lunes, octubre 08, 2007

Historias Belial

BelialContenido: Siete historias cortas centradas en el personage de Belial, el demonio de fuego encargado de las mazmorras del infierno, en ellas se puede ver su lado mas humano.
Géneros: NPI.
Advertencias: Violencia, shoen-ai.
Completado: Yo diria que sí .
Disclaimer: Nithael es propiedad de Cucha.

Encuentro
Monumento
Bebe
¿Padre?
Aprendizaje
¿Y mi mamá?
Tatuaje

Ademas puedes leer sobre sus hijos en Juego de dioses.
Resumen: Una partida contra la Muerte en la que puedes perder mas que la vida.
Personajes: Lucellos, Isao, Lianel, Beyan, y La Muerte.
Géneros: NPI.
Advertencias: Violencia, Shoen-ai.
Capítulos: 10.
Completado: Sí.
Disclaimer: Nithael es propiedad de Cucha.

1.- Buscando
2.- Yggdrasil
3.- Sueños
4.- Entender
5.- Respuestas
6.- Verdad
7.- Ayuda
8.- Combate
9.- Amor
10.- Regalo

Juego de dioses X

10.- Regalo

Estaba comiendo algo en lo que esperaba que Nithael terminase de trabajar, cuando un hombre vestido de negro se sentó en la misma mesa que él sin permiso, no se molesto ni en mirarle, supo quien era sólo por el olor.

- Márchate o te mato.
- Te recuerdo que no puedes hacer eso, yo soy el fin de todo.

Resopló al escucharle con cierto hastió, y acercándose a él le susurro con voz muy suave al oído.

- Eso sólo quiere decir que puedes sufrir eternamente.

Al escucharle se echo a reír, le gustaba ese demonio.

- ¿Te gustaría jugar a las cartas? – Propuso sacando una baraja de la nada.
- No quiero morirme todavía.
- Ya vendrás. – Sonrió he hizo desaparecer las cartas – Tengo un regalo para ti.
- Adiós. – Dejo de prestarle atención.
- No me voy.
- Por qué me mientes diciendo que me vas a regalar algo. – Fingió un puchero.
- Sí, algo que te gustara más. – Se le acercó como si fuese a decirle una confidencia – Te apetece jugar con el tipo que molesto a tus niños.

Fue escuchar esas palabras y un brillo apareció en los ojos de Belial, un movimiento rápido por su parte y los reflejos de Garic a prueba, cuando el camarero fue a preguntar si quería algo, se sobresalto al ver un tenedor clavado en la mesa, pero no se atrevió a decirles nada.

- Un café solo. – Pidió – El otro tipo. – Añadió para el demonio.
- Lo sé, era un sí. – Sonrío al decirlo, dejando ver los colmillos.

Tatuaje

Entró en los calabozos, su sitió, no le sorprendió ver la capa tirada de mala manera en el suelo la recogió y fue hasta la sala que usaba para descasar, no había luces ni nada que le permitiese ver, pero distinguió una figura sentada en el suelo, de espaldas, se le acercó con cuidado y miró lo que hacía, en un cuenco preparaba una mezcla de color negruzco.

Con un movimiento de su mano se hizo la luz en la sala, quedando alumbrada por velas. Le miró a la cara manchada por tierra, sangre y el rastro casi invisible de las lágrimas derramadas.

- ¿Qué es?- preguntó refiriéndose al cuenco.
- Es hena, te haré otro dibujo, este te durara más tiempo, porque esta mezclada con sangre...- decía con la voz rota.
- No es sólo hena y sangre lo que allí ahí mezclado, tan bien son tus lágrimas.
- No valen nada.- respondió bajando el rostro, para que sus cabellos lo cubrieran impidiendo que se vieran.

Paso una mano por su rostro recorriendo el mismo camino que las lágrimas.

- Para mi mucho, te recuerdo que eres lo único importante que me queda.
- Déjame que te haga el tatuaje ahora, así no pensare en ello.

Asintió al pequeño y se tumbo sobre la cama despojándose de la ropa, sintió como se subía sobre él y comenzaba a recorrer su gran espalda con sus manitas, como dibuja en su piel con sus dedos dejando un rastro de tinta y tan bien como caían lágrimas sobre su piel, la respiración entre cortada.

- Puedes hacerlo otro día si quieres.- le dijo apenado pues sabía que siempre que mataba a alguien aunque fuera por sobrevivir se culpaba por ello.
- No, te lo terminare ahora, será el mejor que te haya hecho. – decía intentando que su voz sonase alegre.

Mechones de pelo se le iban soltando cayendo sobre su rostro y acariciando el cuerpo del diablo, provocándole cosquillas, sumado a la sensación de sentir aquellas manos sobre él, acariciándole con suavidad, como se acercaba para ver mejor dejando que su aliento le tocase, y luchaba por controlarse por no tomarlo a la fuerza, se recordaba a si mismo que amaba a un ángel, que su relación con aquel niño era de padre e hijo, pero era tan tentador, tener a alguien puro alguien que le perdonaba todo, que lo amaba y no tenía problemas en decírselo, que sentía culpa, pena y sufría por los demás.

Al cabo de unas horas el dibujo fue terminado un dragón de grandes alas negras como si fuesen de fuego ocupaba su espalda el rabo del dragón recorría su trasero hasta terminar en una de sus piernas y su pequeño hijo lo miraba de pie, con los ojos rojos por las lágrimas derramadas, sonriéndole dulcemente.

- Lo termine, espero que te guste.

Sin pensar se levantó de la cama, lo abrazo y levantó como si aun fuese un bebe, y lo acuno en sus brazos.

- Deja de hacerte esto, cada vez que matas o vienes herido, derramas lágrimas por lo que has hecho, son ellos o tu, ya te lo enseñe y primero vas tu, no lo olvides, ahora duerme, deja que sea yo el que vele esta noche tu sueño, en compensación por este regalo que me has hecho.- le dijo al oído antes de robarle un beso y sellarle los labios con un dedo, recordándole que debía dormir, dormir y olvidarlo que tanto daño le hacía, le canto una nana, que nada tenía de dulce a pesar del detalle. - Heridas sangrantes, mentiras en mi vida, dolor en mi alma, todo será devuelto, la venganza será justa el hechizo comenzara en la hora bruja, y allí mi fiel amigo, mi hermano, mi hijo, tomarás tu sitio en el lugar que te corresponde.

Aprendizaje

Regresó a su mazmorra, haciéndose mil preguntas sobre cómo se suponía que debía cuidarlo, entró en sus calabozos lo dejó sobre una mesa y se puso a atar bien a un ángel que se estaba soltando.

- Tenia que haberlo dejado con la bruja loca, no se como se cuida un bebe, que comen, y que he de hacer cuando llore...- decía en alto apretando las cadenas.
- Leche... los bebes humanos se alimentan de leche.- contestó el ángel

Belial le miró sorprendido y le dijo:

- Espera aquí.- algo irónico, teniendo en cuenta que estaba atado, le había roto las piernas y las alas.

Volvió con un cuaderno y le avasallo a preguntas.

- Entonces come leche, y cuando se caga, ¿qué hago?

El ángel tan puro e inocente le explicó todo cuanto necesitaba sin importar que luego Belial fuese a seguir torturándole, quizás porque había visto como uno de sus hermanos se lo entregaba y había callado, o por que el bebe tenía derecho a estar bien cuidado.

Liam fue creciendo y aprendió que no debía llorar, porque eso molestaba a su padre, aun así, sus lágrimas se escapaban cuando veía sufrir a los torturados, por lo que Belial creó una habitación para que estuviese él, la insonoro y puso mil comodidades, lo dejaba hay, y se marchaba a seguir con su oficio, cuando no, lo entrenaba para lo que pudiese pasar, criado entre los calabozos y el bosque podía haber sido un gran demonio, pero tenía demasiado buenos sentimientos y la primera vez que mato a alguien, su padre supo que no estaba hecho para ello.

Tendría unos 5 ó 6 añitos, lo había dejado en el bosque recogiendo plantas, cuando un s hombre le ataco, automáticamente las plantas reaccionaron como cuando era un bebe y lo estrangularon ante él, lloro por su muerte, y tuvo pesadillas con ello varias noches, Belial se metía con él en la cama y lo acunaba, le susurraba al oído que no era su culpa era la ley de supervivencia, si no habría sido él.

Bebe

Esa noche un ángel con la señal de los caídos todavía sangrando en su frente se presentó ante él, todo su cuerpo estaba lleno de heridas abiertas, en sus brazos un bebe, que se aferraba a la poca ropa que le quedaba con las manos, el ángel lo miró, sus ojos parecían llorar sangre cuando le tendió el pequeño pidiéndole sin palabras que lo cogiese. Dudo un momento pero lo tomo en sus brazos, no muy seguro de cómo debía cogerlo, y en el mismo instante en que lo hizo el ángel cayó a sus pies, no le hizo falta comprobarlo, sabía que estaba muerto.

Sin prestarle más atención al cuerpo del ángel, observó al bebe, no era un ángel, se notaba, tampoco demonio, pero que él supiese los humanos no tenían en la frente una gema incrustada, ni orejas puntiagudas, pidió consejo a un amigo y sus palabras fueron claras.

- Mátalo.

Se quedó solo en la sala, sabedor de que estaba siendo vigilado, en cuanto saliera, querían ver que lo había eliminado. Miró al bebe durmiendo placidamente, toco la piedra de su frente, inequívocamente estaba incrustada, se decía asimismo que tenía que matarlo.

No paso mucho tiempo hasta que indico al vigilante que pasara, este observo la sala, en el lugar donde antes dormía un bebe, ahora sólo habían cenizas, todo había sido carbonizado, apoyo la mano en el hombro del joven y le dijo:

- Has hecho lo que debías.

Abandonó la habitación con aire aburrido, se apartó los cabellos que le tapaban el rostro y girándose dijo:

- No vuelvas a tocarme.

Hay cosas que no pueden notarse si no las ves de cerca, nadie noto como en volvía al bebe en la manta en que se lo entregaron, y le escondía en la bolsa de su cinto, dando gracias de que fuese tan pequeño y delgado, para quemar el lugar donde lo había dejado con su fuego y avisar de que todo había cesado.

Se encontró de nuevo en la superficie, en el mismo bosque en que una vez curo a su ángel y le espero una día con su noche y nunca apareció, bajo el mismo árbol en que lo beso dejo al bebe, y sacando una daga de su cinto le arranco la gema de la frente sin importar cuanto llorase ni la sangré que brotaba de la herida, le vendo la cabeza y dejó que cogiese la piedra entre sus brazos, para decirle:

- Que vivas ahora es cosa tuya.

Apoyado en el árbol, con el pequeño en sus brazos miraba a los cielos recordando al amor que le arrebataron y jamás pudo arrancar de aquello que los húmanos llamaba corazón, cuantas veces le hubiese gustado poder hacer como con aquella piedra y sacar aquellos sentimientos de él.