
- Parece que volveremos a empatar. - habló uno de ellos, su voz era fuerte, firme, segura y de notaba que era un hombre.
- Es inevitable, soy el reflejo exacto de tu ser. – respondió una voz de mujer, con cierto tono divertido.
- Por eso desde que puedo recordar nuestros combates no importa cuando sean, ninguno puede ver al otro.
- Así es más emocionante
Mientras intercambiaban palabras, ambos se movían sigilosamente, buscando a su presa, acechándola, para así conseguir el puesto vencedor. La hoja de las espadas corto el aire para quedar en el cuello del enemigo, el brillo de su filo ilumino el rostro de los luchadores, en ellos había dibujada una sonrisa cínica, no se veía más de sus caras, una venda oscura tapaba los ojos y parte de la nariz.
- Otro empate . – dijeron a la vez.
Tras eso volvieron a apartarse, se hicieron un saludo que no podían ver, pero escucharon el sonido de sus movimientos, como su fuesen palabras.
- cuando nos volvamos a encontrar. – empezó él.
- Te ganare. – termino ella con una sonrisa.
Tras esas palabras, las espadas se envainaron, y ambos se dieron la espalda, no volverían a verse hasta muchas lunas después, el momento de dejar de ser iguales había empezado, la única cosa que tenían que hacer para poder salir de los dominios de los dioses, era mantener siempre la venda sobre sus ojos, y que nadie descubriese su procedencia.
Caminos diferentes, un mismo destino, un mismo motivo, un único deseo.
1 comentario:
Ahora me deja, sólo ficho para que veas que te he leido. No esta mal.
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