lunes, agosto 15, 2005

Caer

Los humanos pueden ser verdaderamente crueles, eso fue lo primero que descubrió al nacer, una camada de 5 gatos, que no tardaron en ser metidos en un saco para ser tirados por un barranco, la mujer dijo que habían muerto de barranquitis a su hija, que era una enfermedad incurable, pero uno de ellos sobrevivio, a duras penas, no veía ni se podía mover bien, aún así luchaba por salir de aquel saco, luchaba con todas sus fuerzas, logro salir agrandando un pequeño agujero empujando con su cabeza y patas, pero de que le servía, ya no le quedaban fuerzas, no veía ni sabia nada de aquel mundo, por ahora lo que le había tocado, no le gustaba.

Descendió de los cielos para cumplir su nueva misión, entonces lo vio, tan pequeño, tan blanco, tan indefenso,arrastrándose costosamente entre las piedras, lo cogió entre sus brazos.

- Eres un gatito muy fuerte. - Se imaginaba lo que había pasado, podía ver el saco a unos centímetros y como salían las patas rígidas de los que habrían sido sus hermanos. - Yo te cuidare.
Durante el tiempo que estuvo en el mundo de los humanos, cuido de aquel gatito, le dio de comer con un cuenta gotas, hizo todo cuanto estaba en sus manos para que viviese.

Un día tuvo que irse más tiempo del normal, su misión estaba lejos, estallo una tormenta, y en su mente aparecía la imagen del gato llorando, corrió desde el lugar en el que estaba para encontrar que la ventana del cuarto en el que le había dejado se había roto, lo cogió entre sus brazos y le rogó que no muriese, rogó a su señor que salvase a aquella criatura que aún no había tenido tiempo de hacer nada, por un momento creyó que habían cumplido su deseo se vio reflejado en los ojos del gato, pero acto seguido este comienzo a toser, escupió sangre y murió. Lo abrazo fuertemente, dejando que las lágrimas recorriesen su rostro y cuando su superior se presentó y lo vio le dijo:

- ¿Por qué no lo ha salvado nuestro padre?
- Para que perder el tiempo con un simple gato, olvidalo y vámonos tenemos otra misión que cumplir.

En su mente resonaban las palabras, no era un simple gato, no era simple, era su amigo, era importante para él, si su señor no había podido entender eso, no había querido salvarlo, él ya no le seguiría más, ya no cumpliría sus deseos, porque por una vez había pedido algo y le había dado la espalda, ahora sería él quien le diese la espalda.

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