martes, enero 30, 2007

Kondou Katsura

Recuerdos en el aire

Las palabras de su padre resonaban en su cabeza desgarrándolo por dentro, el dolor que sentía por la traición, por saber que había perdido a la mujer a la que amaba, le quemaba, hasta el punto, que sentía que las lágrimas que luchaban por salir eran de fuego, pero no las dejo brotar, ya había derramado suficientes.

Su padre le había dado una orden clara, no acercarse a la casa de los Noade, si faltaba a ella, por muy heredero que fuese, sería deshonrado, acusado de alta traición al clan y si tenía suerte simplemente desterrado hasta la eternidad, se rió al escucharlo, una risa amarga como sus sentimientos en aquel momento; sabía que antes de eso lo matarían, su propio padre le había arrebatado el ninjato, no se lo devolvería hasta que tuviese claras las cosas y pensase correctamente, es decir pensase como pensaba su padre. Cierto era que podía haber llamado a su ninjato, pero eso sólo empeoraría la situación. Que irónico resultaba todo, el único traicionado había sido él, pero ya no se podía cambiar, sólo quedaba esperar el momento apropiado…

Con todo aquello sólo pudo subirse a su moto y simplemente perderse en la velocidad y las carreras contra un rival invisible que ahora tenía un rostro y un nombre en su mente. Los coches tocaban el claxon cuando se acercaba de frente a ellos peligrosamente, pero aunque él no sentía nada, el resto de personas temían por su vida y le gritaban “Loco. ¿Quieres morir?”, palabras que no le llegaban, perdido en sus pensamientos y en la distancia.

Cuánto tiempo estuvo haciendo eso, es difícil de decir, pero por primera vez, su corazón dio un vuelco al encontrarse frente a un antiguo templo ya olvidado, un templo que traía recuerdos pasados.

Bajo de la moto con paso firme, sus ojos fijos en la tenue luz que veía en el interior del templo, era imposible que ahí viviese alguien, porque todos murieron, él se encargo de ello o acaso habían vuelto los fantasmas del pasado.

Sus pasos resonaban en el viejo suelo, como no hicieron la primera vez que entró, pero ahora ni siquiera se molestaba en ocultar su presencia. Según el olor a incienso le llegaba, regresaban los recuerdos de aquella noche, su primera misión, sus primeras muertes.

Por aquel entonces aún era un estudiante de instituto, y nada más regresar de este, su padre mando llamarlo, al entrar al despacho, dejó de ser un simple estudiante, para ser un ninja y tras rendir las pleitesías pertinentes, le fue encomendada su primera misión.


“Antes de que la luna se muestre, el clan de visionarios debe desaparecer, la
traición no es perdonada, la muerte antes que el deshonor, que tu mano traiga la
justicia, los dioses están de nuestra parte.”

Que claras resultaron entonces las palabras de su padre, mientras le tendía un sobre con toda la información necesaria, que claro el castigo concedido. Él y unos cuantos hombres se colaron en aquel templo, sólo quedaban ancianos. Apagaron la llama de sus vidas de forma rápida, y cuando creían que no quedaba nadie, marcharon en una retirada tan silenciosa como cuando llegaron. Pero él sintió una corazonada que le hizo regresar sobre sus pasos. Los cuerpos sin vida permanecían en el suelo con expresiones de sorpresa dibujadas en sus rostros marchitos, prueba de que no se esperaban lo sucedido, pero en uno de los pasillos vio un rastro de sangre, como él de alguien arrastrándose y dejándola tras de si, lo siguió para encontrarse con un probé anciano moribundo intentando abrir una puerta corredera, le ahorro el esfuerzo de un único corte termino su sufrimiento y después abrió aquella puerta movido por la curiosidad, habían matado a todos los monjes, qué podía haber tan importante ahí.

Sus ojos se abrieron un poco más, el suelo estaba cubierto por dibujos infantiles y frente a él su profesora del instituto acunaba a una niña que no llegaría los 10 años mientras le cantaba suavemente una nana. ¿Cómo podía habérseles pasado a sus hombres?

- Estábamos escondidas en el armario, hemos salido ahora que el silencio mortal y el olor a sangre lo llena todo, Kondou.- respondió la mujer como si supiese que pensaba.

Guardó la compostura y se trago la exclamación que iba a soltar, al ser reconocido incluso con su rostro cubierto, y sobretodo al encontrar frente a él a esa mujer.

- Sensei ¿qué hace aquí? – preguntó intentando entender aquella extraña situación mientras veía a una mujer que siempre le pareció fuerte, como si fuese una muñeca de porcelana, frágil y rompible, y aquella extraña niña vestida con kimono y con una venda sobe sus ojos.
- Hoshimi Yuu, quizás lo olvidaste porque siempre os he pedido que me llaméis Yuu, pero soy una Hoshimi, aunque nunca tuve el poder de videncia de estos, lo único que he sabido adivinar en mi vida, es como voy a morir. – hablaba lentamente y con calma, como cuando lo hacía en clase, y en ningún momento apartó su mirada de la de él mientras sus dedos acariciaban con suavidad el negro cabello de la niña.

Kondou se sintió aludido, acaso siempre había sabido que la mataría él, y si era así cómo podía haberle tratado todo aquel tiempo con amabilidad, además el nunca había pensando que tendría que matar a una niña, si aún no había vivido nada.

- Katsura nii chan - habló la niña con una suave voz – por favor dile a la abuela que no podré ir a jugar más con ella.

Kondou la miró un momento, observó la habitación con los dibujos por el suelo, no había ni un sólo muñeco en ella, la única prueba de que ahí había una niña eran esos dibujos, y sin saber porque les dijo:

- Si os marcháis, lejos, muy lejos, renunciáis a vuestro nombre, podréis seguir viviendo.

Su profesora hizo una reverencia ante él y saco una mochila del armario.

- Nos espera un taxi fuera, nos iremos en barco a China, gracias por todo. No olvides nunca quien eres. – Le dijo saliendo de ahí como si ya supiese que iba a pasar aquello.

De nuevo Kondou abrió la puerta corredera, viendo los viejos dibujos infantiles por el suelo y aún hombre sentado mirándolos, este no se sorprendió de su presencia y simplemente le saludo con una leve inclinación de cabeza.

- Hay una carta para ti en el armario. – habló sin mirarlo.
- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? – preguntó desafiante.
- Hoshimi Makoto, yo traje deshonor a mi familia, por ello los Katsura nos eliminaron, he venido a devolver el honor que robe, y con ello dejar un buen sitio a mi hija. – dijo tranquilamente.
- Creía que había muerto. – respondió reconociendo el nombre del hombre.
- Muerto en vida.- explicó - Hoy mi hija regresa a recuperar lo que le pertenece, he esperado este día hace mucho, tú perdonaste su vida y la de mi amada, hace tiempo. Sin saber que con eso la condenabas a ser una flor y mi niña se convirtió en una flor artificial, ahora yo cumpliré mi deber como padre.

Tras sus palabras se levantó y abrió el mismo armario donde había una carta para Kondou junto a un juego de espadas, cogió la más corta y poniéndose de rodillas se preparó para recuperar el honor como en las antiguas tradiciones, Kondou quedó estupefacto un instante, tras eso decidió respetar la decisión del hombre y cuando este clavo el filo en su estomago, cogió la katana y con un movimiento rápido rebanó la cabeza de esté, viéndola rodar por el suelo con una expresión de paz dibujada.

Tomo la carta, el papel estaba amarillento y al abrirla supo que estaba esperándole desde el primer día que estuvo ahí. Con una caligrafía infantil unas palabras sólo para él, una predicción cierta.


“Cuando la traición rompa tu corazón, las lágrimas alimentaran la oscuridad y tu
serás una con ella.” H.S

Sintió en ese momento que el olor a sangre le inundaba, y que la luz de la habitación se apagaba, todo era oscuridad entonces, una oscuridad opresora que le devoraba y tiraba de él como si quisiera llevarlo al mismo infierno, y las palabras resonaban susurrantes en sus oídos como caricias de amante, y entonces su mano se estiró como hiendo a coger algo y sintió la empuñadura en su mano y supo que era su ninjato, lo desenvaino y el negro filo alumbro esa oscuridad de forma fantasmagórica.

“No temas a la oscuridad, acéptala y únete a ella” escuchó con la misma voz que antes, y al cerrar los ojos dejando de buscar la luz y una salida y relajar sus sentidos, supo que la oscuridad no podía dañarle.

Al recuperar la visión del mundo real dio órdenes de hacer desaparecer el cuerpo a la nada o mejor dicho a los hombres de su padre que le observaban y no lograban entender nada, volvió a su moto y mientras regresaba a casa recordó.

Tras el trabajo del templo, sabiendo que ese día no tendría tutoría, busco a la abuela que le pidió la niña, camino por las calles cercanas al templo hasta que la vio, una mujer mayor sentada en una mecedora terminaba un jersey.

- Disculpe señora, es usted la abuela de la niña de los Hoshimi. – pregunto mirándola hacía abajo.

La mujer paro de moverse y dejo un momento de tejer, para responderle.

- Le estoy haciendo un jersey a mi nieta, es del color de sus ojos. –sonrio afablemente y al ver la lana morada Kondou creyó que la mujer estaba enferma – es muy especial, ayer vino y me abrazo, me dijo que iba a ir a China, pero que volvería con el tiempo, me pidió perdón por no poder estar conmigo – la mujer iba derramando lagrimas pero había vuelto a su tarea, Kondou no sabía que hacer – Es una niña muy buena, pero tiene un camino marcado por la oscuridad – se limpio con un pañuelo que saco de una de sus mangas – Me dijo que un buen mozo vendría a decirme que no vendría más.
- Pero…- comenzó a decir, ya eran demasiadas cosas sabidas sin que él dijese nada igual que en la noche pasada.
- Hay cosas que es mejor no saber. – interrumpió la mujer sin dejarle hablar - Espera un poco, terminare el jersey y podrás guardarlo hasta que la veas, a cambio te daré un regalo.
- No hace falta, muchas gracias señora.
- Calla y escucha a está vieja. – dijo antes de cortar la lana y empezar a unir las piezas. – Las palabras tienen fuerte significado, pero pocos son los que las respetan ahora, vengo de una época honorable y se muchas cosas, esta es la palabra que te regalo “Compasión: cuando te colocas en el pellejo del otro y sientes su dolor”. Es una gran palabra que no mata, no hiere y no tortura, porque no puedes desvirtuarla, porque con ella te acercas al otro y sabes el daño que causas o al menos imaginas una parte. Recuérdala siempre, te hará más honorable y cuando lo hagas piensa en la abuela Jin. – tras eso le entregó el jersey doblado.
- Muchas gracias abuela Jin.

Se rió al recordar aquel incidente, porque todas esas personas tenían nombres tan especiales, cómo no darse cuenta antes.


[Los nombres están sacados del Bushidō, y lo de la palabra viene del libro “Historia del Rey transparente” de Rosa Montero, en definitiva, no soy nada original…
Kondou Katsura es un personaje de FJ, le dije que escribiría un fic para cada uno de los protagonistas el otro fue “El canto de una flor artificial”]

jueves, enero 25, 2007

Garabatos a photochof

Gracias Magnus por traducirme eso, espero que te guste el dibujo acabado, pro si decirlo, creo que aún puede hacérsele más, el problema, es que no sé que más hacer, no controlo ese programa, pero buee…

Este que os pongo primero,son todos bruses del photo, pero me gusto el resultado final y lo pase bien haciendolo, que era la idea en un momento de aburrimiento.

Magia
Shinta Hoshimi, es la chica que canta para Peng Miade en el fanfic que escribi, y esta dedicado a Magnus como dije más arriba porque le encanto desde el primer paso que hice, y anda que no es cutre el dibujito, pero es mio y me gusta.

Shinta Hoshimi

What type of Fae are you?

Encontre este test, de casualidad, no tengo claro lo que pone en la imagen, por eso de que no sé ingles, pero no puedo evitar preguntarme si realmente me parezco o no...
Di si puedes, dimelo tu, por fi.



What type of Fae are you?

Nyneve

Me estoy leyendo “Historia del Rey transparente”, me está gustando y llama mi atención uno de los personajes que se llama Nyneve, dice ser la misma Nyneve de Merlín, pero que la historia de Merlín no es como la conocemos… en fin, me gusto el nombre y quise saber que significaba, el resultado fue que encontré una canción de Wurdalak, un grupo de heavy que no conocía de nada, igual me baje la canción por curiosidad, me gusto y busque la letra para ponerla, pero no la encontré, por eso la he pasado yo, pero si encontré un video de ellos sonrisa.

Nyneve
Mi anciano pecho
Ha vuelto a palpitar
Como el de un niño
Cegado por el mar
Me has hechizado
Sin magia ni saber
Se mi destino
Y no lo evitare
Se muy bien
Codicias mi saber
Pongo en tus manos
Mi magia y poder
Puedo ver
Pensamientos oscuros
Sabes que
Que conozco el futuro
Moriré
Esperando que vuelvas a mí
Nyneve

Sabes bien
Deseo complacer
Pongo en tus manos
Mi magia y poder
Puedo ver
Pensamientos oscuros
Sabes que
Que conozco el futuro
Moriré
Esperando que vuelvas a mí

Pasaje de oro
Creado para vos
Un sortilegio
Cegado por mi amor
Ahora me encierras
Hasta que muera el sol
Es mi destino
Marcado por mi don
Puedo ver
Pensamientos oscuros
Sabes que
Que conozco el futuro
Moriré
Esperando que vuelvas a mí

Nyneve
Nyneve
Nyneve

martes, enero 16, 2007

Secretos

Entre susurros te regalo secretos
Que tú desvelas a los profanos
Que tristeza me trae
Saber que no valoras
Los tesoros entregados

Sello entonces mis labios
No hay tesoros para ti
Los secretos han sido guardados

Me traiciono,
A mí
A mis tesoros
Sin darme cuenta
De nuevo te son revelados
De una forma tan natural
Que ni notas lo que hay.

martes, enero 09, 2007

Nínfula

Hoy FJ me ha recordado esta historia, es cortita y se la escribí de regalo para cuando se fue a Sudáfrica, este año lo mismo se va con tiburones, la gente viene y se va, cambia cuando el tiempo pasa, pero las historias se mantienen iguales, sólo cambia la forma en que las vemos…


Nínfula

Soy un hada niñera, mi trabajo consiste en cuidar de los niños mágicos y contarles a modo de cuento lo que hacen a las brujas de buen corazón, en concreto, soy el hada niñera de Naivete Onisawa, mi deber era cuidarla y luego contarle todo a su madre Kira, pero cuando se decidió que estudiaría en Salem, tuvimos una discusión y el lado perverso de Kira salió a la luz, me prohibió contarle nada a Naivete sobre lo que ella era realmente, pues considero que debía descubrirlo sola, ahora me encuentro en el papel de una simple observadora, no puedo interceder aunque lo desee, por culpa de la magia del nombre, Kira dijo mi nombre completo cuando me pidió que fuese así, y un hada queda a obligada a ello cundo una bruja se toma el trabajo de aprenderse su nombre completo, en mi caso es Unsecretoguardoparatienlomasprofundodemicorazon, para abreviar me llaman Secret.

Por ello ahora me hallo escribiendo este diario, aquí quedara plasmada la historia de como vi sin poder hacer nada, a mi dulce niña siendo convertida en nínfula.

Muchas personas desconocen la existencia de las nínfulas y estas se dividen en dos grupos, las perversas que conocen lo que son y saben como torturarte, y las peores de todas; las que en su inocencia no saben que lo son, las culpan de la locura que traen a algunos hombres, cuando son ellos las que las han convertido en nínfulas, pues únicamente lo son a sus ojos, siendo algo torturador en los dos casos. Mi pequeña brujita es de estas últimas, por lo menos por ahora y mientras yo pueda hacer que así sea…

Estaba sentada en una rama observándola dormir entre las flores, últimamente lo hacía mucho, creo que porque era lo que más le recordaba al hogar que tanto añoraba, desde donde estaba también podía ver a la loca de la cabra comiéndose las flores, mirando el lado bueno, así los jardineros no se quedarían sin trabajo.

Mis antenas comenzaron a temblar, como si sintiesen el peligro que se avecinaban ala vez que una sombra cubría el lugar donde descansaba mi pequeña, vi al dueño de esta abalanzarse sobre ella y darle suavemente en el hombro para despertarla antes de acariciarle con cariño la mejilla, se despertó lentamente mirando fijamente al hombre que aun mantenía su mano en la mejilla de ella, y ese brillo soñador apareció en sus ojos, ese que sólo diriges a una persona, y supe que mi niña estaba creciendo y ese era su primer amor, me dio pena pues en aquel momento lo creí imposible, él ya era un hombre y ella aun era niña, mi niña.

- No deberías dormir aquí.- escuche decir al hombre - Cojeras frió.

Ella sólo lo miró con sus grandes ojos, una mirada triste y llena de amor que me conmovió y me dio ganas de poder estar a su lado y darle sabios consejos, pero no era posible…

- No estés triste, que te queda mejor una sonrisa.- la despeinó y yo agradecí que fuese tan atentó, como no hacerlo si aún no le había visto hacer lo que hizo.

Una sonrisa que no le había visto antes, una de esas que sólo muestra a la persona que amas iluminó su rostro y levantándose de un saltó cogió de las manos al hombre.

- Vale, pero a cambio iremos a comer helado ¿sí o sí?- le pidió con una mirada que hacía juego con su sonrisa.

Marcharon al pueblo y yo les seguí haciéndome hada de viento para no ser vista, les vi reír y bromear, incluso vi como Djali se metía a nadar en la fuente de la plaza y como Naivete le gritaba que saliera entre las risas del hombre que le acarició la cabeza y la sonrió, en ese momento me pareció ver algo distinto en los ojos de él, pero no supe el que.

Se sentaron el uno enfrente del otro a comer sus helados, el de ella era de vainilla y él uno de pistacho, la diferencia también estaba en el del hombre iba en una especie de vaso de cartón y el de mi niña estaba sobre galleta o algo parecido.

Mis antenas volvieron a vibrar indicándome peligro, pero yo no era capaz de verlo, tarde algo en entender, lo peligroso que podía ser aquel hombre.

El ya había terminado su helado, pero ella aún lamía el suyo, pude ver la mirada de aquel hombre fija en la boca de ella, viendo como su lengua recorría la bola de helado antes de volver a esconderla dentro de su boca.

- ¿Quieres probarlo? – le ofreció mi niña inocentemente subiéndose un poco a la silla para acercárselo.

Le vi dudar un momento sus ojos iban de los labios de ella al helado y al final tomo un poco de helado, para volver a deleitarse en ver las lamidas que ella le daba recogiendo son su lengua lo que se iba derritiendo, y lo vi sonreír y sus ojos brillar de deseo cuando parte del helado la mancho la mano y en lugar de limpiarse con una servilleta lamerla como haría un animal y sonreírle después con la cara colorada por su falta de modales.

- No pasa nada.- le dijo acariciándole la mejilla otra vez y pasado los dedos por sus labios.
- Gracias.- sonrió y aún con los restos de helado en una mano le dio un beso en la mejilla.

Les vi pasear y me relaje, porque por un momento él volvía a ver a una niña o eso pensé, porque entonces ella saco un caramelo de su bolsillo y yo quise gritarle que lo guardase, mis antenas no dejaban de decirme el peligro que había y los ojos del hombre brillaban aún más.

Los labios de ella se tiñeron de rosa por el caramelo, haciéndolos más apetecibles a la vista, podía oler el deseo en aquel hombre, podía verlo en sus ojos y casi rompo mi palabra para llevarme la de ahí, para gritar a los cuatro vientos el hechizo que traería ante ella al padre que buscaba, pero no, no lo hice porque ella era feliz y no quería robarle eso, no podía, era mi niña y prefería verla sonriendo que llorando entre flores.

No pude escuchar lo que decía, me estaba mareando además si no hubiese sido por Djali habría acabado en el suelo, pero esa cabra loca me dejo descansar en su lomo, no recuerdo cuantos días había pasado viajando para llegar a donde estaba Salem, porque aparte de prohibirme intervenir había sido encerrada en un tarro para asegurarse de que no faltaba a mi palabra. Por eso cuando volví a mirar vi que era Naivete la que daba un beso en los labios de aquel hombre, con sus ojitos cerrados le dio un beso sabor a caramelo y helado de vainilla. El hombre parecía sorprendido pero no tardo en corresponderla sujetándola de la cintura, para después separarse y mirarse en silencio.

- Profesor…- la escuche murmurar.
- Shh…-le sello los labios con un dedo- aquí sólo Rowan.

Pude leer amor en los ojos de ella, y en los de él una mezcla de ese bello sentimiento y deseo, pero ójala gane el amor, pues si no mi niña sufrirá y nínfula será…

miércoles, enero 03, 2007

Peng Miade

Está historia la escribí para FJ, el personaje de Peng Miade es de una historia suya.

La canción de la flor artificial.


Todo empezó en uno de los suburbios de china, y todo termino ahí.

El clan Miade había sido llamado por la familia principal del “Hung Moon”, y les fue encomendada una misión, una venganza para aquellos que atentaban contra ellos. Les habló de ella, debían ir a los suburbios de la ciudad, ahí se había abierto un nuevo lugar de encuentro para ricos, un sitio donde podían dar rienda suelta a sus perversiones sin que nadie se lo tuviese en cuenta, lejos de ley alguna, o eso creían ellos…

En la memoria de la gente aún queda esa noche silenciosa, sólo rota por el sonido de la música y de los cuerpos al caer sobre el suelo bañado en su propia sangre.

Las pisadas del joven sonaban silenciosamente a cada paso que se acercaba al lugar indicado, sus ojos observaron la guardia que vigilaba la entrada de un lugar que se convertiría en una tumba para todo el que estuviese dentro. Los hombres le miraron sorprendidos al ver que llevaba una katana a la espalda, se prepararon para dispararle, pero antes si quiera de que amartillasen sus revólveres, cayeron muertos por dos cuchillos arrojadizos, que fueron arrancados sin ningún sentimiento de sus cuerpos dejando brotar la sangre de ellos. No sé molesto ni en mover los cadáveres, así dejaba claro a los que fuesen a entrar lo que les esperaba dentro si tenían el valor de hacerlo.

Nada más entrar, la música de su “ipod” se mezclo con los sonidos estridentes a todo volumen de lo que ellos llamaban música, y las los focos iban alumbrándolo todo con sus colores chillones al ritmo de ella. Al principio apartaba a la gente con movimientos rápidos y fuertes que los tiraban al suelo dejándole paso, hasta llegar al centro de la pista.

Las luces le cegaron un momento, alguien choco con él haciendo caer “ipod”, y al buscar con la mirada, sus ojos encontraron algo para lo que no había estado preparado, encima de un pequeño escenario, esperaban un grupo de jóvenes, algunas debían tener su edad y otras debían ser más jóvenes, todas tenían la mirada de animales atrapados, vestían con un camisón blanco, e iban encadenadas de pies y manos; varios hombres las custodiaban y al verlo, saltaron a atacarle, desenvaino la espada, la hoja era negra y su brillo bajo las luces hizo temblar los corazones de cuantos la vieron.

La gente gritaba, corriendo despavorida de un lado a otro intentando huir de un destino inevitable, mientras cuerpos caían inertes al suelo, algunos sobres personas todavía vivas, a pesar de que el dueño de todo aquello había dado ordenes de de pagar lo que fuese necesario a los “Hung Moon”, cuando supo de donde había salido aquel asesino sin miramientos, no importo; Miade no parecía él, sus movimientos iban completamente unidos a los de la música, la katana era una extensión de su propio cuerpo, sus ojos no diferenciaban entre la gente, todos debían morir, las mujeres que vio encadenadas habían salido corriendo en cuanto tuvieron oportunidad, pero la masa las había empujado hasta él, y cayeron ante la hoja de su espada, ninguna gritó, vieron en ella la salvación, la muerte era mejor que el destino que les habría esperado, y sus cabezas decapitadas cayeron al suelo con una sonrisa en los labios, Peng piso una de ellas cuando avanzo hasta otra de sus presas con una sonrisa sádica en el rostro.
Uno de los guardias que quedaba llego hasta donde estaba, el joven Miaede, reconoció el cuerpo desangrándose de su jefe, pero no le importó, en cambio si vertió una lágrima por las jóvenes que había ayudado a mantener cautivas, y al ver al asesino moverse al ritmo de la música y eliminar a todo cuanto se moviese a su alcance, como si valiesen menos que la basura, se dio cuenta de lo que pasaba. A duras penas logro subir al escenario, donde permanecía de pie, escuchando todo cuanto pasaba, una niña, no veía nada de aquello, pero si lo escuchaba, sin embargo no se inmutó, el hombre saltó sobre ella apartándola de una ráfaga de balas que había disparado alguien contra Peng. Costosamente se levantó tenía heridas en la cara y en un brazo pero comprobó que la niña estaba intacta, busco un lugar para esconderse esconderse, pero no había donde.

En aquel mismo escenario, había varios instrumentos, se acerco a una de las guitarras y la tomo entre sus manso, no sabía si funcionaria lo que pensaba, pero no se le ocurría nada más. Las cuerdas de la guitarra se mancharon con su sangre, mientras el le robaba unas notas que no lograron hacerse oír sobre los gritos de los pocos que quedaban vivos, los ruidos de pelea y la estridente música que aún sonaba. Pero hubo alguien que si la escucho, no la persona que él esperaba, y no con el efecto que deseaba, pero si con uno mágico.

La voz de la niña se escuchó por encima de todo, bañando la sala con ella, liberando al joven del influjo de aquella música infernal, los ojos de este se fijaron apenas unos segundos en la pequeña figura vestida de blanco que cantaba sobre el escenario, pudo ver las manchas de sangre que la cubrían, sus pies caminaron inconscientemente hasta ella, pero no llegaron muy lejos, porque de nuevo fue atacado por los pocos hombres que todavía quedaron, decidió terminar con todo aquello, había que terminar el trabajo.

Pudo ver pasar a un hombre corriendo con la niña en brazos, escuchó como la canción se alejaba de él, una canción que se grabaría para siempre en su memoria, era cruelmente hermosa.

Tras ese trabajo, la familia Miade se convirtió en una de las más temidas, y aunque Peng busco información sobre el dueño de aquella terrible canción que le había devuelto la cordura, solo descubrió, que eran flores artificiales, jóvenes sin familia o con ellas, que eran convertidas en flores para quien se las pudiera permitir, nunca más sabría de ella, pero en su “ipod” por casualidades del destino había quedado grabado toda aquella noche, gritos, dolor, muerte, el sonido de la sangre goteando, y aquella terrible canción.