jueves, septiembre 29, 2005

Vendeta

Si había algo que no toleraba era la traición, sobre todas las cosas no la perdonaba, se había jurado así misma y al recuerdo de alguien importante que destruiría a todo el que la traicionase a ella y a su clan, pues en su día había sufrido en sus carnes la traición, hasta el punto de haber llegado a estar a las puertas de la muerte y resurgir del fuego como el fénix para convertirse en un ángel vengador, que sólo se ocuparía de si misma y sus elegidos y esos eran su clan, el resto sobraban en ese mundo que había decidido conquistar, sería suyo o de nadie.

Por ello cuando conoció la noticia de que uno de sus mejores hombres les había traicionado teniendo un hijo con una sucia humana decidió eliminarlo a él, a la humana y su cachorro, no dejaría a nadie que luego pudiese ir buscando venganza, por eso mando a la mejor, Maharet se encargaría de ellos, pero no quería perderse el espectáculo, se aseguro de ocultar su olor tapándolo con otros, en este caso eligió el ébano, le recordaba a la muerte, aunque quizás no era tan buena idea porque no pensaba darles una muerte dulce.

Con una sonrisa en los labios observó como luchaban por salvarse, como intentaba proteger a su esposa y su sonrisa se ensancho cuando el cuerpo permaneció en distintas partes de la casa, cuando la sangre cubrió las paredes y aquel hombre perdió la razón, tan serio, tan frió y ahora luchaba por el mismo deseo que ella, la venganza, sus ojos brillaron al ver como caía cuando Maharet le amputó la pierna y disfrutó al ver que aún así seguía luchando, se acercó a él, cuando se suponía que ya no podía moverse, le tiró del pelo y le obligo a mirarla a los ojos, una vez estuvo segura de que la había reconocido le arranco un ojo con sus propios dedos, y le golpeo la cabeza contra el suelo con tal fuerza que le hizo perder la conciencia, y ella creyó que lo había matado.

Lo único que estropeo aquella noche fue saber que el cachorro había escapado, pero no importaba, tarde o temprano la buscaría reclamando venganza, y entonces lo mataría.

Nadie en el clan conocía los motivos ocultos tras su acciones, ninguno de ellos supo jamás que se estaba vengando del hombre que la mato hacía tiempo y con ella a su hijo, por él, era ahora lo que era.


Esta historia esta ligada a esta otra: Confesión antes de la muerte

Haciendo el papel de administradora

Lo que pongo aquí abajo, se lo he tenido que mandar a uno de los jugadores del juego de YuYu Hakusho que ayudo a moderar, amablemente me pidieron que le dijese las verdades al pobre chaval que ya sin que le dijese nada estaba acojonado por lo que le pudiese hacer, a fin de cuentas desde el principio quedo claro, que yo no haría más que lo justo a no ser que se pasasen.

Buenas:

Aunque la otra administradora ya hablo contigo, aun no veo que
hallas cambiado nada de tus equivocaciones, no cuento lo borrado pues
evidentemente si no lo borraba ella, lo habría hecho yo, es una falta para
nosotras que nos molestamos en crear el foro y para el resto de jugadores que no
hagas caso de las reglas, pues igual que ellos se esperaron para jugar, contigo
pasa lo mismo, en este juego todos los jugadores serán tratados igual.

Además, tu firma es demasiado grande, está bien que quieras tener una
imagen, pero no una que probablemente termine siendo más grande incluso que los
post que puedas llegar a poner, además de que tu avatar carece de las medidas
apropiadas, siendo estas 120 x 170 pixeles, las tuyas no llegan ni a la mitad.

Recuerda que este es el mundo de YuYu Hakusho no el de Full metal
alchemist o cualquier otra cosa.

Léete las reglas, si no entiendes algo
pregunta, si no estás seguro de hacer algo, pregunta, aunque te creas un pesado,
pregunta, porque si vuelves a saltarte las reglas, serás mágicamente baneado por
tres días, podrás leer pero no escribir, aparte de que volveré a llamarte la
atención y probablemente no sea tan amable; si repites porque te gusta ser un
rebelde sin causa, será el doble de tiempo, no me tomare el trabajo de decirte
nada, demostraras que no lees lo que te dicen y se borrara el post con la falta,
o los posts, y si aún quedas con ganas de más, borrare tu existencia para
siempre.


Más vale que te hallan quedado las cosas claras.

domingo, septiembre 25, 2005

Galeria...es tontería

No estoy precisamente contenta, iba a hacer una super actualización del blog, añadiéndole galería y links y yo que se que más, aparte de quitarle este estúpido fondo rosa, carece de sentido si ya no va a estar siendo igual al de mi hermana....
En fins, estaba super happy, y llega un amiga y me insiste para que me apunte a
deviantart , le explique que tras ver las paginas de Pu-sama y Pu, había decidido ponerlos simplemente en mi web, pues yo no dibujo también ni borracha (¿¿o es ni soñando??), pero claro, la gente no sabe aceptar un no por respuesta, y te encuentras con que te pasan paginas de ilustradores profesionales o gente con super dibujos y alguno que hace garabatos como las personas normalitas, pero es demasiado tarde, la visión de las imagenes de ilustradores, ya te han dejado claro que es mejor seguir como hasta ahora, así que a la mierda la galería, que es tontería, mirar las imagenes de los links, eso es dibujar y no lo que yo hago.... pero de todas formas a mi me gustan mis garabatos.
Grapacipiaspas apanepe-chanpan tupu sipi quepe sapabespes supubirpir lapa moporalpal apa lospos depemaspas.

viernes, septiembre 23, 2005

~*Nueva imagen*~

El tiempo pasa verdaderamente rápido cuando eres feliz, en su casa no había momento para el aburrimiento ni sitio para la amargura, ni lo habría mientras cada día se llenase con la risa de Ichigo Iichie.

Esa noche habían ido a cenar fuera, y volvían dando un paseo por el parque, estaban rindo ante la insistencia del pequeño sobre que no tenía sueño, cuando no paraba de bostezar y se le cerraban los ojos abrazado al cuello de su madre, la risa ceso en el momento en que notaron el cambio en el aire, el parque que les había parecido acogedor se convirtió en una trampa mortal, Vallari apretó a su hijo en brazos intercambiando miradas con Rui, hasta ahora nunca se habían encontrado con más que algún licano, un cazador o un mestizo pero siempre hacían como si no notasen la presencia del otro, esta vez era distinto, habían sido rodeados, el olor les delataba.

- Ichi. ¿Quieres que te enseñe un juego? - Le preguntó volviendo a dejarlo en el suelo a una señal de Rui, medio dormido su hijo asintió con la cabeza, mientras se esforzaba porque no se le cerrasen los ojos.

Vallari sacó un hilo apenas visible de entre sus ropas sin que nadie lo notase. y otro perfectamente visible de lana azul, que le enseñaba a Ichi, mientras que para el niño todo era un juego en el que se esforzaba para no liar sus manos entre la lana, su madre se ocupaba de crear una telaraña finísima a su alrededor, impidiendo con ella que llegasen hasta él. Pero al ver como se iban poniendo las cosas, prefirió que el juego terminase haciendo que su hijo cayese en un plácido sueño, no permitiría que viese como sus padres se convertían en maquinas de matar.
Rui que en principio había luchado con las manos desnudas, no tardo en arrebatarle un revolver a uno de los licanos, este viéndose en peligro se transformo creyendo que así lo cogería por sorpresa, pero fue al contrario, Vallari le tomó la delantera, fue ella quien le rompió el cuello antes de que pudiese convertirse en bestia, Vallari en su forma de lobo era tan hermosa como en mujer, un pelaje castaño brillante, unos ojos negros con la profundidad del océano, ese fue el lobo que todos vieron colocarse detrás del cazador de demonios, uniéndose a su lucha, una escena única, que seguramente se vería mucho cuando la guerra estallase y tuviesen que hacerse alianzas con los que alguna vez fueron enemigos.

Mientras se encargaban de ocultar los cadáveres, Rui pensó en lo cómodo que resultaba matar vampiros que se convertían en polvo y no te daban tanto trabajo como los licanos que únicamente recuperaban su aspecto humano, convirtiéndole a los ojos de la gente en un asesino cruel y sanguinario, evidentemente nadie iba a creer que fue en defensa propia que aquellos hombres de piel oscura, venidos de tierras extranjeras se convertían en lobos, como mucho le tacharían de loco y acabaría encerrado en un psiquiátrico disfrutando de poder golpearse contra las paredes sin hacerse mucho daño porque serian acolchadas, así que como esa idea no era de su agrado, decidió mandar a su esposa a casa con el niño, para así poder moverse por las redes de los cazadores, ocupándose de que desapareciera todo rastro de aquellos cadáveres.

- Mañana nos iremos de aquí.- Anuncio Rui nada más entrar en casa.
- Me parece bien, pero ellos ya conocen de la existencia de Ichi, mi padre lo sabe, ya no me busca a mi, quiere a su nieto, estoy segura de que quiere convertirlo en alguien como él, no podemos dejar que le encuentren, si nos vamos será fácilmente reconocible, nunca he visto a una persona que tenga los cabellos tan claros, la piel tostada y un ojo de cada color.- Hablaba mientras con manos nerviosas le acariciaba el cabello a su hijo, mirándole con preocupación, deseando que nada malo le pasase.
- En ese caso, todo eso se puede cambiar, ahora vuelvo.- Había seguridad en sus palabras, en su mirada, confianza mutua, un beso en la frente de su hijo y otro en los labios a su esposa antes de partir.

Por primera vez, Rui Nishikado se encontró pidiendo un favor, tragándose todo su orgullo.

- Soujiro vengo a suplicar tu ayuda.- Hablaba de rodillas ante el altar del viejo templo.
- No me lo creo, creí que habíamos quedado en que estabas muerto.- Cierto sarcasmo en sus palabras.
- Los licanos nos encontraron, mataran a mi mujer y a mi hijo.
- Eso no tiene nada que ver conmigo.- Dijo como dando por terminada aquella conversación, sabiendo que se refería a la familia de su mujer, que los hermanos la dejasen libre no quería decir lo mismo del padre y el prometido al que abandono.
- Por el amor de los cielos Soujiro, mi hijo, mi hijo es un niño inocente, ha tenido la vida que me pediste que tuviese, no le des la espalda ahora, déjame llevarlo lejos de aquí, a algún lugar seguro.
- Ya no hay lugares seguros en el mundo para nadie, la guerra entre razas estallara pronto, no creo que puedas hacer nada.- Sentenció.
- Ichigo Iichie
- ¿Por qué me vienes ahora con eso? Te di tu oportunidad hace tiempo, la tomaste, no me involucres más en esto. Me juego mi vida por hablar contigo.
- Mi hijo se llama así, él sonríe y llora cuando se cae, a veces ríe tanto que se le sale la leche por la nariz, e intenta huir cada vez que tiene que comer verduras, dibuja en las paredes con los dedos y después pide perdón con una sonrisa dejando claro que no se arrepiente, es todo cuanto nosotros deseábamos ser.

Se hizo un silencio incomodo alrededor de ambos, el joven de cabellos blanquecinos tenía que tomar una decisión, una decisión importante que afectaría más a la persona que le miraba con ojos suplicantes, a la familia de aquel hombre, lo que quería decir que podría truncar el futuro de la persona a la que protegía en las sombras, mientras que probablemente, él seguiría igual.

- Antes de tomar una decisión, llévame con él.

Esa noche, por primera vez en mucho tiempo ambos hermanos caminaron juntos, realmente no recordaban haberlo hecho antes, caminaron cada uno al lado del otro lucharon juntos contra los demonios que se atrevieron a atacarles, y cuando llegaron al pequeño piso en el que vivían, le dejo pasar primero.

- Vallari, este es mi hermano pequeño Soujiro. Soujiro ella es mi esposa Vallari.- Los presentó intentado no ver la mirada inquisitiva de su esposa.
- Encantado.- Habló con una sonrisa en los labios, notando como la mujer se sorprendía al ver el parecido físico con su hijo, como se llevaba una mano a la boca sin saber que decir.
- Me gustaría que viese a Ichi antes de que nos vayamos.- Pidió Rui seguro de que les ayudaría, nada más lo viese.
- Claro, sígueme Soujiro.- Pidió con una sonrisa, sin por ello poder ocultar su sorpresa.

La siguió en silencio, realmente nadie habría notado su ceguera, pero cuando estaba entrando al cuarto del niño casi cae por pisar un tren de madera, si no es por los reflejos de Vallari lo habría hecho al instante, pero ella le cogió enseguida, fuertemente, demasiado fuerte, para la apariencia delicada que tenía.

- Lo siento, será mejor que te sientes, le suelo decir a mi cachorro que recoja los juguetes, pero parece que nunca me escucha.- Se disculpó a la vez que le guiaba a una mecedora al lado de la cama. Con cuidado de no despertarlo saco a su hijo de la cama y lo coloco en los brazos de aquel hombre tan parecido y a la vez tan distinto. - Os dejare solos un momento, tengo que seguir haciendo maletas.

Por un momento tuvo la tentación de huir con aquel niño, nadie podría decir que no era su hijo, eran tan iguales, sujetaba sus manitas, tan pequeñas, sentía la respiración relajada ajena del mal que se cernía sobre él y su familia, y cuando vio como su hermano se asomaba por la puerta sonriendo para después alejarse de aquel momento que parecía privado, decidió no hacerlo, por un recuerdo lejano en el que por primera vez sintió que alguien le quería.

- Rui, tenemos que llegar al aeropuerto, allí os espera un avión privado, iréis al sitio donde todo empezó y todo terminara, el lugar que esta regido por los hermanos Corvinus.- Habló mirando hacía la puerta entre abierta, no necesitaba ver para saber que su hermano estaba ahí.
- ¿No sera peligroso? - Preguntó entrando en el cuarto y abriendo un cajón, no le sorprendió ver que apenas había ropa en el, cogió algo que abrigase y lo cerró con pena.
- Ya te lo dije, no hay lugares seguros, sólo el no saber nada es seguro, lo mejor es que vayáis ahí, es el lugar más peligroso y más seguro, uniros a los rebeldes, los dirige Alexander Corvinus, aunque sea difícil de creer, es licano y vampiro, quiere la unificación, es decir desea la paz, pero por desgracia a la paz sólo se llegara a través de la guerra.

Mientras ellos hablaban Vallari terminaba de guardar todo lo imprescindible, ropa y poco más, aunque no pudo evitar guardar todo lo que dejaban atrás como si fuesen a volver al día siguiente a seguir sus vidas allí, en esa casa que había visto crecer a su hijo o como se transformaba en un hermoso lobito blanco.

- Val déjalo todo, por el camino que vamos a hacer no creo que podamos llevar maletas, será mejor que metas algo de ropa tuya y de Ichi en una mochila yo la llevare.- le dijo cogiendo un portafotos de uno de los muebles para sacar la foto que allí había y guardársela en un bolsillo del pantalón.

Como vulgares ladrones, se escudaron en las sombras para huir, caminaron entre las catacumbas, sin dejar de fingir que todo aquello era un juego para no asustar a su hijo, el motivo de que se fueran así, realmente él les creía y sonreía sin dejar de correr a su lado por aquellas malolientes alcantarillas, el pequeño tropezó y tres pares de brazos se extendieron hacía él antes de que llegase a caer a las malolientes aguas, fue su tío quien lo cogió en brazos, y le cargo el resto del camino.

- Asias tío Sou.- Dijo abrazándolo por el cuello.
- ¿Como me llamaste?
- Tío Sou. - Repitió como si fuese normal, aunque esa era la única vez que lo había visto, le habían dicho que era su tío y eso bastaba, además se sentía bien estar con él, y le gustaba ver que se parecían tanto.
- Dilo otra vez.- Pidió encantado con la idea.
- Tío Sou.- Volvió a decirlo sin saber lo importantes que eran esas palabras para su tío.

Sus padres les observaron en silencio sujetándose las manos para darse fuerzas mutuamente, en lo que el pequeño dormía habían tenido una conversación muy importante, la misma que les había llevado a decidir meterse en aquel maloliente sitio, para dirigirse a un aeropuerto privado donde les esperaba un avión que les llevaría a Corvinolandia como lo había llamado Soujiro, según él, era el sitio más peligroso y a la vez más seguro, pues ahí la guerra era dirigida por los hermanos Corvinus, cada uno dirigiendo un bando, ellos debían buscar a un tal Alxander el pequeño de los tres y el líder de los rebeldes, por lo que sé sabía de él, era vampiro a la vez que lobo, no sabían cómo eso había llegado a ser posible, sólo sabían que una vez allí deberían unírsele para estar seguros de que su hijo estaría protegido.

Al salir de las alcantarillas, entraron en un sótano, de allí subieron en un ascensor a un piso privado, realmente como siempre Soujiro lo tenía todo preparado, ahí estaban sus maletas, las cosas que habían preparado para después dejar atrás. Mientras Vallari se limpiaba y quitaba el maloliente olor, Rui aprovechaba para pasar un momento a solas con ella, Soujiro se ocupaba de jugar con Ichi, aunque más bien era al revés, pues Ichi le estaba enseñando a jugar al hilo, algo muy difícil cuando no puedes ver, pero fue en ese momento cuando Soujiro confirmó la duda que había tenido desde que aquel niño nació.

- Tio Sou. ¿Quién es el hombre que esta a tu lado todo el tiempo?
- ¿Perdón? - Dijo incrédulo, sabiendo a que se refería, pero también que no podía verlo cualquiera.
- Shí, el hombre alto se parece a papá, pero no es igual, los ojos de este hombre son marrones, además él sólo está para ti.
- ¿Ichi cómo sabes eso? - Lo cogió por los hombros mirándolo con sus ojos sin vida, unos ojos que no le mostraban el aspecto físico de las personas, pero si sus almas, y el color del aura de las personas le decía su estado de ánimo.
- No sé, algo que sé.- Explicaba algo asustado por la reacción. - Me haces daño.- Dijo intentando no llorar.
- Lo siento.- Lo abrazo - ese hombre es algo así, como mi ángel guardián, a que va vestido como un abogado de la tele, y lleva una katana en una de sus manos.
- Shí.- Asintió.
- Ves, es para protegerme, igual que hacen tus padres contigo.
- Pero mis padres no tienen a nadie así a su lado ¿No tienen ángel guardián?
-Claro que sí, pero, es distinto al mío, a que si estas solo con tu padre, sientes que está tu madre con él - Ichi asintió. - y te pasa lo mismo con tu madre - volvió a asentir - pues eso es porque uno es el guardián del otro- le decía eso por no decirle la verdad, por no decirle que lo que veía no era precisamente normal, que aquel hombre no era ni mucho menos un ángel guardian, si no su tío Akira, un hombre vivo al que estaría atado de por vida, no era amor como en el caso de su hermano y la mujer hindú, era el deseo que tenían el uno del otro, sabía que su tío no era capaz de amar a nadie, además, nunca le había dicho "te amo", si no "me perteneces".
- Vallari ellos le quieren a él ¿verdad?- Le preguntó cuando la vio aparecer secándose el largo cabello castaño con una toalla.
-Sí.- Contestó sorprendida de que él lo supiera. - Supongo que ya han corrido la voz de como es.
- Eso vendrá bien, porque él no va a ser así por más tiempo.
Ichi no prestaba atención a la conversación le habían dado papel y colores así que pintaba a su tío al hombre que había detrás de él y a sus padres unidos el uno al otro por un hilo rojo.
- Ahora cuando le bañes le pones esto en el pelo, y se lo cortas. Enséñale a usar eso otro, al principio le molestaran, le van a picar algo los ojos y se le saldrán las lagrimas, pero lo ojos no tardaran en acostumbrarse, mientras haga esto no tendrá más el aspecto que buscan.
Vallari asintió con una sonrisa y acercándose a Ichi con las cosas que le había dado en brazos le pidió que fuese con ella que era la hora del baño.
- Si te portas bien, en el cuarto de al lado te espera un regalo.- Dijo Soujiro sabiendo que no iba ser precisamente fácil enseñarle a usar lentillas y teñirle el pelo.
A solas en la habitación con su hermano, el aire parecía cambiar, la habitación parecía más pequeña y Rui se encontró abriendo la ventana para poder respirar mejor.
- Rui tengo que hablar contigo seriamente.
Este sólo se giró para mirarle, dejando claro que le escuchaba con una especie de gruñido.
- Quiero dejarte una cosa clara.- Empezó - No te delatare, pero tambien has de saber, que una vez estés lejos no podre ayudarte, ya no te podre proteger como he hecho hasta ahora.
- Lo sé, y te lo agradezco, si no fuera por ti, es probable que hubiésemos muerto hace tiempo, no sé a cuantos licanos habrás matado, pero no me importa, porque yo también he matado muchos y lo seguiré haciendo para proteger a mi familia.
- No es sólo de eso de lo que quería hablarte. - Hizo una pausa que tuvo la reacción deseada, el acercamiento de su hermano.- Has de saber que Ichi está sobre una fina línea, una línea que separa el mundo de los muertos de los vivos, la locura de la cordura, una línea que si desaparece puede costarle la vida o la cordura.
- ¿Qué quieres decir?- Preguntó a pesar de que temía la respuesta.
- Quiero decir que tu hijo está entre tú y yo, yo vivo viendo el mundo de los muertos con mis ojos ciegos al mundo de los vivos, y tu vives ves el mundo de los vivos, el mundo en el que vives, Ichi puede ver ambos, pero no se da cuenta, el sonríe y saluda a personas que son fantasmas, por eso te digo que tengas cuidado, para que no vea nada que pueda llevarlo al punto de la locura, para que esa locura no le lleve a la muerte.
- Séllalo.
- ¿Como me pides eso?
- No te lo pido, te lo exijo, sella esa parte de él, elimínala si puedes.- Su voz empezaba a subir de tono, sus manos se aferraron a la ropa de su hermano encarándolo, como si con ello pudiese obligarle a hacerlo.- Séllale, si de verdad te importa séllalo, el no lo sabrá nunca y tu eres bueno con eso.
- Jamás haría lo que me pides.- Apartó las manos de su hermano con brusquedad.- Un sello mal hecho puede dañarlo por completo, si hubiese un fallo podría encerrar hasta su alma.
- Por favor te lo ruego.- De rodillas ante él, tapándose el rostro para que no se viesen las lagrimas que empezaban a salir- No quiero perderlo, no quiero que llegue el día en que no le vea sonreír. Tengo miedo, por primera vez en mucho tiempo tengo miedo.
- Rui, para ya con esto, no le pasara como a mí, no le van a atacar, no intentaran llevarlo a su lado.- Le contestó acariciándole el pelo en un intento de consolarlo, algo que no le pegaba nada, pero tampoco pegaba ver a la leyenda viva de los Nishikado llorando como un niño.
- ¿Cómo lo sabes? Crees que no recuerdo que casi mueres siendo un niño por culpa de ver lo que ves.
- Yo también lo recuerdo, no he olvidado la frialdad de su contacto contra mi piel, las terroríficas sonrisas que me dirigían mientras me reclamaban como suyo, el aliento helado que parecía meterse en los huesos, pero fue el precio que tuve que pagar por ayudar al tío Akira a entrar a esa mansión, por apropiarnos de la morada de esos fantasmas, lo volvería a pagar si hiciera falta, pero ahora escúchame bien, porque como he dicho no tenemos mucho tiempo, a Ichi no le va a pasar, el alma de Ichi es de un blanco inmaculado, la mía no lo era, la mía estaba llena de odio, aún lo está. Ichi es luz y yo oscuridad, los espíritus buenos le protegerán, no dejaran que la oscuridad le toque estoy seguro, puedo verlos a su alrededor, él estará bien, y además, el regalo que le he dado también lo protegerá.

La conversación termino así, no pudieron hablar más sobre eso, pues Vallari salió con una sonrisa de oreja a oreja a pesar de que en su mirada se veía que no estaba contenta y les dijo como si fuese el presentador de un circo.

- Estar atentos caballeros, pues ante todos ustedes, saldrá el increíble el inigualable Ichigo Iichie con su nuevo look.

Por la puerta asomo una cabecita de cabellos negros que preguntó tímidamente.

- ¿Salgo ya?

La sorpresa de Rui se notaba claramente, si no hubiese sido por la voz, por los gestos habría creído que era otro niño.

- Sí, sal ya así le das las gracias al tío por su regalo.

La última palabra hizo que Rui aguzara la vista y los sentidos, seguro de que debía ser un poderos amuleto o algo así, pero lo que su hijo llevaba en brazos era un carrusel.
- Asias tío Sou- Dijo abrazándole y dándole dos besos.- Me gusta mucho, de verdad.

La mirada de Rui era claramente de estar enfadado, pero no dijo nada.

- ¿Has escuchado la canción que suena?
-¿Suena?- Preguntó maravilladlo con la idea.


Al momento los caballos bailaban al son de una hermosa melodía, mientras el pequeño lo miraba embelesado con una sonrisa.

Poco después cogieron el avión rumbo a Corvinolandia, nunca más volverían Japón, y si Ichi llegaba a hacerlo, seguramente nada sería igual más que él.

Soujiro les había despedido en el aeropuerto, no volvió a su piso si no a la casa en la que habían vivido todo ese tiempo, una pequeña casa japonesa, tan distinta de en la que iban a vivir de ahora en adelante, en toda ella se podía sentir la presencia de la alegría, le gustaba ese sitio, pero también pudo sentir otra presencia.
- Tío Akira, qué haces aquí.
- Vaya, pensé que lo mismo no te dabas cuenta de mi presencia, como estabas tan ocupado abrazando ese peluche maloliente.
- Lo que abrace o deje de abrazar es cosa mía, además si lo vienes a decirme alguna estupidez mejor déjalo, no estoy de humor.
-Esa no es manera de hablarle al nuevo líder.- Respondió sujetándole por el mentón acercando su rostro.
- Vaya no me di cuenta de que el viejo había muerto, ¿cómo fue?- Lo preguntó por pregunta, poco le importaba la muerte de su padre.
- No creo que te importe, pero literalmente se le rompió el corazón cuando le dije que hijo favorito había muerto.- Apenas dejo unos milímetros de separación entre sus rostros.
- La realidad puede resultar muy dura.
- A mi no me puedes mentir- Dijo esas palabras casi en su boca antes de robarle un beso, frio como eran ellos.

No hubo respuesta, dejo que lo tirase al suelo que el despojase de las ropas con gran maestría mientras le reclamaba como suyo.

- Tú me perteneces.- Le susurro al oído antes de morderle el lóbulo.
- Siempre.- esa fue la primera vez que le respondió algo.

Las manos de Soujiro buscaron el rostro de su tío, lo cogieron, separándolo de él con cuidado, como si pudiese verle.

- Quiero ver el mundo que tú ves, quiero verte a ti reinando en él- Igual que has acabado reinando en el mío, pensó para si.
- Si eso es lo que quieres, lo tendrás- Respondió antes de quemarle con el frio hielo, antes de poseerlo pues sabía que siempre seria suyo.
- Soujiro ¿Quieres verme a mí o aquel que es como tú?
-Ambos.- Respondió sin vacilar.

Nada más escuchar aquella respuesta su ira pareció arder, y lanzo un golpe que dio justo al lado de la cabeza de su amante.

-Ya te lo dije una vez, no compartiré ni una parte de ti, y matare a cualquiera que ocupe una parte de ese corazón que me pertenece.
- Akira-sama, aunque lo matases no matarías el sentimiento que tengo, él es la luz en mi oscuridad y tu a pesar de ser tan frio como yo, eres el fuego que me calienta.
- No quiero compartirte.- Dijo abrazándolo fuertemente.
- Eres como un crio, el sentimiento de amor que tengo hacia la luz es el de protegerla para que no la devore la oscuridad, y el que tengo por ti, es el de ser uno contigo. Sólo vosotros ocupáis mi corazón, si es que realmente lo tengo.
- Si es así, no entiendo porque dejas que se lo lleven, yo no puedo vivir sin saber donde estas a cada momento, la simple idea de perderte, hace que me den ganas de matar a todo el mundo para que nadie te separe de mi lado.

Cogiendo el colgante que llevaba al cuello le contesto:
- Igual que yo llevo esto para que tú puedas saber siempre donde estoy, le he dado algo a él, para saber siempre donde esta.- Con una sonrisa que sólo le mostraba a él le preguntó con falsa voz infantil - ¿Ouji-san juegas otra vez conmigo?

lunes, septiembre 19, 2005

Veneno

Hace días que le estoy dando vueltas a lo mismo, siempre los mismo pensamientos, pensamientos de muerte, cuando me pongo a releer viejos recuerdos,me doy cuenta de que nunca termino nada, de que siempre pasa algo, pero esta vez no sera así, podre decir que he acabado algo que empecé, aunque sea doloroso, aunque sea cavar mi propia tumba, lo haré.

No penséis mal, no voy a suicidarme, soy lo suficiente valiente para seguir adelante, y lo suficiente cobarde como para no coger y terminar con todo. Sé que me conocéis lo suficiente como para saber que más de una vez he estado al filo del suicidio, pero no hes mi vida con lo que voy a terminar, cierto es que voy a matar una parte de mi mismo, pero voy a seguir aquí, aunque quizás mi mirada ya no sea la misma, ni yo vuelva a ser el que era después de que consiga lo que me propongo.

El porque os lo cuento a vosotros dos, es algo simple, es porque sois las dos personas a las que he amado, no como amigos, más allá de eso, como se ama a un amante, se que sois muy distintos el uno de la otra, pero no dejáis de ser las únicas personas por las que he tenido estos sentimientos, y las únicas personas a las que he llegado a sentir que les importaba.

Una mi amiga, mi hermana y mi confindete, no se decir cuando me enamore de ti, no puedo explicar en que momento te quise, sólo sé que nunca te lo dije, me lo guarde para mi temiendo perderte, me enamore de ti, no porque fueses bonita, no porque fueses simpática o me hicieses reír, fue por algo muy distinto, fue porque eras sensible, porque llorabas cuando menos me lo esperaba, y seguramente la culpa de tu llanto fuese mi inconsciencia, pero no podía evitarlo, deseaba protegerte y que tú me protegieses a mí, no dige nada de lo que sentía por ti, por puro egoísmo, quería que fueses tú la primera en hacerlo, quería que me lo dijeses para estar seguro de que si lo decía no te perdería, pero nunca lo hiciste, aunque más de una vez me pareció que ibas a hacerlo, y para variar, yo lo estropee con algún comentario estúpido, pues no quería perderte si lo nuestro no llegaba a funcionar. Quizás debimos decírnoslo, y así no habríamos perdido lo bonito de nuestra amistad, que ha quedado relegada a un simple paño de lágrimas que nunca llegan a salir, sólo se escucha mi voz rota contándote mis problemas, y tú me escuchas en silencio, dandome tu opinión, pero sin hacer realmente nada más que ser mi apoyo silencioso en la distancia, una distancia cada vez más grande. aún recuerdo cuando me dijiste que tenias novio y yo me alegre por ti, sabiendo que nunca tu y yo lo seriamos, no me importo mientras pudiésemos seguir siendo amigos, pero nada volvió a ser lo mismo, yo quería libertad y tu me encerrabas en una jaula de oro y al final, todo se perdió.

Uno mi amigo, mi confidente y mi "novio", el porque de las comillas es simple, no creo que pueda llamar noviazgo a lo que tuvimos, a fin de cuentas, sólo fueron palabras en una pantalla, una pantalla en la que ahora veo escritas estas palabras, tampoco puedo decir exactamente cuando me enamore de ti pero un día te metiste en mi cabeza, en mi corazón y ya no te pude sacar, aún ahora, que somos poco o nada sigues ahí, aunque sea en menor grado, aún estas ahí, aún recuerdo tus palabras que me hacían sentir especial, y eso fue lo que me conquisto, tu fuiste el único que me hizo sentir único y especial, que de verdad me hizo creer que alguien podía amarme, pero lo nuestro no funciono, demasiada distancia, demasiados malentendidos, demasiado dolor, todo aquello termino por mi también, por mi egoísmo de no querer seguir sufriendo por no poder tenerte cerca, yo quería un novio que pudiese tocar, un novio al que pudiese besar, pasear por la playa sujeto de su mano mientras la brisa nos despeinaba a ambos, escuchar su risa y pelear con él para hacer las paces al momento, pero no tuve nada de eso, lo que tenia era una pantalla en blanco, un novio que cuando peleábamos se desconectaba huyendo de lo que yo quería decir, y eso nos hacia daño a ambos,por eso te deje, porque no quería sufrir más, ni hacerte más daño a ti, seria mejor así, un ultimo golpe, dolería, pero no tanto como lo nuestro si seguíamos con ello. Aún ahora te amo, pienso en ti sin darme cuenta, me recuerdo que todo acabo, yo lo termine, pero no puedo evitar pensar en llamarte, querer oír tu voz, querer tenerte cerca, y sé que no puede ser, me recuerdo a mi mismo lo que paso, y que si te llamo corro el peligro de traicionar mi decisión y decir que te amo.

Así voy a terminar con todo esto, con este amor posesivo y dependiente que no es más que un veneno que hace daño a quien amo y a mi mismo, para eso, sólo hay una forma o al menos eso me parece a mí, esta noche haré la locura de mi vida, he quedado con un hombre, apenas le conozco, sólo se que no le amo, y él a mi, mucho menos, pero quiere mi cuerpo, esta obsesionado con el, hemos hecho un trato seré suyo las noches que hagan falta, las noches que yo quiera, él deberá poseerme, porque esta es la única forma de acallar los gritos de mi alma pidiendo ser querida, he decido destruirme con mi propio veneno, perderme en noches de placer que no me llenaran por completo pero que crearan la ilusión del amor que deseo. No os pido que me entendáis, sólo que perdonéis el daño os allá hecho o pueda causaros.

Os amo.

domingo, septiembre 18, 2005

¡¡¡El show de Wolf!!!

Capítulo I
Propiedad de Wolf

Viernes noche, en una ciudad que nunca duerme, donde los jóvenes y no tan jóvenes salen a divertirse y a disfrutar de la vida.

En uno de los sitios a los que la gente suele ir, empezaba a trabajar un nuevo camarero, que como todas las personas tenia sus secretos.

La gente esperaba impaciente a que empezase el espectáculo, cuando al fin subió un hombre al escenario, de pelo negro azabache sujeto en una coleta alta, el flequillo cubría sus ojos y aunque lo hubiese apartado, las gafas de sol tampoco habrían permitido que se vieran, una camisa rojo carmesí por fuera y las mangas remangadas, permitiendo ver parte de sus brazos color café, una corbata negra con una calavera de bandera pirata bordada en la punta, unos pantalones negros, pero nadie se fijo en eso, quizás porque no podían apartar la vista de las pistolas que llevaba como si fuese un policía de las películas antiguas.

- Damas y caballeros, para los que no lo sepan, si hay alguna persona demasiado, que demonios, si alguno de los presentes tiene un mínimo de sensibilidad, se le recomienda salir del local- paro un momento y observo que nadie hacia ni el amago de levantarse –han sido avisados, cada uno de ustedes será responsable de si mismo. Con todos ustedes El show de Wolf.

De entre bastidores salio una mujer de largos cabellos rubios, los labios pintados con un carmín rojo fuego del infierno, un vestido de noche negro que dejaba ver lo justo para que la imaginación no tuviese que forzarse, su piel era pálida, sin resultar enfermiza.

Sin saludar al público ni nada dijo:

- Será posible, señora, sí, sí no mire para otro lado que es a usted, me puede explicar que hace con un traje que parece de sevillanas de color rojo pasión con los lunares verde fosforito, no se esconda detrás de la carta, que se la ve perfectamente.

Wolf bajo del escenario y sin dudar se puso al lado de la mujer del vestido cantoso.

- Vamos a ver, ¿cómo se llama el espectáculo?

- El show de Wolf.- respondió a gritos el resto del público

- Exacto, y Wolf soy yo, por lo tanto la única que tiene que llamar la atención soy yo, es mi momento, como el momento “Allbran” pero sin visita al Sr.: Roca, por esta vez se lo voy a pasar, pero como venga otra vez e insista en robarme la atención, le aseguro que la echo. – Se giro y dijo- Tamy la cámara.- la camarera no tardo en pasársela aunque en el proceso rompió unos cuantos vasos- Tamy muchas gracias, como se nota que no te contrataron por tus habilidades.- volvió a dirigirse a la mujer del publico- Sonría este es un momento Polaroid- y sin más la cegó con el flash- Bueno para que vea que me he quedado con su cara, voy a colgar está foto en el tablón y más vale que la situación de hoy no se vuelva a repetir.

Pego la foto en el tablón con una chincheta y volvió a subir a su escenario, con la cabeza bien alta.

Desde el escenario continuo con aquel extraño espectáculo provocando las risas entre el publico, sin dejar de prestar atención al camarero nuevo, pues era su amigo y había comenzado a trabajar allí por su recomendación, cuando vio que uno de los clientes se pasaba con él, sin dudar decidió que se vengaría a su manera, en el momento en que su amigo fue a la barra por las bebidas dijo:

- ¡¡¡Mike!!! Foco a la mesa número 3.

Al momento un foco alumbraba al hombre, pillándole en una situación comprometida.

- Me puede decir que esta haciendo.

El hombre rápidamente saco el dedo de su nariz.

- Yo...

- Nada de “yo” usted se esta sacando los mocos, no niego que casi todo el mundo lo haga, pero es una guarrada, haga el favor de volver a meterse ese asqueroso moco en su nariz. Y ya que estoy os voy a dejar unas cosas claras, habéis visto al nuevo camarero, ese tan mono, se llama Cris.

Al escuchar su nombre, el mencionado no tardo en esconderse agachado detrás de la barra, donde nadie pudiese verlo.

-Cris, puedes venir un momento por favor- dijo la rubia subiendo otra vez al escenario.

Desde su escondite el chico negaba con la cabeza, hasta que su preciado jefe, el hombre que había presentado le ordeno.

-Sube.

-No quiero, me da vergüenza, además me paga por servir copas no por hacer el ridículo.

-Te lo diré de una forma más educada- repitió poniendo más énfasis en la última palabra.- De debajo de la barra saco una recortada la cargo y apuntando a la cabeza del chico- Tú decides, subes o disparo.

Sin necesidad de otro incentivo con el miedo en el cuerpo, y el corazón en un puño, el joven salio de su escondite y se dirigió al escenario sintiendo como todo el publico le miraba, algo inevitable si un foco no deja de alumbrarte.

- Fíjense bien en él, en su pelo naranjita como una zanahoria, en las pecas que tiene sobre la nariz, en esa manera tan graciosa que tiene de ruborizarse por cualquier cosa.- comentaba Wolf desde el escenario alegremente.

-Está me la pagas Wolf, no pienso perdonarte durante el resto de tu vida, porque seguro te mueres antes- pensaba el chico mientras pasaba el mal trago- y que sepas que tu jefe esta loco, dónde me has ido a meter...

Para rematar la situación, su amiga le hizo darse la vuelta, para que el público pudiese ver...

- Han visto que culillo tiene mi niño, pues que os quede bien claro es MI niño.

Los ojos de Wolf vieron el cartel de estropeado que colgaba sobre el baño de hombres, desde a saber cuando y de nuevo bajo del escenario para descolgarlo, le quito un poco el polvo, y con una sonrisa perversa le pidió al jefe

- Mister me deja un rotulador.

Nada mas tenerlo escribió con letras bien grandes “Propiedad de Wolf” y colgó el cartel en el cuello de su amigo.

- Para que no haya lugar a dudas, saber que sólo servirá a las mujeres, los hombres ya tenéis a Tamy, así que darle buenas propinas a mi niño, y como vea que alguna se propasa con él, rodaran cabezas. Y ni se os pase por la cabeza pervertirlo que para eso ya estoy yo.

Desde aquel momento Cris supo que no tendría escapatoria, no sólo trabajaban juntos sino que compartían el piso.