cada vez que su hermano debía trabajar y desaparecía por tantas horas, incluso días, pero no se lo reprochaba, porque cuando estaba, estaba sólo para él, llenando las estancias de ruido, tirándose por él suelo para jugar con él, no lo traicionaría, por el amor que sentía por él.

Las preguntas sobre Shiro seguían, y él callaba, callaba y sufría los golpes con terquedad, no hablaría, no traicionaría a su familia.

- Si hablas las cosas serán más fáciles para todos, y saldrás mejor parado. – le dijo uno de los hombres sujetándole el rostro con algo de delicadeza.

Se apartó del contacto del hombre con brusquedad, mirándole con asco, molesto por la reacción, el adorno que mandaba, indicó que las torturas podían empezar.

- Recuerda que no han de notarse las marcas, y preferiblemente no ha de tocarse esa cara bonita. – habló con un hombre de cabellos castaños que abrió un maletín y comenzó a sacar diferentes cosas, desde clavos hasta material quirúrgico, para terminar por elegir un bisturí.
- Desnudarle. - un tono frió calculador, de alguien que no se dejaba llevar por sentimentalismos.


Llego a casa con una sensación extraña que no había podido quitarse en todo el día, al no encontrarlo, cobro nombre, miedo, la nota cayó arrugada al suelo tras leerla y salir corriendo. Estaba subiendo a la moto para ir más rapido, cuando algo le hizo pensar que necesitaría el coche.

Al llegar al Memorial, supo que su decisión había sido acertada, rodeado por algunos curiosos estaba el cuerpo de Laury, cerca de él se encontraba una zapatilla, una de las preferidas de su hermano. Apartó a la gente y recogió al perro manchando su ropa con sangre reseca, metió el cuerpo frió e inerte en el maletero junto a la zapatilla perdida, y marcho en una búsqueda desesperada, por cada sitio que pasaba la incertidumbre, la ira y el deseo de venganza era más fuerte, pero sobre todo la culpa... culpa por no haber estado con él, por dejarle siempre solo, por no darle lo que más necesitaba, su presencia.


Sus gritos de dolor hacían eco por la habitación, sus muñecas sangraban mientras se retorcía, los cortes de su cuerpo, pequeños y precisos apenas sangraban pero el dolor que provocaban le hacían creer que se volvería loco, su voz ya no daba más de si, apenas podía seguir gritando, pero ni por esas habló, no dijo donde podía estar Shiro, no describió al misterioso Tachibana-san, el blondie que nadie veía jamás, y aunque hubiese querido tampoco podría, ni él, que vivía en su mansión lo había visto.

- Se suponía que apenas tardaríamos unas horas, pero llevamos aquí encerrados toda la tarde, es un niño, es que no podéis hacerle hablar. – se quejaba uno de los hombres que seguía las ordenes del adorno.
- Su espíritu es fuerte como el de un buen pura sangre, no es fácil doblegarlo, necesitaría más tiempo, y sería un buen cachorro, dócil, haría cuanto su amo le ordenase. - explicaba el hombre mientras le hacía otra pequeña incisión arrancándole otro grito –Soy el mejor en mi trabajo, no sólo conozco los sitios donde un mínimo corte te hace retorcerte de dolor, sino que también conozco los puntos que te hacen hacerlo de placer. – su mirada se torno lasciva cuando toco en uno de ellos a su victima, que no tardo en reaccionar soltando una mezcla entre un gemido y un grito.

Yukio se mordió el labio hasta hacerse sangrar, los tenía morados de tantas veces que lo había hecho para evitar perder el conocimiento, pero ahora era distinto, el simple roce de los dedos de aquel hombre había hecho que su cuerpo se estremeciera y no de dolor precisamente, de un modo que no sabría explicar, sólo estaba seguro de que no quería que volviese a tocarle así...


Tras ir de sitio a otro reuniendo información, le habían dicho de un lugar en Eos, cerca de los Galpones, pisando el acelerador fue todo lo rápido que pudo al sitio. Intentaba mantener la cordura, deseaba que no le hubiesen hecho nada, era sólo un niño, su niño, hermano, amigo, y más que eso un hijo, si un hijo por que él le había criado, había cambiado pañales, dado biberones, bajado fiebres y espantado monstruos invisibles, ahora acabaría con los reales.


Las lágrimas recorrían su rostro, en su mente sólo un nombre “Shiro”, una suplica, que estuviese bien, que por favor alguien le ayudase, se estaba volviendo loco. El dolor era indescriptible, recorría todo su ser, su corazón se estaba rompiendo, la idea de que le importase tan poco a la persona que era todo cuanto tenía, su única familia, como para permitir que le torturasen de aquel modo le aterraba, estaba seguro de que no sabía nada, ni tan siquiera habría leído la nota, porque a esas horas él estaba trabajando, pero ¿qué hora era ya?, ¿en que momento había perdido la noción del tiempo?

Unas manos sobre su cuerpo, provocando que todo su ser se estremeciera, que se mordiese los labios para evitar soltar cualquier sonido y cerrase los ojos alejando la visión de aquel hombre que lo miraba como si fuese menos que un cacho de carne.

- No te aguantes, se buen perro y déjame escucharte. – Le lamió la mejilla - Déjame escuchar los sonidos que te provoca mi contacto. - le susurraba al oído sin dejar de usar le mismo tono frío que cuando llego.

El adorno se acerco a él y recordándole las órdenes le espetó:

- No deben quedar marcas en él. Y tampoco ser poseído por ti, no esta entre los planes, vale más así que si tú te atreves a desobedecer.
- Conozco muy bien las órdenes, no necesito que me las repita. Se de sobra lo que me hará tu amo si le traiciono. No necesito poseerlo para disfrutar, me basta con ver como se retuerce ante mi contacto, con escuchar sus gemidos, como se doblega ante mí y acaba suplicando más. – respondió sin dejar de tocarlo.

Quedó sorprendido cuando el cuerpo dejo de moverse, apartó la vista del adorno, para mirar al chico, creyendo que se había desmayado, y en ese momento Yukio le escupió la sangre que se había agolpado en su boca.

- No me toques. – dijo con la poca voz que le quedaba, haciéndola sonar como una amenaza.

Los mogrels contratados para vigilar observaron como llegaba una figura vestida de blanco, de cabellos largos de un rubio claro, que ondeaban sueltos como una bandera, mientras se acercaba hacía ellos con un paso firme y seguro. Su belleza era tal que los dejo boca abiertos, recordaba a un adonis, un dios enviado para darles su recompensa, que equivocados estaban, era el mismo diablo, sus ojos refulgían como el fuego, no dudo en arrebatarles la vida dejando caer al suelo sus cuerpos inertes, permitiendo que la sangre tiñese sus ropajes, mientras una sonrisa diabólica aprecia en sus labios.

- No me toques.- volvió a decir Yukio intentando apartarse de aquel hombre.

El adorno observaba en silencio, no podía negarlo, disfrutaba la ver el rostro del joven, al escuchar sus gemidos mezcla de placer y dolor, se sobresalto al oír gritos que provenían de fuera y cuando se levanto molestó para ver que pasaba, la figura de blanco apareció ante ellos.

- No te molestes, ellos están muertos.- se escucho la voz del demonio, antes de que su risa inundase la habitación.
- ¿Quién eres?- preguntó el adorno a pesar de que ya lo sabía.
- Tu me buscaste, me retaste, eres tu el culpable de la muerte de tus compañeros, acaso no sabes que soy aquel que siempre deja un rastro de muerte a su paso. – reía al ver la expresión de terror de los hombres.
- No puedes hacerme nada, mi amo querrá saber...
- Y a mi que me importa tu amo, él también pagara por sus pecados, yo seré su verdugo y su juez.
- Atrévete a hacer algo y mato al chico.- dijo el torturador sujetando el cuerpo de Yukio.

El demonio paro en seco, su mirada se dirigió al único motivo por el que acaba de matar a tantos hombres con sus manos desnudas, no quería que le hicieran más daño, vio su piel pálida llena de cortes y moretones, manchas de sangre, el sudor que recorría aquel cuerpo desnudo que tantas veces había abrazado y acunado, bajo la cabeza, para levantarla con los ojos aún más brillantes por el odio, odio hacía si mismo por no haber podido impedirlo.

- Si es a mí al que queréis cogerme, no torturéis más al inocente por haber caído en las redes del diablo Tachibana.
- Todavía nos queda tu adorno, mi amo quiere venganza contra ambos.- hablaba el pelirrojo socarronamente.

Nadie se esperaba que Yukio cayese al suelo por su propio peso, porque en todo ese tiempo había estado forzando las cuerdas que le sujetaban y levantándose con las pocas fuerzas que le quedaban dijo

- No os atreváis a tocar a mi hermano, no os lo permitiré.

Aquello los dejo tan sorprendidos que no tuvieron tiempo de reaccionar, el blondie sujeto al que había torturado al pequeño con una mano evitando con eso cualquier tipo de movimiento por su parte, y mientras forcejeaba lo soltó para sujetar con las dos manos su cabeza y aplastársela como si fuese una naranja, la sangre lo salpico todo, mientras el adorno gritaba y salía corriendo en un vano intento de huida pues fue atrapado y cazado como si fuese una presa mediocre a la que elimino abriéndole el cráneo contra el suelo.

De pie en aquel edificio donde le habían torturado permanecía Yukio, lágrimas cayendo por su rostro, su cuerpo temblando por el contacto del aire, por rabia, por la impotencia de no haber podido hacer nada. Notó como era cubierto por un abrigo, y cogido en brazos.

- Ya paso, ya paso todo... te pondrás bien...- decía Tachibana-san en su oído, apenas un susurro antes de permitirse perder la conciencia.

En sus sueños veía a Laury, todo estaba bien, se acurrucaba en la cama buscándole, buscando su calor su cercanía, siempre tenía frió, y aquella noche se estaba helando necesitaba sentir a Laury, saber que estaba allí, pero no estaba, no estaría más. Abrió los ojos y junto a la ventana con la mirada perdida estaba el blondie, sus ropas y cabellos seguían cubiertos por la sangre, mientras que a él le habían limpiado y vendado.

- Niichan – llamo la atención del hombre que se giro con la sorpresa y la pena entremezclada en su mirada – ya paso todo, tu mismo lo dijiste, nos pondremos bien, las heridas curan.
- ¿Hace cuanto que lo sabes?
- Ya no lo recuerdo, pero un día vi que mi hermano cambiaba el color de su pelo en la noche, el rojo carmesí se volvió oro y saliste vestido de blanco como si fueses un ángel.- respondió con calma.
- Siempre pones las cosas como si fuesen hermosas, como lo eres tu, no soy un ángel, soy un demonio, que devuelve el bien con mal, mira lo que te han hecho a ti por mi culpa.- dijo dejando que las lágrimas recorriesen su rostro, dejando salir aquel dolor que se había apoderado de su corazón.

Tomó el rostro de su hermano entre sus manos y le miró a los ojos.

- Tranquilo, yo no te culpo, no te culpes tu.- le pidió
- Yukio, Yu-chan, mi pequeño diablillo siempre haciendo de las tuyas.- sonrió al decirlo
- Niichan dime por favor que los hace superiores, que les permite abusar de los demás y quedar impunes, dímelo tu que eres un dios en este mundo sin sentido.
- Nada, nada más que los deseos de una maquina. No sólo tienes una voz preciosa y eres hermosos por dentro y por fuera, si no que eres inteligente, capaz de ayudarme siempre con los cálculos e inventarios, podrías cumplir perfectamente el papel de un adorno, el color del pelo, la piel, los ojos todo eso da igual, lo importante es lo de dentro.

Shiro Tachibana hizo que volviese a acostarse, debía descansar para curar sus heridas lo antes posibles, permaneció un tiempo de pie observándolo, antes de tomar una decisión, se puso su abrigo y salio de allí, un fantasma en la noche, un fantasma atormentado que no deseaba curar sus heridas, si no las de aquel al que llamaba hermano.


Al despertar busco a s hermano por todo aquel piso, pero no lo encontró, no encontró nada más que una nota en la mesa.

“Yu-chan es el momento de que elijas tu propio camino.
Como veras hay dos botes en la mesa:
El azul te permitirá seguir tu vida como hasta ahora si te lo bebes olvidaras lo que paso y volverás a la mansión.
El rojo, el rojo es un camino nuevo y duro, no habrá vuelta atrás, si te lavas el pelo con eso, jamás volverá a ser negro, es un producto químico que hará que tu pelo sea siempre rojo, bajo el hay una tarjeta de un blondie que necesita a un adorno, ese serias tu, la decisión es tuya.
Quédate en el piso hasta que sanes, la nevera esta llena y si necesitas algo, hay una tarjeta en ella de un restaurante que te servirá lo que necesites.
Te quiere, siempre tuyo, tu hermano
Shiro”

Ahora si que lloro, desconsolado, perdido y solo, la persona en la que más confiaba le había dejado solo, le había abandonado después de todo, lloro porque ya no tenía nada, y no sabía que era lo que quería, en su cabeza la conversación de la noche anterior, los acontecimientos, todo estaba allí, no quería nada más que a su hermano, sólo eso, Laury no iba a volver y a él le daba igual recordar mientras estuviese con su hermano, pero sabía que el bote azul no era la solución, le haría olvidar y estar solo en una mansión inmensa, su hermano no iba a estar, y el rojo... el rojo como el pelo de los adornos, ser uno de ellos, tenerlos a sus pies, si, cogería el rojo, demostraría que los mogrels también podían ser adornos, que era capaz de trabajar como ellos, de mover inmensas cantidades de dinero y hacer que su jefe ganase mucho más, y entonces algún día su camino se cruzaría con el de su hermano y le diría que todo eso era gracias a lo que aprendió de niño y que le perdonaba por dejarle solo, porque así sería más fuerte y porque sabía que era él quien no podía verle, quien llevaba la carga de todo.

Cicatrices que no terminan de cerrarse, la promesa de no mencionar el tiempo pasado, aquella noche en la que lo perdió todo cuanto amo.

- Sakano- san me está esperando. - hizo saber un adorno alto y de espaldas anchas con la expresión seria.
- ¿A quien debo anunciar? – preguntó la vocecilla del chico intimidado por aquel hombre, cuando sintió que una mano se posaba en su hombro y se giró para ver a un chico de cabellos rojizos y unos vivos ojos verdes.
- Yo me encargo Ai-chan – sonrió al muchacho, antes de volver a mirar al adorno - debes de ser de las empresas Gravenizts.

El hombre no contestó, se limitó a mirarle con cierto aire de superioridad.

- Si quieres ver al jefe, sigue este culito. - dijo sonriendo con picardía y dándose la vuelta.

El adorno lo miró molestó por semejante comportamiento, pero no podía apartar los ojos de aquel cuerpo que se movía de un modo sensual, insinuante como una serpiente, sus piernas enfundadas en unos pantalones ajustados rojos, que se pegaban más por las correas negras que llevaba cruzadas, la camiseta sin mangas que llevaba de color negro y una torerilla roja, no sabía decir que tenía aquel chico que no podía apartar la mirada.

- Jefe el adorno de los Gravenizts está aquí, le hago pasar.- anunció.
- Yu no podrías encargarte tu.- se escucho que pedía el hombre con tono cansado, sin preocuparse de que el otro adorno lo escuchara e hiciera un bufido de desaprobación.
- Sería un placer, pero el no tiene pinta de querer tratar con una belleza como yo. Pero no se preocupe le deje todo preparado en la mesa, es la carpeta verde que tienes al lado del teléfono. – se giró y miró al adorno con una sonrisa picara - Puedes pasar encanto, no me lo aburras mucho.

El hombre prefirió hacer que no había escuchado el comentario y se dispuso a entrar una vez había salido el otro chico, el cual aprovecho para pellizcarle el culo e irse cantando como si cualquier cosa. Una voz que durante varios días se quedo en la mente del adorno junto a aquel cuerpo insinuante.

viernes, septiembre 07, 2007

Osos amorosos

Tras ir a hacer los exámenes de recuperación, el pichón de elefante que es mi hermana pequeña, vino con una canción y un baile para pasarlo entre risas, de verdad, que esta genial, pero hay que verlo… pena no tener cámara de video.

Mi mp4 se murió, guardar unos segundos de silencio por el, como hicimos por el pobre discman que tras un horrible accidente nunca más volvió a sonar… conste en acta que el mp4 no sufrió, ni accidentes ni nada, un día sin más se quedo pipa… pero el señor de la tienda me ha dicho que en un mes me dan otro, vivan las garantías.

El puente de Octubre vuelve a haber quedada de La Corte Luminosa, todo parece indicar que iré, el gordi también, evidentemente yo repito con Lluvia, que por algo es mi personaje, si puedo me gustaría hacer un traje que le pegue…, FJ ira de lo que le diga Emisario, por eso de que no es un miembro de la corte, así que a saber que le toca ser… Tengo ganas de ir, porque esa partida en vivo será el final, con lo poco que he jugado y ya se acabo, que desilusión, que triste es todo, cuando el invierno llega y el mundo banal mata el glamour y todos desaparecemos como pompas de jabón…
Los adultos también pueden creer en las hadas, si ellos creyesen en más cosas que las que ven, estás seguro que brillarían y durarían más que las pompas de jabón, pero los adultos rara vez tienen tiempo para soñar entre tanta preocupación y responsabilidad, si no complicasen tanto las cosas, quizás podrían soñar y ver más allá de lo banal…

Osos amorosos
Cuenta atrás
4, 3, 2, 1
Que es lo que veo
Allá arriba en el cielo
Qué viene rápido
Brillante como bola de fuego
Y justo cuando empiezan los problemas
Quien esta ahí cuando los necesitas
Contado hacia atrás
Se cumplen todos tus deseos
Tan sólo haz la cuenta atrás
De los osos amorosos
Y por el aire envía tus deseos
Haz la cuenta
De los osos amorosos
Haz la cuenta atrás
5, 4, 3, 2, 1
Osos amorosos cuenta atrás
4, 3, 2, 1
Que es lo que veo
Allá arriba en el cielo
Que viene rápido
Brillante como bola de fuego
Cuando tu corazón esta muy triste
O cuando necesitas divertirte
Contando hacia atrás
Se cumplen todos tus deseos
Tan sólo haz la cuenta atrás
De los osos amorosos
Y por el aire envía tus deseos
Haz la cuenta de los osos amorosos
Haz la cuenta atrás
5, 4, 3, 2, 1

viernes, agosto 24, 2007

Di Powerpuff

Mirar es Di!!!
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Pesadilla

Por las calles llenas de gente camina con prisas, ha quedado para ir al cine, entonces un joven la para y le pregunta:

- Disculpa, ¿tienes hora?
- Sí – Sonríe buscando en el bolso luego por los bolsillos hasta hallar el móvil – van a ser… – No termina de decirlo, siente que todo gira a su alrededor y cae.

El mundo ha parado de girar, las personas han dejado de bailar ese baile frenético contra su voluntad, y todo a sus ojos parece normal, sentada en un banco, no recuerda haberse sentado, mira a su lado inconscientemente, esta el chico que le ha preguntado la hora.

- ¿Estas mejor? – En respuesta ella asiente con inseguridad – Ibas al cine ¿no?
- Sí. – Responde extrañada, no recuerda habérselo contado.
- Te acompaño, yo también voy. – Una sonrisa se dibuja en su rostro.

El camino al cine parece más largo de lo habitual, a pesar de ser las mismas calles de siempre, siente que algo es distinto, no sabe si es por el desconocido que la acompaña o por qué. No soporta caminar en silencio con él, sintiendo las miradas que le dirige de reojo el chico, sin contar cuando ella hace lo mismo, entonces sus miradas se cruzan.

- Me llamó Xena, ¿y tú? – Dice algo avergonzada por la pillada pero sin apartar la mirada.
- Hmm…– Un incomodo silencio antes de responder – Seneca.
- ¿Por qué te lo has pensado? – Pregunta extrañada.
- Muchas personas no me creen cuando lo digo.
- No lo entiendo es un nombre bonito, y te ahorras pasar porque te pregunten por un personaje de la tele y terminen diciendo que no te pega porque no te le pareces en nada. – suspiró de resignación.
- Es cierto no te pega nada. – se rió.

Al llegar al cine, grupos de gente se mezclan entre si, el chico se despide con la mano, antes de meterse entre uno, mezclándose entre la gente, ella por su parte busca con la mirada, y al encontrar a las personas con las que había quedado, puede verse con ellas, se mira a si misma contrariada, para volver a mirar a su otro yo.

- No puede ser, yo estoy aquí, tiene que ser una broma. – Piensa acercándose lentamente, sin aparta los ojos de su otro yo.

Apenas quedan unos pasos, cierra los ojos con fuerza, y coge y echa aire, intentando mantener la calma, al abrir los ojos, lo ve, no, no es ella, es Seneca, pero parece ella, se vuelve a mirar a si misma, las ropas que llevaba Seneca, el cuerpo de Seneca.

- Esto no es posible, es un sueño, y me voy a despertar ya. – Se dice así misma.

Su mirada se vuelve a cruzar con la de Seneca, él lo sabe, no esta extrañado, es el culpable, le ha robado su vida.

Conoce a sus amigas, si se acerca será echado de ahí, por pesado y moscón, ha de esperar, esperar a que le dejen solo, y entonces aprovechar la oportunidad, quiere recuperar su identidad.

En lo que espera, mira en todos sus bolsillos, no hay nada en ninguno, es más se da cuenta de que la ropa que lleva esta prácticamente nueva, piensa en ello, ese chico lo tenía preparado, no va a ser fácil recuperar su vida.

Esta esperando a que salgan del cine, cuando escucha susurros a su alrededor, se gira buscándolas, no ve de donde viene, a su alrededor todo parece normal, pero puede escucharlas hablar, son voces de mujer.

- Es ella.
- Es de las nuestras.
- La magia del brujo le ha robado el cuerpo.
- Atrapémosla.
- No.
- Aún es pronto.
- Veamos que pasa.

Las voces se alejan, pero siente sus miradas clavadas en ella como cuchillos, intenta razonar, nada de eso tiene sentido, si se lo contase a alguien probablemente no la creería, le tomaría por un chiflado o un borracho.

Ve salir del cine a sus amigas, y a su cuerpo, es extraño, pero Seneca parece nervioso, será por las voces de antes, se pregunta sentada en un banco de enfrente con un libro que ha encontrado y que no ha sido capaz de leer porque de tres palabras que leía no se enteraba de cuatro.

- Me tengo que ir ya, quedamos mañana, lo siento. – Escucha la que debería ser su voz, y ve como Seneca sale corriendo.

Va detrás, los demás no lo notaran, pero ella sí, y Seneca va a devolverle su vida, será aburrida, repetitiva, y llena de problemas, pero es suya y la quiere de vuelta, con lo bueno y lo malo. Al fin se alcanza, y sin dudar le hace un placaje.

- ¡¡Estas loco!! – le grita Seneca.

La gente se gira a mirarles, en el suelo, ella todavía sujeta un brazo de Seneca, no quiere que se escape, le sudan las manos, no sabe que hacer y se le enciende una bombilla en la cabeza.

- No te hagas la victima hermanita, te has ido de casa sin permiso, estas castigada, no has pensado en como nos asustaríamos al llegar y ver que no estabas, te he buscado por todas partes, venga levanta y vamos a casa. – Lo dice sin gritar, pero lo suficientemente alto para que los curiosos la escuchen.

Seneca sonríe para si mismo, forcejea un poco y se levanta.

- Suéltame puedo ir sola.
- Devuélveme mi vida. – le susurra al oído.
- No puedo. – Responde entre dientes.
- Tus amigas han venido a mirarme antes, diles que se acabo el juego, devolverme mi vida.

Seneca se libera de ella, la situación se esta poniendo fea, y echa a correr calle a bajo, le sigue, corre como nunca ha corrido en su vida.

- Las brujas me mataran. – Grita el joven en la distancia.
- ¿Y por eso robas mi vida? – No quiere explicaciones.
- Por eso y por más, no sabes nada. – Habla girando de golpe.

Le sigue para descubrir que se ha metido en un callejón sin salida, y que esta sola de nuevo.

- Te ayudare, te protegeré de las brujas, puedes quedarte en mi casa, pero devuélveme mi vida. – Pide a la nada casi al borde del llanto.

Alguien la coge por detrás, le tapa los ojos con una mano, las imágenes se suceden, son de otros tiempos, tiempos de magia donde la tecnología sobraba, tiempos donde los seres mágicos eran perseguidos por humanos que ambicionaban su poder, se ve a si misma, perseguida, acosada y atrapada, le cortan la piel con uñas largas y puntiagudas de color amarillento, siente el dolor en su cuerpo, ve como se beben su sangre, para después atarla a un palo casi inconsciente y preparar una hoguera a su alrededor, la madera y sus ropas están impregnadas de brea, el olor le da nauseas y no tarda en sentir el fuego acariciando su piel para luego devorarla con un hambre insaciable que le crea un dolor indescriptible por todo el cuerpo, grita y se lleva las manos a la cabeza, su pelo se vuelve blanco del miedo, el terror que siente por el cuerpo, la mano se separa de ella y el causante le da la vuelta.

- Tranquila, era solo un recuerdo de otra época. – Como si eso pudiese cambiar lo que ha revivido.
- Están aquí. – Responde con vocecilla asustada y ojos fijos en la nada.

Han vuelto a los cuerpos que les correspondían, pero ahora carece de importancia, ellas están cerca, Seneca sale corriendo hacia el muro que les cierra el paso sin decirle nada, y ella lo imita asustada, traspasan el muro, ya no hay ciudad a su alrededor sólo un bosque de árboles que se retuercen y les golpean con sus ramas al pasar.

- Esperame. – Grita Xena asustada como una niña.
- Sálvate a ti misma, que yo haré lo mismo por mí. – Responde en la distancia.

Corre sin saber a donde ir, ha dejado de verle entre la maleza, y entonces una chica choca con ella, la conoce, pero no logra saber de que.

- Ayúdame. – le pide tirando de su falda enganchada en unas ramas.

Mira hacia atrás asustada, no ve ni escucha nada que indique que la sigan, se acerca a la joven, y en lugar de tirar de la prenda como ella, la desengancha con cuidado.

- Ya esta. – Dice sonriendo, olvidando por un instante la situación en la que esta.
- Gracias. – La coge de la mano y la arrastra tras de si, para soltarla para coger algo que no logra ver hasta que lo saca de entre varios arbustos.

La joven que le pidió ayuda comienza arrastrar de los pies un cuerpo ensangrentado.

- Vamos hermana, debemos llevarlo a casa. – sonríe y da la sensación de que llevase una mascara.

Camina hacia atrás, esta asustada, sale corriendo y escucha tras de si una risa que le hiela el cuerpo, sólo es capaz de pensar que al menos no es Seneca, cae al suelo y se levanta, no llora, no muestra ninguna emoción no hay tiempo para tonterías, tiene que salvarse.

Manos que la cogen, la arrastran y la elevan en el aire, las brujas giran a su alrededor se ríen y le tiran del pelo.

- Mirarla hermanas.
- Recupero su cuerpo.
- Mirar su pelo.
- El terror le robo el color.
- Quedémonosla hermanas.
- Es joven.
- Necesitamos sangre nueva.

Dicen las brujas entre si, con voces siseantes como de serpiente.

Sentada en una cama peina a una muñeca mientras se balancea, alguien la llama.

- Xena, Xena ayudame. – Dice una voz cerca de ella.

Ella sigue peinando a la muñeca y tarareando en un balanceo que no parece tener fin, no escucha las palabras, en su cabeza todo ha perdido lógica y sentido.

A su espalda, un joven forcejea extiende las manos hacia ella.

- Brujas, qué le hicisteis. – Grita llenó de ira intentando librarse de las correas que le sujetan a la cama.
- Nada.
- Tú lo hiciste.
- Nos la entregaste.
- Mentís. – Grita sabiendo que es cierto.
- Ahora es nuestra, su cordura hizo puff.
- XENAAAA … – Llama por ultima vez, mezcla de desespero y de dolor, las uñas de las brujas se clavan en él, y siente su sangre manar.

Xena se levanta de la cama, camina por la habitación y se para en otra cama, mira un cuerpo inerte y frió, esta lleno de cortes y hay restos de sangre por su piel.

- Pobrecitoo. –dice acariciándole el pelo con gesto ido, no nota que ya no hay ojos en su rostro, sólo un rictus de dolor que quedara hasta que su cuerpo desaparezca.

[Esto realmente es un sueño que tuve hace poco, por cierto que noche más mala pase.]

lunes, agosto 13, 2007

DiSere

Encontré esto en un
DA
, y decidí hacerlo, dado que no tengo ni idea de quien es la persona que lo puso, lo haré con
Di
y con
Sere
, por si les apetece hacerlo.

1- Responderé con algo aleatorio sobre ti
Di: Mirada del mal.
Sere: Le gusta el final de ParaKiss.

2- Te retare a probar algo.
Di: Salchipollos.
Sere: Salchipollos tu también, confió en que no las hayas probado aún.

3- Te diré un color que yo asocio contigo:
Di: Azul oscuro casi negro.
Sere: Verde fosfi.

4- Te diré algo que me gusta de ti:
Di: Tu tenacidad.
Sere: Tu túnica de slytherin XD…Cuando sonríes de verdad.

5- Te diré algo que siempre recuerde de ti / una primera memoria de ti:
Di: Tu sarcasmo, tus ojos pintados, los vales...
Sere: A Ivan. tu perdida de memoria...

6- Te diré que animal me recuerdas:
Di: Prismagato.
Sere: Un conejo, no sé porque lo he pensado ahora.

7- Te preguntare algo que siempre quise preguntarte:
Di: ¿Piensas alguna vez en que tus actos pueden hacer daño? (Iba a preguntar por lo del nono, pero nunca me aclaras nada.)
Sere: ¿Por qué cerrasteis la carnicería?

8- Si yo hago esto por ti, debes poner esto en tu blog.
Si no quieres, dejalo, si total, esto lo hice por aburrimiento.

miércoles, julio 18, 2007

Citemos

En el ultimo episodio de “My name is Kim Sam-soon”, la protagonista lee este poema en la parada del autobús.

Ama como si nunca te hubieran herido por Alfred D´Souza.
Baila como si nadie te estuviera viendo.
Ama como si nunca te hubieran herido.
Canta como si nadie te oyera.
Trabaja como si no necesitaras el dinero.
Vive como si hoy fuera tu último día.

X-Men Ultimate, comic-book Nº1
Tormenta:
“Es innegable que tenéis una escuela preciosa, pero, ¿qué clase de director diseña uniformes de LATÉX NEGRO para sus impresionables alumnos adolescentes?”

Episodio cuatro de “My name is Kim Sam-soon”:
“Cuando un hombre y una mujer empiezan a gustarse, aparecen este tipo de hormonas. Y cuando empiezan a amarse aparece un nuevo juego de hormonas. Este juego es el más importante, pero también hace enamorarse locamente a las personas. En el siguiente paso ambos quieren ir más allá de su relación, así que eligen entre sexo o matrimonio. Entonces salen esas hormonas. También pasa cuando una madre cría a sus hijos. Es como decir que el amor de una hembra es el mismo para todos. Lo más divertido es, que está otra hormona vuelve a la gente ciega de amor.
[…]
Todas las hormonas que he mencionado desaparecen a los dos años. ¿A lo sumo duran tres o cuatro años?”

X-Men Ultimate, comic-book Nº2
Sapo:
“¿Sabes? El que te dijo que esa camisetita ajustada no te hacia parecer el MARICA del grupo, MENTIA Cíclope.”