viernes, septiembre 01, 2006

Halcon dorado

El principio

No sé muy bien la fecha actual, ni en que día me encuentro, para mí, es el primer día de mi libertad, por eso escribo estas hojas, por si algún día olvidase está sensación, es como si ahora pudiese ver un cielo que siempre estuvo ahí pero se me negó
.El rey ha salido hoy, ha bajado por esa extraña puerta que sólo se abre para él y ha ido a encontrarse con los más altos cargos de la Sociedad de almas, mientras él hacía eso, mi deber era entrenar, quisiera haber podido entrenar con los futuros shinigamis. Los he visto hoy por primera vez, su entrenamiento están distinto del mío, mientras lo hacen puedo escuchar sus risas, algo que sólo he escuchado a las damas de la corte, pero jamás en un entrenamiento; para mi entrenar a ha sido siempre mi deber.
¿Por qué?
Simple, soy el heredero del trono, la corona me pertenecerá algún día y con ella muchas responsabilidades, como el rey, mi padre, se empeña en recordarme. Despertar al alba y entrenar, he de ser él mejor, he de ser digno, he de poder controlarlos a “ellos”.
Siempre he pensado que para poder hacer todo lo que se espera de mi, he de conocer la sociedad sobre la que debo mandar, pero no me estaba permitido salir de los dominios de palacio, “ellos” tienen orden de atacarme, herirme, incluso matarme si lo intentaba.
Hoy he escapado, he salido de ese hermoso palacio al ver que la puerta seguía abierta a pesar de que el rey había salido, la he observado unos instantes, pero después he vuelto a entrenar, mi sensei es uno de “ellos” es un hombre mayor sabio y que pretende que salte sobre las rocas del lago para llegar al otro lado con los ojos vendados y que no me habrá la cabeza, puedo decir que hoy lo he logrado por primera vez en mi vida, y cuando he retirado la venda, he vuelto a ver la puerta abierta ante mi.
Me dieron 5 minutos de descanso, si no lo hubiesen hecho, probablemente la tentación habría sido menor y seguiría ahí.
Mientras sensei preparaba todo para mi nuevo nivel de entrenamiento, aunque en realidad, en el pasado tenía otro nombre, un nombre que podía hacerlo pasar por algo inocente…
Empece a correr sin pensar, iba tan rápido que apenas sentía la tierra bajo mis pies, creía que volaba… pero dos de “ellos” aparecieron ante mi, intentando parar mi huida, uno intento cogerme del brazo, pero me aparte agachándome, en ese periodo de tiempo escaso, pensé, “ellos”, siempre “ellos” aun en el palacio parecía que únicamente se me permitiese estar con “ellos”…
“Ellos”, son la guardia del rey, los veras si ellos te lo permiten, su presencia puede resultar asfixiante, incluso paralizante, como tener el filo de una espada en el cuello y sentir una pared en la espalda, pero también puedes simplemente no sentir nada de eso y estar a su lado, muchos se sienten orgullos de poder estar cerca de ellos, porque son héroes, los mejores guerreros que hayan existido a lo largo de las épocas, elegidos directamente para proteger al rey, señalados como los elegidos, no pasaron por la “sociedad de almas” llegaron al palacio celestial directamente.
Aprovechando que estaba en desventaja por estar agachado y con las manos pegadas al pecho, uno de “ellos” me lanzo una patada baja, dispuesto a derribarme, eran rápidos, pero después de tanto tiempo podía notarlos, y verlos aunque ellos no lo quisieran, me tire del todo al suelo y rodé esquivándolo, en ese momento una flecha clavo la manga de mi kimono al suelo, me molesto bastante, es uno de mis favoritos, pero no importo, debía de llegar a la puerta. Arranque la flecha y salí corriendo de nuevo, esquivando a la guardia, para encontrarme de frente con mi sensei, su mirada me lo decía todo, ya no éramos maestro y alumno, sólo rivales…
El brillo de su espada casi me ciega con el reflejo de los rayos en su filo, por suerte puedo esquivarla a tiempo saltando hacia atrás, pero de mi pecho cae sangre, podría haber sido peor, me dije, y me preparo para combatir.
Mi espada apareció a mi voluntad en mis manos, es pura energía, como un rayo de luz que se materializa en mis manos, y en el que deje mi fuerza para lograr la libertad.
He escapado y ahora simplemente observo Edmundo desde un tejado, pero esto es solo el principio, este mundo tiene 80 partes que he de ver.

1 comentario:

Di dijo...

errr.. lo de Edmundo el una errata..no está mal.. sito