domingo, marzo 25, 2007

Naru-chan

Esto lo escribi hace muchiiisimo tiempo, pero como lo he vuelto a encontrar me apetecía ponerlo.

Disclaimer:
Naruto y sus personajes son propiedad de su autor...

¡¡QUE TE CALLES!!

Volvían a la aldea tras cumplir su misión, ya era de noche y Naruto estaba retrasado, aquel día le había dado por mirar las estrellas, se sentía triste de regresar, de nuevo volvería a aquella rutina. Cuando fueron atacados sin previo aviso, una emboscada bien preparada como si les estuviesen esperando, Kakashi-sensei desapareció, Sasuke luchaba contra dos de ellos y Sakura se defendía como podía, pero porque aquel circulo se cerraba sobre él, no lograba entenderlo, pero intentaba mantenerlos a raya, Kakashi-sensei apareció de nuevo quitándole a varios de encima, pero dos le sujetaron inmovilizándole los brazos y las piernas en el suelo, mientras que otro le cortaba la sudadera y la camiseta empezando a pintar con sangre extraños símbolos sobre su vientre a la vez que decía extrañas palabras, sólo entendió una cosa “kyubi”. Una energía de color rojo sangre que tomaba el aspecto de un zorro expulso a los hombres que le sujetaban, mientras que Naruto se levantaba para caer de nuevo al sentir que se sumergía en sangre.

Al despertar, todos le miraban como si le pasara algo muy grave, pero él se sentía perfectamente, y se levantó como si nada.

- ¿Qué pasa? - preguntó molesto por como le miraban.
- Tu…tu…- intentó decir Sakura.

No entendía nada, hasta que Kakashi le obligó a mirar su reflejo, tenía que ser una broma, aquello no podía ser posible, pero aunque intentó volver a su aspecto normal no puedo, porqué debía quedarse con su aspecto de sexy no jutsu.

- No debe saberse en la aldea, hasta que sepamos que te paso, quienes eran y que motivos tienen.- ordenó Kakashi.
- No pienso quedarme así.- decía enfadado intentando usar cualquier tipo de jutsu, pero no funcionaban.
- ¡¡Que te calles!!- le gritó Kakashi empezando a pensar como solucionarlo.

Sasuke miraba burlonamente a Naruto, mientras este se desesperaba y Sakura se enfadaba porque Sasuke no le quitaba la vista de encima con ese aspecto a Naruto.

- Decidido, Sakura déjale parte de tu ropa a Naru-chan - enfatizó esa manera de llamarle - a partir de ahora es tu prima lejana que vino de visita.
- ¿Cómo piensa explicárselo a los padres de Sakura? - preguntó Sasuke.
-Que te calles.- le dijo molestó, aunque tenía razón.

Mientras Naru-chan se cambiaba en unos arbustos para salir con cara de pocos amigos.

- ¿No puedo ponerme mi ropa? esto me aprieta.- se quejaba.
- ¿Dónde te aprieta?- preguntó la chica pelirosa al pensar que a ella le quedaba grande.
- Aquí.- contestó señalado el pecho.

Al ver el sitio Sakura golpeo fuertemente a su compañero haciendo que perdiese la conciencia otra vez. Cuando la recupero de nuevo todos estaban mirándole, y Kakashi ya tenía todo su plan pensado.

- ¿Cómo te sientes Naru-chan? - preguntó el maestro al notar algo extrañó en la reacción de Naruto que miraba todo como si lo viese por primera vez.
- ¿Quién es Naru-chan?

En lugar de preocuparse por la pérdida de memoria de su alumno comenzó a explicarle su plan como si fuese su vida.

- Tu eres Naru-chan, y vienes de la aldea de la arena, como estudiante de intercambio, te vas a quedar a vivir con Sasuke-kun - al escuchar su nombre el mencionado le interrumpió.
- Nadie dijo que se pudiese quedar en mi casa.
- ¡¡Que te calles!!- le gritó Kakashi antes de seguir mintiendo a Naruto- Vas a estar unos días, y te tienes que portar bien, si te preguntan, ya sabes vienes de la aldea de la arena, y te llamas Naru.

Naru-chan asistió, mientras Sakura se afilaba las uñas en un árbol y Sasuke refunfuñaba con la idea de vivir con ella.

Al llegar al a aldea se encontraron con Iruka por lo que Kakashi empujó a Naru a los brazos de Sasuke y le susurró al chico al odio.

- Enséñale la aldea y aseguraté de que Iruka no la vea.
- Hola chicos ¿y Naruto?- preguntó el profesor al no ver al joven que era como un hijo para él.
- Esta de intercambio en la aldea de la arena.- mintió descaradamente Kakashi mientras apoyaba un brazo en él y lo alejaba de allí.
- ¿Desde cuando hacemos intercambios? – preguntó extrañado.
- Que te calles- se quedó un momento en silencio- digo, es una nueva idea para que las aldeas se lleven bien entre si, eligieron a Naruto por su buen trabajo.
- ¿Y entonces porque no eligieron a Sasuke- kun?
- Ya sabes Naruto es más sociable y esas cosas.- contesta antes mandarle a callar.

Al día siguiente ya todo el mundo sabía que el chico del clan Uchiha vivía con una chica, la pregunta era ¿Qué chica?


Aullidos

Resumen: Una misma historia, dos formas de verla. ¿Cúal de ellas elijes?.
Personajes: Remus Lupin, Severus Snape.
Géneros: NPI.
Advertencias:
Violencia, Slash.
Capítulos:5x2.
Completado:
Yo diria que sí .
Disclaimer: Harry Potter y sus personajes son propiedad de JK Rowling, yo sólo escribi algo que se me ocurrio, no tiene nada que ver con la serie de libros.

Remus Lupin


Severus Snape

Aullidos 5

~* Capitulo V: Dolor *~

Despierto en mi cuarto, los gritos de Sirius y James llenan la habitación.

- Sirius tienes que entenderlo, él podría haber acabado en Azkaban si llega a pasarle algo peor a Snape.
- No habría dejado que eso pasara. - Lo dice como si tuviese el poder de evitarlo. - Además así ese imbécil nos dejara en paz.. - Como si sus palabras lo arreglasen todo, no sabe lo que me ha quitado.

Sólo de escucharle me dan ganas de golpearle, en su lugar me hecho a llorar mientras cierro tan fuerte las manos que me clavo las uñas hasta que mis palmas sangran, pero ese dolor no es nada, el recordar mi traición duele más, todavía siento el sabor de su sangre en mi boca, su cuerpo bajo el mío, lo extrañó, y no puedo más que desear que todo esto sea una horrible pesadilla, pero es demasiado doloroso como para no ser real.

Nadie se da cuenta de que estoy despierto, demasiado ocupados en discutir entre ellos, no me importa, estoy acostumbrado, así puedo llorar cuanto quiera, no tendré que fingir una alegría que no siento, ni sonreírles, cuando lo que quiero es golpearles.

Peter entra jadeando, su cabello revuelto, tiene algo escondido dentro de la túnica, eso o esta embarazado algo que es imposible, así que será lo primero.

- Dumbledore a dicho que quiere hablar con Remus cuando se encuentre mejor. - Anuncia antes de salir corriendo a algún lugar, le envidio, ahora cualquier sitio me parece mejor que nuestro cuarto de siempre.

Me limpio el rostro con las sabanas, antes de levantarme y vestirme, por costumbre hago que todo va bien, no demuestro que he llorado, me apetece ducharme, siento que apesto a licántropo, no pierdo el tiempo con la ducha, simplemente quiero ir cuanto antes a que me expulsen y acabar con todo de una vez.

- He escuchado a Peter, será mejor que vaya solo. - Les digo, no quiero su compañía, ellos tiene la culpa, grita mi parte de lobo como si fuera un animal encerrado en una jaula.
- Iremos contigo. - Dice James poniendo una mano sobre mi hombro, como si quisiera darme fuerzas con ello.
- Si te expulsan nos iremos contigo. - Sentencia Sirius, me parece algo muy bonito, aunque mi parte de lobo sigue gruñendo porque me dejen, sigue culpándoles porque siente que la han encerrado, alejando a Snape.

Sonrío y les indico que vayamos, las cosas no iban a cambiar porque llorase les golpease o les echase la culpa.

Subimos juntos, sujetándonos de las manos, como si fuésemos de excursión, Dumbledore nos espera, a primera vista parece tener el aspecto de siempre, pero si le conoces bien, puedes ver que tiene un aire abatido.

- ¿Un caramelito? - Ofrece con una de sus sonrisas.

Negamos con la cabeza y esperamos de pie, estoy seguro de que seguirán malas noticias, no me importa mientras sean sólo para mí, necesito saber si el sabor a sangre que siento en la boca es realmente de Snape.

- Lo que ocurrió ayer, no puede volver a pasar, un estudiante podría haber muerto, por ello mejoraremos las medidas de seguridad, tanto por ti, como por el resto de estudiantes. - Su voz suena firme, muy segura de lo que esta diciendo, le escucho sin interrumpir, no entiendo a donde quiere llegar. - A partir de ahora, James y Sirius estarán encargados de tu vigilancia durante las noches de luna llena.

Sus palabras nos sorprenden a todos, pero noto que las manos de mis amigos se relajan y dejan de apretar las mías.

- ¿Qué pasa con Snape?- Pregunta James adelantándose a mi deseo de hacerlo.
- No dirá nada. - Nos hace saber, siento que si no lo dice es porque se lo han prohibido y lo considero injusto.- En estos momentos esta recuperándose en la enfermería, no ha tenido ninguna herida grave. - Termina dándose la vuelta, me da la sensación de que esta mintiendo.
- ¿Le mordí? - Pregunto directamente, necesito confirmar mis sospechas.
- No. - Responde enseguida, sin molestarse en pensarlo. - Debéis iros o llegareis tarde al entrenamiento, además Remus deberías estar vigilando.- Dice guiñándonos un ojo antes de acompañarnos a la puerta.

Aunque se comporta como siempre, me da la sensación de que quiere librarse de nosotros.

Aprovecho que ellos van a entrenar y que se supone que he de vigilar los pasillos para ir a la enfermería, necesito hablar con Snape, no sólo quiero pedirle disculpas, he de aclarar muchas cosas con él, me parece lo más justo.

Antes de que pueda abrir la puerta para entrar alguien sale y casi choca conmigo, me sorprende el ver a Peter, esta sonriendo y tiene la cara colorada, cruzamos miradas que ocultan un acuerdo tácito, ninguno dirá nada sobre este encuentro.

Veo a Snape en la cama, tiene en las manos una bufanda de su casa, a mi mente viene un recuerdo de que llevaba una cuando le ataque, recuerdo que se la arranque.

- Quiero hablar contigo. - Le hago saber mientras me acerco, el ambiente parece más tenso, pero no doy mi brazo a torcer, aun cuando me mira con un rostro frío, como una mascara pétrea, que sólo me permite distinguir una mirada acusadora que se clava en mi como cuchillas, parece que me odie y lo entiendo.
- ¿Cómo te atreves? - Empieza a decirme, sin dejar de mirarme, como si escupiese las palabras. - Después de lo que me has hecho.- Me da la sensación de que va a decir algo más, pero me mira apretando tanto los labios que apenas se ve una fina línea.
- Severus yo... - No sé muy bien que decirle, siento que todo se desvanece a mi alrededor, pero entonces una voz firme hace que todo vuelva su sitio.
- Déjale solo, no es el momento.- Reconozco la voz, es el jefe de casa de Slytherin y el profesor de pociones y defensa contra las artes oscuras, siempre me ha parecido que tiene una voz capaz de engatusar al mismo diablo, coloca una mano sobre mi hombro y me acompaña hasta la puerta.
- Dale tiempo, aún es pronto. - Dice para calmarme, le miro y asiento, mientras me pregunto cuanto años y cuantas cosas deberán pasar para que me perdone.

En el pasillo me cruzo con Malfoy me mira con el mayor de los desprecios, y me dice una palabra que me destroza por dentro.

- Licántropo.

Me vasta oírla para salir corriendo por los pasillos, corro sin rumbo, las lágrimas me ciegan, las lágrimas que desaparecieron cuando conocí a Severus, cuando permaneció a mi lado, y ahora que le he perdido, ellas han vuelto. Me choco con alguien y murmuro una disculpa antes de seguir corriendo, pero me coge del brazo y tira de mí, me encuentro de frente con Sirius.

- Te estaba buscando.- Habla limpiándome la cara con los dedos.
- Deja me ir. - Imploro deseando estar solo.
- No lo haré, no lo haré sin saber porque lloras.
- No tiene importancia.
- No mientas. no quiero que llores más a escondidas - Me abraza contra su pecho - yo te amo.

Su confesión me coge desprevenido, siempre pensé que amaba a James, no a mí, pero el saber que alguien es capaz de amarme sabiendo el monstruo que se oculta en mi, me hace sonreír, dejo que me bese y que me abrace y le correspondo, yo también le quiero, no es el mismo amor que sentía por Severus, no le amo.

Aullidos V

~* Capitulo V: Dolor *~

En mi perdida de conciencia, mis sueños fueron intranquilos, el recuerdo de mi padre borracho, apestando a alcohol mientras grita y golpea a mi madre, que aguanta los golpes mientras me dice que me esconda, y yo lo hago, cobardemente me escondo en el bosque, tapo mis oídos fuertemente no queriendo escuchar, pero escucho el aullido del lobo y al levantar la vista veo a la luna burlona, al lobo que primero parece mi amigo, y al transformares en humano me ataca, grito su nombre, como si con ello pudiese evitarlo, y entonces me despierto en la enfermería, me duele todo el cuerpo y la fiebre me trae el delirio, intento levantarme de la cama, pero unas manos fuertes me retienen, hacen que me acueste de nuevo, y apartan con cuidado el cabello pegado a mi frente sudada, antes de ponerme compresas de agua fría, me vuelvo a dormir, cuando escucho una voz susurrante diciendo:

- Tranquilo, ya paso.

No se cuanto tiempo duermo, pero cuando vuelvo a despertarme, estoy en la enfermería, a mi lado, sosteniendo mi mano firmemente esta Lucius, en su rostro se ven las huellas de la preocupación y el cansancio, me vasta verle, para saber que todo a sido real, alguien como él no se comportaría así por una simple pesadilla, aunque sigue pareciendo un príncipe.

- Despertaste.- Afirma al sentir mi mirada. - Has pasado la noche entera con fiebre, - Se acomoda en la butaca y posando una de sus manos grácil mente sobre mi frente. - me alegra ver que te ha bajado.

Aparto la mano que me sostiene y le doy un manotazo en la que ha puesto en mi frente.

- No me toques.- Digo con firmeza, demostrando el asco que siento en mi voz.

Me siento sucio y maloliente, a pesar de que han limpiado de mi todo rastro de sangre, pero no quiero que me toquen, no ahora que soy un sucio licántropo, intento apartarme de él, no quiero que alguien que ha sido tan bueno se ensucie por mi culpa.

No hace caso de mi deseo, si no que me obliga a mirarle, me sujeta del mentón con firmeza, y me besa, un beso distinto a los que nos habíamos dado hasta ahora, un beso que no tenia nada de juego, aunque no dejaba de ser una provocación, una tentación que deja claro, que yo no era su nuevo capricho, ni el cachorrillo que había pedido para navidad y del que se olvidaría después de vacaciones, o la escoba nueva que hubiese salido y que desecharía en cuanto hubiese algo mejor. Un beso que me hace gemir de placer antes de que me de cuenta, mientras me abrazo a él y acaricio sus cabellos olvidándome de que estamos en la enfermería del colegio. Mientras dejo que sus manos expertas sujeten mi cabeza ya no con fuerza, si no con una delicadeza que nadie a usado nunca jamás conmigo.

- Te tocare cuanto quiera.- Me espeta al romper el beso, con su respiración entremezclándose con la mía.

Sólo con ese detalle logra que me sienta de nuevo como antes, que olvide lo que soy ahora.

- No pienso dejar que escribas mi nombre en tu lista de conquistas.- Bromeo antes de mirarle a esos ojos como océanos de hielo y decirle. - Siento lo de tu bufanda.
- Yo más, era una bufanda exclusiva, tejida por... olvídalo, siempre puedo comprarme otra mejor. - Sonríe cínicamente. - Me gustaría que me contases lo ocurrido la otra noche.

Su voz deja claro que no es una petición, más bien una orden, como todo cuanto dice fríamente, no se lo tengo en cuenta, es más, llevo mi mano a los vendajes que hay alrededor de mi pecho y mi hombro, y los retiro, no hace nada por impedírmelo, me habría gustado que lo hubiese hecho, sobre mi hombro hay una gasa, también la quito y dejo ver la marca que me ha quedado y que cuando desaparezca, no se marchara para siempre, su maldición me perseguiría eternamente. Lucius la observa en silencio y yo contengo la respiración esperando su reacción, estoy seguro de que me despreciaría, un pura sangre como él, no iba a aceptar en su circulo de amistades al monstruo en el que me han convertido en contra de mi voluntad, pasa sus dedos por las marcas de los dientes, deteniéndose en donde la herida es más profunda, los colmillos, sin dudar sale de ahí como alma que lleva el diablo, pega un portazo y me siento el ser más miserable del mundo. No digo nada, siento que me lo merezco.

Madame Ponfrey aparece con una sonrisa compasiva, no me regaña por haberme quitado el vendaje y vuelve a ponerlo con manos expertas, recordándome que no debo quitarlo de nuevo, podría infectarse, no me importa, prefería estar muerto.

Dumbledore entra justo cuando me traen el desayuno, nos dejan a solas, es evidente que quiere hablar conmigo, el tiene su parte de culpa en lo que me ha pasado, sabia lo de Lupin, no necesito preguntárselo, su mirada le delata, además, es el director, cómo no iba a saberlo.

- Severus, lo que te ha pasado, es una gran desgracia. - Me dice algo que no necesito que me recuerden- tu vida va a cambiar para siempre.
- ¿Remus Lupin ira a Azkaban? - Pregunto inquisitivo, se que no va a cambiar mi situación, pero al menos pagara el daño que me ha causado, gracias a él, mi vida no vale nada.

Dumbledore me mira como si todos los años que tiene hubiesen caído sobre él de golpe, es una imagen que se va a repetir mucho en el futuro que nos espera.

- Veras Severus, cuando somos jóvenes cometemos muchos errores, por ejemplo cuando estaba en cuarto año, queme las cortinas de mi habitación porque las odiaba.
- Que te muerda un licántropo no es lo mismo que quemar unas cortinas. - Iinterrumpo de forma cortante.
- Lo sé. - Afirma con tristeza. - Lo que trato de decirte, es que esto quedara en secreto, por el bien de los dos.
- Acaso porque sea un secreto voy a dejar de convertirme la próxima luna llena, que yo sepa el único que se salvara de algo será el.- Dejo clara mi opinión en el asunto, quiero que pague.

Se sienta en la butaca que hace apenas unos minutos ocupo Lucius, parece cansando, no me importa, nunca entenderá lo que siento, continua hablándome.

- No sólo Remus se salvara de ir Azkaban. Además tu no tendrás que informar a las autoridades sobre tu nuevo estado, Popy yo guardaremos tu secreto. - Su voz era solemne, como si estuviese haciéndome un juramento, se que puedo confiar en él.
- Entiendo, pero eso no cambia nada, nunca le perdonare.- Afirmo tumbándome en la cama, haciendo creer que voy a dormir, no quiero hablar más de ello, diga lo que diga, Lupin se salvara.
- Nunca es mucho tiempo, y nadie sabe lo que el tiempo puede cambiar. - Le escucho decir antes de salir de la enfermería.

Mis sueños vuelven ha ser intranquilos, lo vivido se mezcla con mis peores miedos torturándome y haciéndome despertar sudando, intento recuperar la respiración como si acabase de correr hasta el limite de mis fuerzas.

- Será mejor que bebas algo.- Escucho una voz a mi lado, me giro y veo a uno de los amigos de Lupin, su mera presencia me molesta, pero no parece darse cuenta, si no que me ofrece el vaso de zumo que venia con mi desayuno olvidado, me lo tomo de un trago, pero me quedo con sed, le miro esperando que me diga a que ha venido, parece comprender un poco tarde que me molesta, o al menos eso demuestra su cara de golpe sonrojada y su tartamudeo.

- Bue...bue..bueno, y sólo....sólo quería devolverte esto.- Me extiende una bufanda de mi casa, la reconozco enseguida, es la que me dejo Lucius.
- Gracias.- Digo cogiéndola y abrazándola sin darme cuenta.
- Quería disculparme por lo que paso, Sirius se pasó, si no llega a ir James, tu podrías... - Empieza a decir a media voz, le miro antes de que acabe, no quiero ni que diga lo que soy. - ... lo que quiero decir, es que podrías haber muerto. - Termina al fin la frase y siento un gran alivio.
- Gracias por preocuparte Petriweit. - Se lo agradezco de corazón doy gracias también por acordarme de su nombre.

Después de eso, pasamos un tiempo hablando, me doy cuenta de que no es mal tipo, es sólo que vive a la sombra de sus amigos, he quedado de ayudarle con pociones, no quiere sacar mala nota en el TIMO.

Justo cuando se va, aparece Lupin, su mera presencia hace que el ambiente se vuelva tenso.

- Quiero hablar contigo.- Anuncia acercándose sin esperar mi respuesta, que evidentemente es una negativa.
- ¿Cómo te atreves? - Digo al ver que se para a mi lado. - Después de lo que me has hecho. -Por poco le grito que ahora somos iguales, pero me callo, aprieto los labios y me muerdo la lengua, siempre pensé que si hacia algo así seria como probar el veneno de una serpiente.
- Severus yo...- Empieza su disculpa, una disculpa que no quiero, aunque se ve que después de lo que me ha hecho tenemos la suficiente confianza para llamarnos por nuestros nombres, que curioso.
- Déjale solo, no es el momento. - Dice una voz que siempre consigue atraer mí atención, seguramente porque como ahora habla con sensatez, ante mi esta el profesor de pociones y de defensa contra las artes oscuras, no sólo eso, si no que es el jefe de mi casa, acompaña a Lupin hasta la puerta, y cuando escucho que esta se cierra, me echo a llorar abrazado a la bufanda de Lucius, ahora no tengo un futuro, por mucho que sea un secreto, no es algo que me permita hacer todo cuanto había planeado.

Siento que alguien me abraza y al mirar quien es, me encuentro en los brazos mi maestro, me dejo abrazar y lloro desconsolado.

- Llora, es mejor que no te quedes nada dentro. - Me dice acariciándome la espalda y dándome un beso en la cabeza.

No me doy cuenta de que no estamos solos, hasta que me encuentro entre esos dos hombres, Lucius me besa en los labios igual que antes y al separarnos dice:

- No te aproveches, es mío.

El profesor se ríe y me besa también, su forma de besar es más profunda que la de Lucius, no sé porque no me resisto, seguramente sea porque necesito saber que alguien me quiere.

- Severus, no te sientas mal por lo que eres, disfrútalo, porque pienso enseñarte como ser un autentico licano, además, así podrás perfeccionar tu poción. - Habla el maestro mientras las manos ágiles y diestras de Lucius se encargan de quitarme el pijama que me ha puesto madame Ponfrey y llena de besos mi piel, el maestro sonríe, una sonrisa que me hace entender que no soy el único licano ahí, y me dejo llevar, creo que a su lado me convertiré en una autentica fiera, ellos ya lo son.

No me importa si devoran mi cuerpo entre los dos, mi alma ya fue devorada por Remus Lupin.

Aullidos IV

~* Capitulo IV: Traición *~

Quien me iba a decir que este día cambiaría mi vida de golpe, el futuro que yo soñé nunca podrá ser.

Estoy haciendo un trabajo de pociones, como siempre me encuentro solo en la clase, cuando aparece Sirius Black a molestar para que variar, no tiene ninguna cosa mejor que hacer, por lo que se ve. Decido pasar de él, pero no me deja, empieza a ser bastante molestó por como me tira del pelo, para ayudar a la situación llega el prefecto de Griffindor, doy por hecho que se hará el ciego, me sorprende, no lo hace.

- Sirius para.- Parece estar enfadado. - Vamos, James nos esta esperando.

Miro de reojo a ambos, y me doy cuenta de que no soy el único sorprendido por su forma de actuar, salvo que en la cara de Black también se puede ver que le fastidia que le interrumpan, me da un fuerte tirón de pelo, que casi me hace gritar y se va. Apenas desaparecen, puedo escuchar sus pisadas por el pasillo, cuando Lucius entra por la puerta.

- ¿Qué querían esos? - Pregunta viéndome despeinado.

No le contesto, sabe de sobra que sólo me molestan, así que para que molestarse.

- El profesor dijo que salieses un poco, que es bueno que te de el aire.

No quiero salir, estoy bien aquí, estoy bien con mis pociones, haciendo lo que me gusta, lejos de los demás, no quiero que me vuelvan a traicionar, no quiero que nadie me de la espalda de nuevo.

Hoy debe ser el día de las sorpresas, porque Lucius Malfoy se quita su bufanda y me la pone con una delicadeza y unas maneras dignas de un rey, me hace sentir especial, sobretodo cuando me arregla el cabello y me besa en la frente abrazándome después, me dejo llevar por sus caricias, aunque sé que no soy el único y que nunca pasamos de esas caricias, me hace sentir vivo y especial por unos instantes. Yo mismo le separó y le grito por hacerlo, no dice nada, sólo me sonríe y me repite que un día yo le buscare a él, realmente su seguridad, me saca de quicio.

- Más quisieras.- Digo saliendo con aire ofendido, aunque ambos sabemos que no es así, esto se ha repetido desde que me encontró en el bosque, y sé que seguirá siendo así.

Salgo con un libro al patio, al menos haré algo que me guste, la primera persona con la que me podía encontrar no podía ser alguien al que yo le importase bien poco, no, tenia que ser Black, algo me dice que tiene el celo o algo parecido, me esta molestando más de lo normal, quiero seguir pasando de él, pero no me deja, así que le digo:

- Vete con tus amigos a donde quiera que vayáis y olvídame.

Se ríe estúpidamente y me contesta:

- Al menos yo tengo amigos, no como tú.

Le miro sin verle, yo tuve un amigo, o al menos eso creí y me traiciono, dudo que sus amigos le sean tan leales, cualquier día le darán la espalda y sabrá lo que yo sentí.

- Algún día te tragaras tus palabras.- Siseo movido por la rabia más que otra cosa.

No se exactamente como, acaba rebelándome a donde va con sus amigos, algo me dice que no me fíe, pero esta noche es luna llena y sé que no podré dormir, prefiero hacer algo en vez de pensar en el lobo que tanto creí mi amigo.

Cuando llego al lugar, me vuelvo a sorprender, delante de mi esta Remus Lupin desnudo, en principio no entiendo la situación, pero me vasta ver sus ojos para comprenderlo, él es el lobo que me traiciono, me grita que me vaya, pero no le escucho, estoy mirándole, quiero una explicación, pero no va a ser eso lo que me lleve, es la primera vez que lo veo transformarse, me huele y le dejo, pero no actúa como antes, me tira al suelo y desgarra parte de mis ropas, me llena de arañazos y yo no me molesto en luchar, no encuentro motivo por el que hacerlo, hasta que la bufanda de Lucius cae desgarrada y manchada de mi sangre, entones reacciono, forcejeo, pero es tarde, grito, pero se que no vendrá nadie, y siento sus dientes clavándose en mi carne, y cuando creo que todo es el fin alguien le lanza un hechizo y me coge en brazos, me sacan de ahí, cuando deseo morir, acabo de perderlo todo, pero no parece importarle, creo que no se ha dado cuenta del mordisco de mi hombro, al menos eso me parece antes de perder la conciencia.

Aullidos III

~* Capitulo III: Separados *~

He pasado tantas noches en vela que ya he perdido la cuenta, pero todas ellas merecen la pena, sólo por lo que estoy preparando, con esta poción estaremos siempre juntos, da igual la luna o el sol, no importara el tiempo.

Corro por el bosque para que la pruebes, aún no es perfecta, pero pronto lo será, no te encuentro donde siempre, me meto por otros sitios, cada vez más oscuros y peligrosos, no tengo miedo, se que si estoy en peligro, tu vas a venir por mí, tu me salvaras, confío en ti.

Al fin te encuentro, te veo en la distancia, te llamo, corro hacia a ti, y entonces los veo, a tu lado hay más animales, un ciervo y un perro inmenso, negro como la noche, te giras y me ves, estoy ahí de pie, mirando sin entender, más bien sin querer entender, te veo darme la espalda por ellos, te llamo, y me niegas.

Tras perderte vago por el bosque, vago sin ver por donde voy, me siento vacío, todo cuanto hice por ti, parece perder sentido, no logro entender que ha pasado, no creo que hiciera nada para que me dieses la espalda, no le dije a nadie sobre ti, guarde el secreto y lo guardare, pero no te perdonare esto, me has dado la espalda y quiero descubrir el motivo, saber porque me niegas de este modo.

Por pensar en ello no me doy cuenta de la trampa en que caigo, la tela de araña pegajosa apenas me deja moverme mientras sus dueñas se acercan a mi con evidentes intenciones de comerme, intento coger mi varita del bolsillo, pero sigo sin poder despegarme, grito llamando a mi único amigo, lo llamo con desesperación, y algo se rompe en mi cuando siento que una de las arañas se abalanza sin que aparezca, por suerte muerde donde llevaba la probeta y se aparta por los cristales que nos hemos clavado ambos, siento como empieza a salir sangre de la herida, pero ya no grito, si no que las miro desafiante, no pienso dejar que me coman así de fácil, sigo forcejeando para soltarme, cuando escucho pronunciar un hechizo.

- Lacarnum Inflamare. - Una voz firme, que pronuncia perfectamente cada letra en latín. Ante mis ojos veo arder varias arañas y como ese mismo fuego alumbra el rostro de mi salvador, por un momento pienso que puede ser mi lobo, pero sé que es imposible, ante mi veo el rostro aristocrático, los ojos grises y fríos, el cabello rubio perfectamente peinado sin dejar escapar un sólo pelo de la coleta que lo sujeta hacia atrás, me mira como si pudiese leer en mi, saber los motivos que me han llevado a esa situación, pero no dice nada más que otro hechizo.

- Accio Severus. - Al momento soy arrastrado por la magia ante él, mientras me sorprendo porque usase mi nombre en lugar de mi apellido, me coge en brazos, y no me deja bajarme, me carga hasta su cuarto donde me deja sobre su cama y me empieza a quitar la ropa, conozco su fama y me resisto, pero él me empuja y se ríe, dejando una mano sobre mi vientre descubierto apunta sobre la herida y vuelve a hacer uso de la magia.

- Asclepio. - La herida desaparece al momento - Severus si hubiese querido tu cuerpo hace tiempo que lo habría tenido. - Dice con una sonrisa viperina sin apartar los dedos de mi vientre y recorriéndolo con ellos.

Aparto su mano de un manotazo.

- Si quieres reírte de alguien, buscaste a otro.- Hago saber levantándome y acomodando mi ropa.
- Me parece más interesante saber que hacías en el bosque prohibido.- Señala su insignia de prefecto, aunque eso no explica que hacia él ahí.
-No es asunto tuyo.- Contesto fríamente, sé que me puede salir caro.

Voy hacia la puerta, pero se interpone cerrándola con magia, aprieto los dientes y busco mi varita, por suerte aún la tengo, pero antes de que pueda hacer uso de ella, él se ha ocupado de usar uno que me deje en ropa interior, me giro y le apunto con ella, mi ceño fruncido, estoy lo suficientemente enfadado como para hacer uso de un hechizo que no debería ni mencionar, pero lo hago de mis labios sale un crucio, nunca antes lo he usado con un ser vivo, pero siempre hay una primera vez, Malfoy lo repele con facilidad usando un escudo, nos miramos desafiantes sabiendo que ambos somos capaces de llevar eso hasta el final, para mi sorpresa baja la varita y dice:

- Ya me buscaras tú a mí. - Cuan ciertas son sus palabras sin que yo pueda saberlo en ese momento, en el que me marcho de ahí lleno de rencor hacia todos, sobretodo hacia a ti, que fuiste mi amigo y me dejaste solo.

Aullidos 4

~* Capitulo IV: Traición *~

Hoy será luna llena, James quiere hablar con nosotros, quiere decirle a Lilit que soy un licántropo, por eso quiere que nos reunamos todos para saber nuestra opinión, no sé porque nos la pide, sé que ya se lo ha dicho, lo noto, ella me trata casi como siempre, ahora hay cierta lastima en su mirada, no lo soporto, odio que me miren de esa forma. me toca buscar a Sirius, primero pienso que estará ligando con alguna chica, pero para mi sorpresa esta en el aula de pociones molestando a Snape, aprieto lo puños, y le digo que venga conmigo que James nos espera, mientras me reprocho el haber dejado que lo molestasen por tanto tiempo, y el haberle dado la espalda, extraño la sensación de dormirme con él acurrucado sobre mi pelaje, no sé como explicarlo, pero puedo recordar más cosas de las que hice con él, que las que hago con mis amigos.

Nos cruzamos con Malfoy al irnos, me molesta, sé porque va con Snape, más de una vez le he visto enrollarse con distintos chicos y chicas, no hace diferencia ese Don. Juan, para luego correr a él, para estrujarlo y tratarlo como si fuese un cachorrito del que se ha encaprichado, no lo soporto, pero no puedo decir nada, a fin de cuentas yo le abandone.

Ya es la hora, me quito la ropa para no romperla, y espero a mi transformación, escucho unos pasos que se acercan por el túnel, me extraña que Sirius o James vengan antes de tiempo, pero entonces le veo, lleva los colores de Slytherin, y sus ojos me observan primero incrédulos y después conocedores de la verdad, me exigen una explicación. en cierto modo quiero dársela, pero entonces siento que me transformo, es distinto a cuando lo hago siempre, siento una agresividad y un deseo que antes no tenía, aunque quizás sí, y he estado negándolo hasta ahora.

Como lobo me acerco a él, le huelo, huele como siempre, y voy a lamerle el rostro cuando huelo otro aroma en él, es el olor de Malfoy, esta por todo su ser, quiero quitarle ese olor, quiero que sea de nuevo sólo mío, le araño la túnica, y casi toda la ropa, sin importarme que también araño su piel cetrina, una piel suave y que antes nunca me había atrevido a tocar por miedo a romper, pero quiero quitarle ese olor, me deja hacer, pero entonces le arranco de un zarpazo la bufanda dejando mis garras marcadas en su cuello, y en su torso, no me importa, no le voy a dejar salir de ahí, no dejare que se vaya con nadie. No sé que le pasa, de golpe empieza a forcejear, intenta huir pero no le dejo, ahora es mío y salto sobre él como si fuese un simple conejito, un gatito atrapado en mis garras, le muerdo, no se porque lo hago, pero le muerdo, como si con ello entendiese que es mío, se queda quietó, casi inerte, por un momento creo que lo he matado, pero siento su respiración, incluso cuando le lamo la herida, pruebo las lágrimas que esta derramando, alguien se acerca, me giro para atacarle, no dejare que se lo lleve, es mío, pero entonces un destello, me golpeo contra la pared y pierdo la conciencia unos segundos, cuando despierto, sólo quedan sus ropas y salgo al bosque enloquecido, aullando a la luna, y enfrentándome a todo cuanto encuentro, le quiero de vuelta.

Aullidos 3

~* Capitulo III: Separados *~

Tras mucho estudiar mis amigos han logrado transformarse en animagos, he temido este momento cada vez que lo decían, me alegra a la vez que me entristece, pues se que ellos no aceptaran tu compañía, no entenderán que lo que me ha calmado hasta ahora eras tu, quien me a cuidado y protegido, no quiero tener que elegir, pues sé que terminare perdiendo de todas todas.

La noche ha llegado y mientras yo me transformo dolorosamente ellos esperan fuera, haciéndolo a través de la magia, su forma es distinta, no hay dolor en ella, me alegro por ellos.

Esta anoche es la primera que no te espero, ellos me han venido a buscar, corro por el bosque a su lado, mientras una parte de mi ser no deja de pensar en ti, pido a los cielos que no aparezcas, que no me vea en el momento de elegir, no me escuchan y tu apareces, siento tu aroma en la distancia, por eso corro lo más lejos de ti, aun así tu me encuentras, te veo, veo tu decepción, tu desilusión cuando niego de ti, pero es que te quiero sólo para mi, quiero mis lunas contigo no con ellos, pero ya no hay vuelta atrás, mi parte humana se empeña en estar con ellos, mientras que el animal que hay en mi termina rugiendo desesperado al no tenerte, estas tan cerca y tan lejos, que cuando me alejo de ti, no tienen más remedio que contenerme, rujo desesperado, quiero volver junto a ti, además siento que algo se rompe en mi, siento que tu eras lo que me contenía hasta ahora, tu simple presencia, y te he alejado de mi injustamente.

No ayuda el que escuche tu llamada en la distancia, reconozco tu voz y que estas en peligro, por eso lucho contra ellos queriendo ir hacia a ti, tengo que ayudarte, tu confías en mí, no quiero fallarte otra vez, pero entonces ellos hacen que pierda el conocimiento, creyendo que puedo hacer daño a alguien, y en mi caída a la oscuridad tu te lajas de mí, mire a donde mire eres tu en la distancia, sé que cuando vuelva a ser humano, no recordare nada de esto, sólo sentiré el vacío que me ha quedado dentro.

Aullidos II

~* Capitulo II: Extrañando *~

Desde la primera vez que nos encontramos, se convirtió en algo normal que siguiésemos haciéndolo, siempre espero con gran ilusión cada luna llena, el momento de estar a tu lado, pero esta vez, la luna ha llegado y no puedo correr por el bosque para encontrarte.

Quiero estar junto a ti, alejarme de los gritos del desprecio hacia mi mera presencia del dolor que me causa estar entre los que se supone mi propia familia, pero mi madre ha muerto y he de guardar luto por ella, la mujer que me dio la vida, la mujer que se ponía en medio para ser golpeada en mi lugar, y ese hombre se atreve a venir a su funeral, cuando él la ha matado, la ha matado él, todos lo sabemos, pero lo que nadie sabe, es que yo le matare a él, puede que no hoy, ni mañana, pero caerá en mis manos, vengare a mi madre, y sabrá que fui yo quien le arrebato la vida justo antes de soltar su ultimo suspiro, me vera, vera mi sonrisa triunfante, burlona.

Sin embargo ahora me asomo por la ventana de mi celda, esta celda que llaman mi cuarto, y veo la luna y me siento triste por no estar a tu lado por no poder curar las heridas que te puedes llegar a hacer, amo esa luna que te trajo a mi y a la vez la odio porque te hace sufrir, por eso estoy haciendo algo sólo para ti, ten paciencia, pronto volveremos a estar juntos, por favor no me dejes, si te pierdo a ti, me quedare solo, por eso confío en que sepas, que si no estoy ahora, no es porque no quiera, si no porque no puedo, confío en que te hayas enterado de lo que todos suponen una pena muy grande, cuando yo creo que era algo inevitable, y no es más que un alivio, pues ella se a librado ya de su verdugo.

Aullidos 2

~* Capitulo II: Extrañando *~

Esta noche se que no vendrás, todo el mundo sabe que tú madre ha muerto y por eso te sacaron de clase, por eso te marchaste sin mirar a atrás, sin embargo sé que me extrañas o al menos eso quiero pensar.

Esta transformación duele más que ninguna otra, no estas aquí, no estas junto a mí, y te quiero aquí, quiero jugar a buscarte, quiero que me abraces y te subas a mi lomo, que me muerdas las orejas como si fuese un cachorrillo y juegues conmigo hasta caer rendido, pero hoy no vas a estar, y al faltarme tú, me descontrolo, golpeo y araño las paredes de la casa, ni me molesto en salir, no merece la pena. Me muerdo a mi mismo clavo mis garras sobre mi propia carne, rujo sin sentido, te llamo ebrio del olor que aunque no esta aún huelo en la distancia, es como si me hubieses impregnado de el, para que no te olvide nunca, recuerdo tus sonrisas, recuerdo el sonido de tu risa, lo habrá escuchado alguien aparte de mi, espero que no, quiero que sea algo sólo mío, no quiero compartirte, porque tu eres el único que de verdad me entiende.

El amanecer ha llegado, salgo a rastras del árbol boxeador, nunca he estado en peor estado, y no hago más que pensar en como estarás tú, en que quizás necesites que alguien te abrace y te diga que no estas solo, en vez de enfrentarlo todo solo.

Seguramente por estar pensando en ti me descuide, y así fue como al salir de mi escondite me encuentro de frente con mis amigos, no sé que hacer, creo que voy a caer en una profunda oscuridad, que todo esta perdido, que yo me he perdido, pero ellos sonríen y entre abrazos y miradas de preocupación por mi estado me llevan a la enfermería, mientras yo dejo mi cuerpo caer, mi mente desaparece entre sombras, escuchaba sus gritos, pero no los entendía, en mi mente aparecía tu imagen sonriente, tu mirada preocupada, vendando mi cuerpo de lobo, cuidando mis heridas en ese estado, realmente, eres tu al que debería contarle mi secreto, pues has estado conmigo, sin saber quien soy realmente, pero temo que si lo hago, te perderé.